TEHUELCHES
El sufijo “che” significa gente.


A mitad del siglo XIX la Patagonia era una vasta región desierta que sólo los tehuelches conocían a la perfección.

Sin embargo los pocos poblados blancos encaramados a duras penas sobre la costa, no vivían continuamente en zozobra temiendo los ataques indígenas, como en otros puntos del territorio. Poco se acercaban a la costa, sólo para enterrar sus muertos.

Por el contrario fueron apareándose y aparejándose en concubinato con mujeres de esas diferentes comunidades, como ocurriera con el explorador Ramón Lista. Fue un verdadero proceso de integración cultural, producto de la natural evolución social, caracterizada por necesidades de subsistencia y dominación, hechos propios del ser humano donde no estuvo ausente ni el amor ni la violencia, aunque sin duda, pudo más lo primero.

Estaban divididos según su área de expansión: los tehuelches septentrionales o Günun a Kena hasta el río Chubut y los meridionales desde el sur del río hasta el estrecho de Magallanes, pero la vida de ambos grupos giraba en torno de la caza de guanacos y avestruces, tarea puramente masculina.

Según Casamiquela, probablemente los meridionales se transformaron en ecuestres a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII, convitiéndose en los primeros jinetes autóctonos de la Patagonia .

George Muster en su conocida obra “Vida con los patagones” publicada en Londres en 1871 y escrita después de haber recorrido durante un año, el país tehuelche, señaló que los caciques que conoció medían a veces más de metro ochenta de estatura y poseían la agilidad propia de los adolescentes, aunque frisaran los sesenta años.

En sus ojos brillaba la luz de una inteligencia inquieta que se manifestaba en su hablar pintoresco.

Usando arco y flecha se acercaban a la presa hasta estar a tiro, guanacos mediante, amansados que hacían de señuelo. En menor escala dependían del sacrificio de animales menores y recolección de frutos silvestres.

No creo equivocarme al afirmar que los tehuelches al decir que se regían por la tradición materna, expresando que el hijo de vientre tehuelche, aún con un padre de otra raza cualquiera, era considerado y valorado por la etnia de la madre.

Eso ocurrió con el General - asevera su biógrafo y amigo de Perón, el Dr. Hipólito Carmelo María Barreiro – historiador que afirma Juan Domingo Perón era hijo de madre tehuelche y padre blanco y civilizado. Secreto que se mantuvo por siempre, sino el muchacho por su génesis no hubiera podido ingresar al Colegio Militar en las primeras décadas del siglo XX.

Un cacique, de aquellas tribus australes y de aquellos tiempos, OrKerke vivió momentos que la historia argentina registra como trascedentes.


Orkeke se caracterizó por su lealtad al gobierno de Buenos Aires, pese a la insistencia de las autoridades chilenas intentando ganarse el área de expansión tehuelche – En repetidas oportunidades al pisar suelo trasandino con el objeto de vender cueros, plumas de ñandú, mantas y otros productos típicos, no se demoraba la convocatoria oficial.
Más el cacique, compensaba su falta de cultura con una mente brillante, al decir que “la tierra no se regala ni se vende”. ¡Un verdadero defensor de nuestra soberanía!
Piedrabuena, el perito Moreno, Ramón Lista y otros exploradores sureños, dejaron abundantes testimonios de su capacidad de decidir el destino de su territorio, a favor de Argentina - que con anterioridad a la Conquista del desierto, en realidad era suyo.
El coronel Winter por orden del presidente Roca, primero lo apresó y lo llevó a Buenos Aires. Después conscientes de su error, lo agasajaron y le concedieron una forma de vivir holgada y segura, más la ciudad terminaría abatiendo su férreo cuerpo. Falleció en el Hospital Militar de la capital, en setiembre de 1883.

Bibliografía:
Grassino, Lic. Cristina De Lorenzo y Barón Jorge: “Hombres y hechos en la historia.” Ed. Abril. Buenos Aires.1972.
”El país de los argentinos”. Fascículo N°51. Editor de América Latina. Año 1977.

Tehuelches. Pasaje. Topografía:
Corre de E. a O. desde 5700 hasta 5999, a la altura de Av. Arijón 2600.
Se le impuso ese nombre por Decr. 4668 de setiembre de 1977.
Recuerda la nación indígena que habitara la región patagónica hasta el Estrecho de Magallanes.