El descubrimiento de América adelantó el conocimiento cabal de la Tierra, confirmó su esfericidad y reveló la existencia de otros hombres desconocidos hasta entonces.
Detrás de Colón, las navegaciones se multiplicaron y los pilotos recibían lecciones tanto del mar como de nuevas constelaciones en el dominio de la astronomía, manejo del astrolabio y empleo de portulanos.
Cabral en 1500 en su viaje a las Indias, queriendo seguir el derrotero de Vasco da Gama, descubrió el litoral de una tierra nueva, ignorando de que fuese isla o tierra firme, la llamó de la Vera Cruz, que sería nada menos que el territorio brasileño.
Don Fernando El Católico no era iluso ni filántropo, más que regio, era realista y a diferencia con Colón pues antes de partir le otorgara el título de Almirante, a Vespucio a quien le tenía una fe ratificada, le concedió la ciudadanía castellana más el tratamiento como un rey hispánico, tanto para recompensarlo como para atarlo a su servicio, pues el florentino era libre e independiente.
En la guerra fría con Manuel de Portugal, nacionalizar a Vespucio y darle el título de Piloto Mayor era asegurárselo y premiar a quien había demostrado siempre pericia técnica , don de describir y capacidad interpretativa.
La asignación por el cargo significaba 75.000 maravedíes. Gruesa asignación para quien por aquella época estaba casado con María Cerezo, cuyo nombre igualmente aparecía mencionado en algunos documentos referentes a América.
Entre 1498 y 1499, Vespucio viajó con otro marino llamado Alonso de Ojeda que había descubierto la costa norte de Brasil y Venezuela, y lo haría después como piloto de la expedición de Gonzalo Coelho bajo pabellón lusitano.
Esto no le impidió producir en 1503 un revuelo en la incipiente historia de los impresos, por una carta náutica que enviara a su antiguo patrón y amigo Lorenzo Pier Francesco de Médicis, por entonces embajador de Florencia en París, en la que decía: “Al sur de la línea equinoccial he encontrado países más templados y amenos, de mayor población que cuanto conocemos. Es la cuarta parte de la Tierra - las otras eran por entonces: Europa, Asia y África.
En esos años del Renacimiento italiano, de intensa cultura, fue el primero en proyectar ante los cosmógrafos atónitos, una nueva visión del mundo.
En la Mundus Novus afirmaba la presencia de un continente que era lícito llamarlo “Mundo Nuevo”, cuya extensión era principalmente austral y pertenecía, sin controversia posible a la jurisdicción española, basándose en los descubrimientos de Colón.
El Rey conoció naturalmente los hechos y pensamientos de Vespucio y comprendió mejor aún sus derechos por mapas y globos terráqueos derivados del viaje realizado en 1.501 – 1.502.
La carta Mundus Novus, por sí sola, exhibía la presencia de una mente superior. Así debieron pensarlo quienes en la pequeña Europa científica de entonces agotaron, en pocos años, 42 ediciones.
En 1.504 Gualterio Lud, el capellán del duque Renato II de Lorena, concibió el proyecto de incorporar los relatos minuciosos de otra carta “La Lettera” enviada por Amérigo ( nombre que utilizó desde 1.503).
Se publicó con un prólogo de cosmografía, en 1507, formando un volumen de 104 páginas de gran tamaño con dos mapas, trazadas por el sabio alemán , profesor de la universidad francesa, Waldseemüller, dando a las tierras descubiertas por españolas y exploradas por portugueses, el nombre de América.
Vespucio falleció en Sevilla el 22 de marzo de 1512, y sus restos fueron sepultados en la catedral de dicha ciudad.