YOGUIN

El origen del fuego
El fuego es uno de los experimentos más importantes en la historia y se sabe que hace ochocientos mil años el hombre no sólo conocía el fuego sino que también tenía la capacidad de moverlo de un lado a otro, es decir, podía transportarlo.


Según investigaciones y restos arqueológicos encontrados nos indican que la especie humana homo erectus conocía el fuego desde hace 1.600.000 años.


Las evidencias confirman que se hizo de manera intencionada y se sabe que el primer método fue el frotamiento de un palo con madera seca.


También dicen que gracias a un rayo que cayó en un árbol el hombre se dio cuenta de la existencia del fuego.


Se podría conseguirlo mediante erupciones volcánicas o rayos en los días que llovía y tenían que ser precisos en el tiempo que el volcán estaba en erupción o iban a tener una lluvia.


Otro método era producirlo al golpear dos piedras.


En la antigüedad clásica el fuego fue uno de los cuatro elementos clásicos, junto con el agua, el aire y la tierra. Los cuatro elementos representaban las cuatro formas conocidas de la materia y eran utilizados para explicar diferentes comportamientos de la naturaleza.


El culto del fuego siguió al que se tributaba al Sol y casi todos los pueblos lo adoraron como el más noble de los elementos y como una viva imagen del astro del día. Los caldeos lo tenían por una deidad suprema.


Sin embargo, en Persia es donde se extendió su culto casi exclusivamente. Se encontraban por todas partes cercados cerrados con muros y sin techo, dentro los cuales, se encendía asiduamente el fuego en donde el pueblo devoto venía a ciertas horas para rogarle.


 Los grandes señores arrojaban en él esencias preciosas y flores odoríferas, privilegio que miraban como uno de los mejores derechos de la nobleza.


Cuando un rey de Persia estaba agonizando, se apagaba el fuego en las principales ciudades del reino y no se volvía a encender hasta después de la coronación de su sucesor.


 Estos pueblos se imaginaban que el fuego había sido traído del cielo y puesto sobre el altar del primer templo que Zoroastro había mandado edificar en la ciudad de Xis, en la Media.


Estaba prohibido arrojar a él nada que no fuese puro, llegando a tal punto la superstición que nadie osaba mirarlo atentamente.


En fin, los sacerdotes lo conservaban secretamente y hacían creer al pueblo que era inalterable y se alimentaba de sí mismo. Hyde ha creído que este culto tenía por único objeto representar al Ser Supremo.


Sea lo que fuere, esta costumbre pasó a Grecia. Ardía aun el sagrado fuego en los templos de Apolo en Atenas y en Delfos, en el de Ceres en Mautíuaa, en el de Minerva en el de Júpiter Ammon y en las pritaneas de todas las ciudades griegas, donde ardían continuamente las lámparas cuidando muy particularmente que no se apagasen.


 Los romanos, imitadores de los griegos, adoptaron este culto y Numa fundó un colegio de vestales, cuyas funciones consistían en conservar el fuego sagrado.


Esta religión subsistió entre los guebros o parsos, como también en muchos pueblos de América, entre otros, en Virginia.


Cuando estos pueblos volvían de alguna expedición militar o habían salido felizmente de un peligro inminente, encendían un gran fuego y atestiguan su alegría danzando a su alrededor con una calabaza o campanilla en la mano, como dando gracias a este elemento por haberles salvado la vida.


Jamás empezaban sus comidas sin haber arrojado antes al fuego el primer bocado a modo de una ofrenda y todas las tardes los encendían cantando y danzando a su alrededor.


El fuego es igualmente una de las principales divinidades de los tártaros.


Evitaban con gran cuidado meter en el fuego un cuchillo o siquiera tocarlo con este instrumento.


Sería un crimen mayor astillar la madera con hacha cerca de las llamas.


Antes de beber tienen la costumbre de volverse hacia al mediodía, que es el lado que, según ellos, corresponda el fuego, en honor del cual edifican también sus cabañas con la puerta mirando hacia esa parte.


Se construía expresamente una cabaña en el lugar en que estaba acampado el emperador de Monomotapa, en la cual se encendía un fuego que se conservaba con un cuidado religioso.


En la cultura occidental, el origen de la teoría de los cuatro elementos se encuentra en los filósofos presocráticos de la Grecia clásica, y desde entonces ha sido objeto de numerosas obras de expresión artística y filosófica, perdurando durante la Edad Media y el Renacimiento e influyendo profundamente en la cultura y el pensamiento europeos.


Evolución del mismo: para prender  el fuego: El hombre tuvo que esperar hasta el siglo XIX (año 1827-1832) para que la existencia de nuevas comodidades para el fuego fuera posible, que sería el empleo de  los fósforos.


Con el transcurso del tiempo se fueron inventando las velas así como los “quinque” a los cuales se les ponía petróleo para que el fuego se mantuviera encendido.


También ha sido utilizado para encender hornos, derretir metales, hacer la comida entre muchas cosas más que son básicas para la vida de una persona en la actualidad.


Se llama fuego al conjunto de partículas o moléculas incandescentes de materia combustible, capaces de emitir calor y luz visible, producto de una reacción química de oxidación acelerada.


Las llamas son las partes del fuego que emiten luz visible, mientras que el humo son físicamente las mismas pero que ya no la emiten.


Las llamas consisten principalmente en dióxido de carbono, vapor de agua, oxígeno y nitrógeno. Si están lo suficientemente calientes, los gases pueden ionizarse y convertirse en plasma.


 Coloquialmente se le conoce también como lumbre o candela en algunos países.


La utilidad del fuego
El uso del fuego se basaba principalmente en mantenerse calientes, pues las temporadas de frío de hace millones de años eran muy fuertes.


Otros usos muy buenos era el cocinar, pues al cocer la carne los antepasados se daban cuenta que la carne duraba más cocida, el defenderse; cuando un animal grande quería atacar bastaba con mostrarle el fuego y era suficiente para que el animal se alejara; para hacer duros sus utensilios de pelea; con el fuego podían crear utensilios los cuales utilizaban para defenderse.


Lo bueno y lo malo del fuego
El fuego así como tener sus usos buenos también tenía cosas malas, las aldeas eran de paja y con una pequeña llama era suficiente para que las viviendas prendieran en fugo y se perdiera todo.


Para ellos era tan difícil poder mantener el fuego encendido pues no sabían encenderlo y tampoco sabían que con el combustible puede mantenerse encendido.


 Una vez que se les apagaba el fuego tenían que esperar a que se pudiera encender naturalmente ya sea mediante un rayo.


El fuego hace daño al planeta
Como ya lo sabemos el fuego también es uno de los enemigos del planeta, ya que, por ejemplo en un bosque es muy posible de que se encienda lumbre y hacer que este bosque se queme dejando así sin fauna y flora en este hábitat.


Conclusiones: El fuego como todos lo sabemos es uno de los descubrimientos más importantes de la humanidad, nos producen bien y mal.


Es un elemento renovable y de muy buen eso así que hay que aprovecharlo siempre que podamos. Hay que saber usarlo para el bien nuestro, para el bien del planeta y de las personas no para el mal.

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Bibliografía:
Universitas. Enciclopedia Cultural. Salvat Editores. S. A. 1959.

Yoguin. Pasaje. Topografía:
Corre de E. a O. a la altura de Donado 1300 bis.
Se le impuso ese nombre por O. 8.690 de Diciembre 2010.
Con anterioridad se lo denominaba Pasaje 1449.
Recuerda a Yoguin, nombre con que los guaraníes designaban al fuego, elemento primordial para su subsistencia.