Desde ese momento el caudillo santafesino se convirtió en la figura más expectante del país.
Su fe de bautismo fue otorgada por la Catedral de santa Fe, cundo contaba un día de vida, el 11de noviembre de 1828, con los nombres de Mariano Melquíades.
.En ese ámbito se crió Salva, en el seno de un hogar muy vinculado socialmente, pero muy ajeno a las situaciones políticas. Sus padres eran Saturnino Salva Arias y doña María del Carmen Piedrabuena y Maciel, ambos de antiguas familias santafesinas.
Se deduce que ambicionaban que su hijo estudiase y por ello lo mandaron al Colegio Monserrat de Córdoba, donde se recibió de abogado en 1854.
Vuelto a Santa Fe, formó parte de la nueva Legislatura Constituyente del 1° de enero de 1855 por el Cuartel 2° de la Capital, de la cual fue elegido vicepresidente 1°, función que ocuparía hasta 1855.
Una ley provincial promulgada el 3 de setiembre de 1860 determinaba: “La profesión de abogado no podrá ser ejercida sin que previamente se haya acreditado por los interesados ante el Tribunal de Alzada con intervención del fiscal general, tener despachos hábiles para el ejercicio de la profesión- consta en el Registro Oficial de la provincia de Santa Fe, Tomo III, pág.149.
Cuando Rosario iniciaba una nueva era gracias a Urquiza que la declaró ciudad y puerto de ultramar en 1852, comenzaron a ejercer la abogacía Severo Fernández, procedente de Córdoba, Avelino Ferreyra, primero en anotarse en la Matrícula de Abogados el 21 de marzo de 1861, y el doctor Melquíades Salva que sería uno de los primeros en establecer su estudio jurídico_ expresa Miguel Angel De Marco en su obra:”Abogados, escribanos y obras de derecho en el Rosario el siglo XIX”, pág.20 y sig.-
Su título da abogado había sido expedido por el Gobierno Nacional el 30 de diciembre de1854.
Vuelto a Santa Fe, decidió simultáneamente al ejercicio de su profesión ocupar cargos políticos, así formó parte de la nueva Legislatura Constituyente del 1° de enero de 1855 por el Cuartel 2° de la Capital, de la cual fue elegido vicepresidente 1°, función que ocuparía hasta 1855.
Ejerció en 1856 una diputación provincial y después la Secretaría de la Municipalidad de rosario en 1860, siendo juez de primera instancia tres años después.
Después se radicó en Buenos Aires para ocupar una banca en el Congreso de la Nación, durante el gobierno de Nicolás Avellaneda.
De regreso a sus lares, como ya había mostrado en diferentes cargos públicos, su probidad e inteligencia, fue designado Ministro de gobierno durante la gobernación de Servando Bayo. Y en ese carácter propició “la Ley de educación común” que mereció el reconocimiento del Presidente de la Nación, aún conocida como Ley Salva”.
Renunció empero a su cartera por discrepar con el P.E. provincial”por no aceptar las imposiciones del gobernador –señaló el diario La Capital por entonces.
Se dirigió a Entre Ríos, desempeñando allí altos cargos judiciales,hasta que optó por elegir Rosario donde ejercer su profesión en forma permanente.
Aquí ganó numerosos pleitos porque era un minucioso investigador de las causas a su cargo. Sus últimos años se lo veía paseando por tribunales, su barbada figura de patriarca y atendiendo en su estudio el desfile de incesantes amigos intelectuales y políticos del Partido Liberal en el que se había enrolado.
Falleció en nuestra ciudad el 3 de enero de 1896.