Con su muerte perdió la comunidad rosarina un hombre de invalorables emociones, volcadas en lecciones hondamente cargadas de talento e inquietudes estéticas.
Nacido el 15 de mayo de 1906 en Agira (la antigua Agyrium de la Magna Grecia), la ciudad más culta se la Sicilia según Cicerón, trajo en su sangre la pasión por lo estéticamente bello.
Al radicarse sus padres en Rosario en 1920, cursó sus estudios secundarios en la Escuela Industrial de la Nación (hoy Instituto Politécnico General San Martín), donde obtuvo calificaciones sobresalientes gracias a sus notables apuntes en todas las materias, completos y con la mayor prolijidad. Es de recordar que en esa época, una buena parte de las materias carecían de texto.
Continuó en la Facultad de Ciencias Matemáticas hasta graduarse de arquitecto.
Para ubicar el arquitecto Sinópoli y muchos de sus contemporáneos en el nivel en que se encontraba la carrera elegida es bueno recordar las palabras del Ingeniero Ramón Araya en 1920: ”Cuando se cruzan las largas distancias del territorio nacional por los ferrocarriles o por sus grandes ríos, en cualquier sentido se observan las ciudades y pueblos edificados casi exclusivamente por el maestro de obras, feas, chatas, uniformes como el genio espeso y oscuro que las concibió. Sus formas sin belleza, sus aberturas sin gracia, sus malos revoques, sus mantos de humedad, repugnan y alejan. Falta la alegría del vivir, la sanidad de la vivienda, la distribución cómoda, la selección del material según los climas y las exposiciones … Faltan todas esas cadenas invisibles que atan a los individuos a la tierra natal…”
Les corresponde a los profesionales de la construcción cambiar esas estructuras, ilustrándose en los moldes europeos. Así unos años después apareció en Alemania el Bauhaus, movimiento de Walter Gropius, que con fuerza arrolladora, transformó en pocos años la forma de construir, según la tradición de siglos.
Ya en la exposición de Millán en 1927, aparecieron al lado de estructuras del Renacimiento, muestras de edificaciones públicas de Suiza, Alemania, Francia etc.
Empapado de tales teorías desde 1934 hasta 1949 se dedicó a la docencia, y hasta 1956 fue profesor de Arquitectura y Arte en la Escuela de Arquitectura, dependiente de la Facultad donde él había obtenido su título profesional, apasionándole la historia .urbanística de Rosario.
Aparte en 1949, fue designado, Director del Museo Municipal de Bellas Artes “Juan B. Castagnino, desempeñando ese cargo durante veintinueve años, donde se le reconoció dotes como orientador del quehacer de las artes plásticas.
Por ello sus trabajos en su mayoría fueron dedicados a la pintura: “Interpretación del arte en la Historia” (1941);”La personalidad del arquitecto a través de la historia” (1943); “Rafael Sanzio de Urbino”(1944);”El color y su Valor en la historia del arte”; La pintura del siglo XX en España y “Pintores rosarinos fallecidos”.
La trascendencia de su labor fue distinguida por la Real Academia de Bellas Artes de Madrid, nombrándolo miembro correspondiente.
Volviendo a nuestra ciudad, opinaba Sinópoli: La historia y aplicación de cualquier movimiento artístico y arquitectónico para la obra pública lleva tiempo lograr su imposición, así aconteció en Rosario.
Problemas presupuestarios o burocráticos no concretaron las loables intenciones del arquitecto Sinópoli, hasta que durante el Gobierno Municipal de Cándido Carballo (1959 – 1962) se realizaron obras públicas de transformación urbana, comparables a las promovidas por el ingeniero Araya, 30 años antes.
Fue autor de numerosos trabajos de su especialidad auspiciando la preservación de los edificios públicos clásicos de la ciudad.