VERA MUGICA ANTONIO

En las primeras décadas del siglo XVIII los indios realizaron un permanente hostigamiento a los pobladores de las zonas aledañas al Carcarañá. Manuel Cervera en su Historia de Santa Fe, refiere que en 1726, “en el Carcarañal, corrieron la tierra robando, matando y cautivando”, y ofrece las siguientes precisiones sobre el alcance de la invasión:

... y sobre el Rincón de Gaboto en el Carcarañal, llegando hasta la esquina de este río, donde mataron cinco hombres, cautivaron dos mujeres y un niño que venían en carretas de trigo y maíz, y las que destruyeron y robaron, llevándose, a más ganados, caballos y mulas.

...y en  julio (...) habían dado del otro lado del Carcarañal, en la estancia de la Compañía, matando tres personas”.

Estos terribles ataques motivaron urgentes reuniones  de los cabildantes de Santa Fe para impedir las depredaciones de los infieles.

Por eso, en setiembre de 1726, se sostuvo en el Cabildo la conveniencia de mandar una expedición con 200 hombres, picándoles la retaguardia por Coronda, corriendo el costado de tierra firme por el poniente y por el otro costado del Este, que es el de las islas, por cuyas dos veras se han introducido hasta el Carcarañá...”

Esas desiertas márgenes que ahora abarca distritos de los departamentos San Lorenzo, Iriondo  y Caseros, se llamó por entonces el Desmochado o los Desmochados.

Tal vez no sería desatinado deducir que así como el río se llamó antes  Carcarañá que Desmochado, también pudo ocurrir que seguramente se encontrarían animales a los que se les habría desmochado o cortado parte de las astas. Pero más razonable es suponer en el árido aspecto de esos  campos yermos y casi despoblados, sería el que originó la denominación de Desmochado que los españoles impusieron al pago. Debe advertirse que dicha expresión era muy usual en la España del tiempo de la Conquista, lo testimonia Cervantes en el capítulo XI del Quijote cuando dice que el mozo Antonio se sentó en el tronco de una desmochada encina...”

Antonio de Vera y Mugica, Teniente a gobernador en Santa Fe a mediados del cargo que ejerció durante años, pidió ser beneficiado por la corona española en 1682  tanto él como sus familiares, con una merced – es decir donación de tierras  que comprendía el territorio comprendido desde el sur del río Carcarañá hasta el arroyo Ramallo, que ya poseía desde 1659, con excepción de las tierras que serían donadas en 1689 a don Romero de Pineda, primer habitante de Rosario.


Nos dice Mikielievich : “La superficie que se extendiera desde el Carcarañá al norte y el arroyo Ludueña al sur  (donde comenzaba la merced de Romero de Pineda), había sido concedida a Vera y Mugica en 1659 por el maestre de campo Pedro Baigorria.


Merced que heredó su hijo también Antonio, también maestre de campo, quien en 1719 la vendió al Colegio de Santa Fe de la Compañía de los jesuitas en 8.000 pesos plata y donde ésta instaló La estancia de San Miguel, sobre la banda derecha del río Carcarañá, 15 km. del río Paraná”.

En 1730 esa estancia contaba con 6.000 yeguas, 4.000 mulas y 7.000 cabezas de ganado.

Quince años después, el provincial padre Nusdorffer autorizó el traslado de la estancia al actual pueblo de Andino, frente a San Lorenzo, sobre el río Paraná.

 Al momento de la expulsión de los jesuitas en 1767, se hicieron cargo los franciscanos que llamarían a la estancia San Carlos del Carcarañá y en 1796, efectúan el traslado  a una nueva sede el Convento de San Carlos en San Lorenzo.

 

 

Bibliografía:
Mikielievich Wladimir C: Diccionario de Rosario (Inédito). Archivo de la Sociedad de Historia de Rosario.
Cervera Manuel: Historia de la Ciudad y Provincia de Santa Fe”. Santa Fe 1907. Pág. 469 hasta 472 y sig.

Vera Mugica. Calle. Topografía:
Corre de N. a S. desde 00 hasta 4.200 – 4500 – 4599 – 5.100 a la altura  de Córdoba 3100; fragata Sarmiento 3100; nuestra Señora del Rosario 3.100.
Se le impuso ese nombre por D. del 21 de junio de 1889.
Recuerda al maestre de campo Antonio de Vera y Mugica que recibiera una merced real a mediados del siglo XVI que se extendía desde  el río Carcarañá hasta el arroyo Ludueña.