VALPARAÍSO

Ayer, 16 de abril de 1997, Valparaíso recibió a la delegación rosarina  encabezada  por nuestro actual  intendente Hermes Binner, a fin de sellar entre las dos localidades un hermanamiento que, entre otros objetivos apunta a establecer lazos entre ambos puertos. Valparaíso como Rosario, son ciudades sin acta de fundación.


Nuestro pasado fue de inquietudes, luchas, zozobras y esperanzas. El ambiente febril que hoy se vive  parece decirnos que el hombre  de esta ciudad se entregó a la acción  con olvido de relato. Había que hacer, historiar después.


Enrique de Gandía  dice: “Los sufrimientos que pasaron los hispánicos -  en suelo chileno – estremecen a quien, los sigue paso a paso. Los caballos se caían duros, muertos de frío. A los conquistadores se les helaban los pies y los dedos quedaban pegados a las suelas de los zapatos. A otros se les despegaban trozos de las manos cangrenadas”... sólo un raza indómita como los araucanos podía sobrevivir  a las inclemencias, vencedores unas veces y otras vencidos, fueron siempre dueños de los valles”.


En 1540, Valdivia  desde el Cuzco hasta el valle de Arequipa con un escaso número de hombres e indios alcanzó   Atacama, y después  de jornadas  por tierra estéril y elevada llegaron al valle del río Mauro donde tomó  posesión del territorio dándole el nombre  de Nueva Extremadura.


Después de dos enfrentamientos con los nativos  en 1541 fundó la ciudad de Santiago y posteriormente erigió o mandó a erigir las poblaciones de La Serena, Concepción,  Valdivia, Arauco y Angol, más no igual destino tuvo Valparaíso, porque nadie asistió a su aurora, ni  tampoco plantó el rollo ni determinó la jurisdicción.


Sólo Pedro de Valdivia confirmaría su  nombre al definirla como puerto natural de Santiago de Chile.


Al igual que Rosario, por su posición estratégica de “puerto” alcanzaría un desarrollo colosal.

 
Vecina de Viña del Mar, la ciudad fue portuaria de nacimiento, y no conoce sino el aroma del mar, se trepa a los  cerros cubriendo de encanto la bahía; sus angostas calles con resabios del pasado, son tan pintorescas como el puerto, con redes arrastradas por pescadores y buques de otros mundos.


 Jorge  A. Benedetti la pinta así: “Es capital legislativa por un lado y centro de obligada bohemia por otro; lleva el cartel de puerto más importante del país, al mismo tiempo que permite regatear  la reineta por unidad.


Valparaíso es indescriptible, casi impensable y por ende inexplicable, rebelde, sublevada, y abundante en placeres y colorido, porque todo el conglomerado de cerros que la componen semeja a una ballena asomando el lomo por el océano”.


 En efecto en ella conviven universos lejanos  y discrepantes, que sólo ella puede albergar con particular armonía.


  Valparaíso es la suma de mansiones de estilo inglés de principio de siglo XX y fachadas despintadas con boquetes en las  puertas. Extraña fisonomía ciudadana, amueblada  con escaleras, que se retuerce agarrándose  de las laderas y ascensores avejentados que haciendo oír su esfuerzo remontan las pendientes montados sobre carriles.


Y así, con este tipo de extrañezas, se va dibujando la ciudad. A veces con ribetes clásicos y otras con vestiduras surrealistas; por momentos tortuosa y al instante romántica  al extremo.”

 

Bibliografía:

Valparaíso. Art. del diario La Capital en su edición del 29 de junio de 1997.

Benedetti Jorge A: “Valparaíso, para volver a la vida colonial.” Art. del diario  La Nación. Buenos Aires.13 de diciembre de 1998.

 

Valparaíso.  Calle. Topografía:

Corre de N. a S. entre las calles Río de Janeiro y Lima, desde 400 hasta 3299,  ala altura de Córdoba 4200; Bv. 27 de Febrero 4200.

Se le impuso ese nombre por O. 30 del año 1905.

Recuerda a l puerto principal y segunda ciudad en importancia de Chile.