¿Es ésta la ciudad más bella de Italia? Difícil selección, pero al mismo tiempo, uno sabe que es imposible no enamorarse de ella.
La ciudad europea que guarda las mejores muestras de la arquitectura barroca es también la que ha dado en la última década los pasos más difíciles hacia la modernidad.
Como en toda Italia, la historia forma parte de la estructura de calles y paseos, como son los palacios sembrados por la familia Savoia del siglo XVI
.Existe un magnífico, de circuito de palacios y castillos, empezando por el Palacio Real en la Plaza de la República, construcción de mediados del siglo XVII rodeado de magníficos jardines, convertido en parte en el principal museo de la cultura europea.
A metros de allí, sobre la Plaza Castello, se hallan el Castillo Ducal Aglièy el Palacio Madama, habitado por dos reinas madres: María Cristina de Orleáns y Battista de Savoia Nemours; una de las obras más bellas de la ciudad y museo de mobiliario, esculturas y porcelanas.
El Palacio Carignano, cuyo original y magnífico salón de fiestas del siglo XVII se transformó en sede del primer parlamento piamontés de 1848.
Otras muestras de la opulencia de los Savoia la constituyen , en las afueras de la ciudad, el Castillo Racconigi, con una magnífica escalinata en su entrada flanqueada por dos terrazas y uno de los palacios que utiliza el Turín actual como promoción turística y emblema de alcurnia:
El pabellón de caza de Stupinigri, finalizado en 1733, de gran amplitud,es muy pintoresco por formar una especie de hemiciclo al que desembocan cantidad de puertas y ventanas y por estar rematada su cúpula con la figura de un ciervo.
Por supuesto, también son obras importantes los templos e iglesias, además el del Duomo de San Giovanni Battista, la catedral turinesa vecina del Palacio Real.
Se destaca por su arquitectura y trascendencia espiritual en la región, la Iglesia y Santuario de la Consolata, sobre la calle que lleva su nombre.
Y en un terreno más prosaico, pero de trascendencia popular, Turín es también la reina del chocolate y del café, y se abre en este rubro la posibilidad de otro recorrido histórico, singularmente agradable: los Cafés
De los más antiguos, es el Fiorio, en la vía Po, que data de 1780.
Estos reductos son guardianes de una de las tradiciones piamontesas más difundidas: “el aperitivo” que se traduce en “el vermouth”, presentado en sociedad en 1786 por Antonio Carpano.
Pero no son los castillos, ni los conventos, ni el vermouth, ni el ajo lo que representa a Turín; es la suma de todo, en el marco de la vecindad de los Alpes, el río Po y los lagos.
Turín hoy por su impulso renovador en la industria, por su hotelería moderna, restaurants, teatros, galerías de arte, shoppings honra a la sangre emprendedora de sus antepasados: los Savoias.
En la Catedral de Turín se guarda el Santo Sudario.