Nació en 1943. Abogado laboralista.
Comenzó su militancia como estudiante secundario en el Colegio Nacional de Rosario y luego en la Facultad, siempre en las filas del peronismo. Militó en la CGT de los Argentinos junto a compañeros de la talla del “Negro” Mario Aguirre, el “Tordo” Eduardo Zanella y Héctor Quagliaro.
En los ’60, fue militante y dirigente del Movimiento Revolucionario Peronista (MRP). En 1973 con el gobierno del Dr. Héctor J. Cámpora fue asesor del Ministerio de Gobierno provincial y la solución de un serio conflicto carcelario en la ciudad de Rosario, debido a su experiencia y sabiduría lo catapultó a ser elegido Director Provincial General de Institutos Penales.
Estando en el ejercicio de ese cargo recibió en la cárcel de Coronda a los presos del “Villazo”, obra de la acción represiva de la derecha peronista y la Triple A en Villa Constitución, provincia de Santa Fe. Fue un golpe duro para él.
Sus compañeros de militancia comenzaban a caer presos, a ser perseguidos y reprimidos. Su abrazo en esas circunstancias con Victorio Paulón (delegado de los presos políticos) no hizo más que aumentar su desosiego.
En 1975 empezó a recibir amenazas de la Triple A: ahora iban por él. Al no tener apoyo político del gobierno provincial derechizado se alejó de su cargo el 6 de agosto de ese año y volvió al ejercicio de su profesión de abogado, además de ser docente de Historia en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
Fue secuestrado-desaparecido el 6 de enero de 1977 en esa ciudad por un grupo de tareas represivo que respondía al verdugo Feced.
Su hijo Federico, en 2010, para un nuevo aniversario del golpe cívico-militar del ’76, recuerda a su padre César y habla de su hijo Francisco. “Francisco está aprendiendo la historia reciente de su familia y la de su país en un momento que yo nunca creí vivir. Porque ya no sólo son nuestras palabras, que se suman a la larga lucha de quienes han sostenido la memoria por muchos años; está, además, la voluntad política del Estado de poner claro sobre oscuro y juzgar a los responsables del genocidio más grande de nuestra Argentina del siglo XX. Más voces como la mía, más Franciscos que sepan, más gente que entienda y comprenda, para que nunca más tengamos que vivir –hijos, madres, padres; esposas, esposos- la ausencia, para que nunca más vacíen de conciencia al Pueblo y así logren vaciar nuestra Nación”.
Cárcel de Coronda
Copyright 2003 LaCapital.com.ar / miércoles 25 de mayo de 2005
El doctor César Raúl Tabares era nuestro padre. La cárcel de Coronda lleva su nombre por una iniciativa que, en el retorno de la democracia, tomaron algunos de quienes fueron sus compañeros de militancia en los años 70.
Fue director de Institutos Penales de la provincia durante el gobierno democrático del doctor Sylvestre Begnis. En ese cargo, desarrolló un programa de gestión que tenía como objetivo cumplir con lo prescripto en la Constitución: "Las cárceles deben ser sanas y limpias, para rehabilitación y no para castigo de los presos".
Encaró un proyecto que hizo poner en marcha, no sólo en Coronda sino en otras cárceles, talleres de oficios para los internos, fundó una escuela secundaria en la misma Cárcel de Coronda, dio lugar a los permisos para salir a trabajar y a estudiar a los presos de buena conducta que tenían parte de su condena cumplida , así como otras acciones apuntadas al mismo fin.
Cuando comenzó la persecución política durante el gobierno de Isabel Perón fueron llevados a Coronda, al amparo de una normativa represiva, muchos militantes detenidos por cuestiones sociales, políticas o gremiales.
Nuestro papá entendió que ellos eran presos políticos y al no avalar estas detenciones fue presionado por otros funcionarios. La AAA lo amenazó; nos tirotearon la casa y, finalmente ya sin ningún apoyo, renunció a su cargo.
Los ex presos políticos reconocieron su buena gestión en el libro "Del otro lado de la mirilla - Olvidos y memorias de ex presos políticos de Coronda. 1974/1979".
En enero de 1977, papá fue secuestrado en la calle y nunca más supimos de él. Su nombre es parte de la lista de desaparecidos y, tras 28 años seguimos esperando justicia, para él y para los 30.000 que sufrieron su misma suerte, y castigo a los culpables de estos hechos aberrantes.
Hoy solemos ver en los medios el frente de la cárcel con el nombre de nuestro padre y, lejos de sentirnos legítimamente orgullosos por ello, nos invade una profunda tristeza y un gran dolor.
Todas las veces que lo hemos visto, la imagen está asociada con hechos opuestos a lo que él proponía. Se dan hoy condiciones carcelarias inhumanas y situaciones contrarias a los dictados constitucionales. Esta democracia podrá explicar por qué pasa eso, pero una explicación no es suficiente para el drama que se vive en las cárceles del país.
Finalmente, al ver esas imágenes no podemos sino sentir que si una vez los genocidas lo asesinaron, hoy esta democracia deudora está relativizando y desvalorizando su gestión, sus ideas y su ejemplo.
Dudamos si hicimos bien en aceptar la propuesta de esos buenos amigos que quisieron reconocer la labor y la persona de nuestro papá, de lo que no dudamos es de que él no estaría parado frente a esta cárcel siendo parte de esta democracia ciega, sorda y muda. Con todo lo expresado en esta carta está plenamente de acuerdo nuestra mamá.
Federico Tabares, Leandro Tabares, Julieta Tabares y Alicia Ferrero.
Tabares. Calle. Topografía:
Corre de N. a S. a la altura de Arijón”A”.
Carece de denominación oficial.
Recuerda al TABARES, César Raúl (1943 –Desaparecido en 1977).