VESPUCIO AMÉRICO (1452 – 1512)

El descubrimiento de América adelantó el conocimiento cabal  de la Tierra, confirmó su esfericidad y reveló la existencia de otros hombres desconocidos  hasta entonces.

Detrás de Colón, las navegaciones se multiplicaron y los pilotos recibían lecciones tanto del mar como de nuevas constelaciones en el dominio de la astronomía, manejo del astrolabio y empleo de portulanos.

Cabral en 1500 en su viaje a las Indias, queriendo seguir el derrotero  de Vasco da Gama, descubrió el litoral de una tierra nueva,  ignorando de que fuese isla o tierra firme, la llamó de la Vera Cruz, que sería nada menos que el  territorio brasileño.

Don Fernando El Católico no era iluso ni filántropo, más que regio, era realista y a diferencia con Colón pues antes de partir le otorgara el título de Almirante, a Vespucio a quien le tenía una  fe ratificada, le concedió la ciudadanía castellana más el tratamiento como un rey hispánico, tanto para recompensarlo  como para atarlo a su servicio, pues el  florentino era libre e independiente.

En la guerra fría con Manuel de Portugal, nacionalizar a Vespucio y darle el título de Piloto Mayor era asegurárselo y premiar a quien había demostrado siempre pericia técnica , don de describir y capacidad interpretativa.

La asignación por el cargo significaba 75.000 maravedíes. Gruesa asignación para quien  por aquella época estaba casado con María Cerezo, cuyo nombre  igualmente aparecía   mencionado en algunos documentos referentes  a América.

Entre 1498 y 1499, Vespucio viajó con otro marino llamado Alonso de Ojeda que había descubierto la costa  norte de Brasil y Venezuela, y lo haría después como piloto de la expedición de Gonzalo Coelho bajo pabellón lusitano.

Esto  no le impidió producir en 1503 un revuelo en la incipiente historia de los impresos, por una carta náutica que enviara  a su antiguo patrón y amigo Lorenzo Pier Francesco de Médicis, por entonces embajador de Florencia en París, en la que decía: “Al sur de la línea equinoccial he encontrado países más templados y amenos, de mayor población que cuanto conocemos. Es la cuarta parte de la Tierra  - las otras eran por entonces: Europa, Asia y África.

En esos años del Renacimiento italiano, de intensa cultura, fue el primero en proyectar  ante los cosmógrafos  atónitos, una nueva visión del mundo.
       
En la Mundus Novus afirmaba   la presencia de un continente  que era lícito llamarlo “Mundo Nuevo”, cuya extensión era principalmente austral  y pertenecía, sin controversia  posible a la jurisdicción española, basándose en los descubrimientos de Colón.
        
El Rey conoció naturalmente los hechos y pensamientos de Vespucio y comprendió  mejor aún sus derechos por mapas y  globos terráqueos derivados  del viaje realizado en 1.501 – 1.502.

La carta Mundus Novus, por sí sola, exhibía  la presencia de una mente superior. Así debieron pensarlo quienes en la pequeña Europa  científica  de entonces agotaron, en pocos años, 42 ediciones.
       
En 1.504 Gualterio Lud, el capellán del duque Renato II de Lorena, concibió el proyecto de incorporar  los relatos minuciosos de otra carta “La Lettera” enviada por Amérigo  ( nombre que utilizó desde 1.503).

 Se publicó con un prólogo de cosmografía, en 1507, formando un volumen de 104 páginas de gran tamaño  con dos mapas, trazadas por el sabio alemán , profesor de la universidad francesa, Waldseemüller, dando a las tierras descubiertas por españolas y exploradas por portugueses, el nombre de   América.

 Vespucio falleció en Sevilla el 22 de marzo de 1512, y sus restos fueron sepultados en la catedral de dicha ciudad.

 

 

Bibliografía:

Mario Eduardo: “Américo Vespucci”. Revista Caras y Caretas. 4 de octubre de 1933.

Artículo “Una carta que revolucionó la geografía”. Boletín de Investigaciones históricas de la Facultad de Filosofía de Buenos Aires. N°1. Año 1956.

 

Vespucio. Calle. Topografía:

Corre de N. a S. desde el 2.100 a 2.299, paralela a la calle 12 de octubre.

Se le impuso ese nombre por D. 21. 876 del 28 de marzo de 1958.

Recuerda al hombre de ciencia cuyo nombre se dio al Nuevo Mundo.