Su nombre deriva del vocablo diaguita Taktillakta, que significa “pueblo de entrada espléndida”.
Tafí del Valle es la majestuosa entrada septentrional a los Valles Calchaquíes en el Noroeste argentino.
El Valle y la ciudad que comparten el nombre, descansan a casi mil metros de altura entre las sugestivas siluetas de dos gigantes, hacia el Norte, las cumbres Calchaquíes y hacia el Sur los imponentes nevados del Aconquija.
En sus orígenes fue un caserío surgido en torno a las estancias de la zona al que sólo se llegaba a lomo de mula, hasta que en 1945 se construyó el camino que permite acceder a la villa.
Era el confín Sudoriental del imperio incaico y paso obligado para los conquistadores con Diego de Rojas a la cabeza.
La Compañía de Jesús se instaló en el valle en 1718 organizando una reducción indígena, cuya capilla aún perdura en el paraje La Banda, la que encierra óleos de la escuela cuzqueña, preciosas tallas y piezas de alfarería incaica.
Sismicidad: La sismicidad del área de Tucumán (Norte de Argentina) es frecuente y de intensidad baja, desde épocas prehistórica, el terremoto del 20 de marzo de 186 (162 años) provocó 12.000 muertes, señalando un hito importante dentro de la historia de eventos sísmicos argentinos.
EL que fue el más fuerte registrado y documentado en el país fue el terremoto de San Juan de 1944 del 15 de enero de 1944.
A partir del mismo la política de los sucesivos gobiernos del norte y de Cuyo han ido extremando cuidados y restringiendo los códigos de construcción de viviendas.
Con la expulsión de los jesuitas en 1768, la misión quedó en manos de la Junta de Temporalidades que liquidó los bienes de los misioneros, derribando por largo tiempo la industria local.
La reflotó Juan Manuel Silva, gobernador de Tucumán en 1828 y dueño de casi todo el valle del Tafí. Sus descendientes han prolongado la tradición hasta nuestros días.
Fue el incansable naturalista Juan Bautista Ambrosetti el que descubrió estos monolitos de piedra, grabados con figuras humanas y de animales, atribuyendo tales esculturas a la influencia del Tahuantinsuyu(Imperio Inca).
El mismo arqueólogo traza el siguiente cuadro en La Prensa del 19 de marzo de 196, en el artículo “Los mehnires de Tafí del Valle”: “Se trata de un pueblo de economía agrícola que conoció técnicas avanzadas de cultivo con riego y terrazas , cuya densidad de población debió ser bastante grande a juzgar por la magnitud del área que cubre esos sistemas de sembradío…También conocieron el uso de metales, aunque los usaron en pequeña escala. Se hallaron algunos anillos de cobre y en el Museo de la Universidad de Tucumán existe un magnífico adorno de oro con cinco cabezas de felinos repujadas que debe pertenecer a la cultura Tafí.”
En cuanto a la geografía “El valle del Tafí” es la perlita tucumana que combina los encantos de la pequeña ciudad de Tafí y otros pueblitos serranos con una nutrida agenda de actividades y un gran entorno de naturaleza salvaje, entre las que se destacan: montañas, valles de altura y quebradas incomparables por su belleza y contraste.
Debido a la altitud, el clima predominante es el templado y algo húmedo, incluso con nevadas invernales; el sector oriental del valle, precisamente en donde se encuentra la ciudad de Tafí del Valle, es húmedo con un bioma de pradera en la que predominan los céspedes, gramíneas y se dan bosquecillos de coníferas, caducifolias y molles.
Hacia el Oeste la humedad va disminuyendo lo que da lugar a la presencia esporádica de cactáceas como los cardones.
En la ciudad de Tafí del Valle las temperaturas máximas promedio de verano (en enero) son de 26 °C y las temperaturas mínimas promedio invernales (en julio) son de 16 °C, siendo frecuentes durante el invierno las temperaturas de hasta -17 °C.
En la actualidad al paisaje lleno de matices, los artesanos transforman el cuero, la lana, la arcilla y la piedra en verdaderas obras de arte, mediante técnicas formidables, porque ayer fue cuna de una de nuestras primeras culturas agro-alfareras, a las que se cree pertenecen los famosos menhires allí localizados.