Los salteños son golosos de su tierra. La capital rodeada de cerros que cambian de color de primavera a otoño está sumergida en el paisaje. Su fundador escribiría a su rey:”Este suelo está regado por el cielo del verano y por claros manantiales en invierno”.
La expedición fundadora de Salta partió de Santiago del Estero al mando de Hernando de Lerma y arribó al valle que hoy lleva su nombre, en la primera quincena de abril de 1582, integrada por noventa y cinco hombres, entre ellos el primer obispo efectivo de la diócesis de Tucumán, monseñor fray francisco de Victoria y Reyna.
Elegido el sitio en que la ciudad debía emplazarse, elección conjunta entre Lerma y el obispo, dispusieron que la nueva ciudad erigida el día 16, llevaría el nombre de San Felipe, en homenaje al santo del monarca reinante, Felipe II.
Tempranamente fue el paso obligado entre el Río de la Plata y el Perú, más la cercanía de las minas del Potosí, logró alimentar muchas fantasías en los conquistadores.
En 1772, el cronista chileno Filiberto de Mena, alabó el valle de Lerma como uno de los más amenos, fértiles y agradables que formó la naturaleza. Añadía:” dudo que se encuentre otro más hermoso en esta América”.
Constituido el Virreinato del Río de la Plata en 1784, la Corona española eligió a Salta como capital de la Intendencia del Tucumán, que comprendía cinco ciudades y cuyos límites enmarcaban una extensión desde el Potosí a la ciudad de Córdoba.
Liderazgo que mantuvo hasta 1810, pues el estallido de la revolución cambió el antiguo paso comercial para convertirse en terreno de marchas y contramarchas de los ejércitos patriotas, contra las fuerzas realistas.
El 19 de junio de 1810, no transcurrido un mes del grito de Mayo, el Cabildo Abierto de Salta reconoce a la Junta de Buenos Aires. Ese momento histórico tiene como protagonistas a hombres como José Ignacio de Gorriti, Francisco de Gurruchaga (organizador de la primera Marina de Guerra), Pedro José Saravia, Pedro José Agrelo y Bernabé Araóz, entre otros, para llegar a la gesta de Manuel Belgrano y su triunfo en la batalla en la llanura de Castañares, conocida por la historia argentina como Batalla de Salta, el 20 de febrero de 1813.
Más sin duda una figura que se destaca más allá de los hechos ocurridos en la provincia y adquiere dimensión nacional: es la de don Martín de Güemes, que desde 1814 hasta su muerte sería el fiel custodio de la frontera norte, incansable colaborador de san Martín y artífice de la epopeya llamada después la “Guerra gaucha”. Además de procurar la unión nacional, se ocupó de dignificar al hombre de la campaña y estableciendo inéditos principios de justicia.
Se había criado Güemes en un ambiente de ricos, donde su padre hombre poderoso tenía una gran cantidad de gente trabajando en sus propiedades y el niño pudo descubrir tempranamente las necesidades del humilde.
Bien puede decirse que Salta fue tierra de patriotas pues estuvo representada en el Congreso de Tucumán por los doctores José Ignacio de Gorriti, Mariano Boedo y José de Moldes, incorporándose sólo los dos últimos y ocupando el segundo la Vicepresidencia en la sesión del 9 de julio de 1816, que declaró la Independencia Nacional.
Producida la decisiva batalla de Caseros, un hombre de la provincia presidió el Congreso Nacional Constituyente de 1853: el Dr. Facundo de Zuviría.
La creciente importancia de la ciudad – puerto de Buenos Aires creó cada vez mayores problemas a las regiones del interior. De ellas, Salta, fue de las que sintió más fuerte impacto de la competencia del rico litoral.
Más sus hijos continuaron en plena actividad política y tres presidentes de la Nación fueron salteños: José Evaristo Uriburu, Victorino de la Plaza y José Félix Uriburu.
La Asociación Cultural Sanmartiniana, el Instituto Belgraniano y el Instituto Güemesiano de Salta mantienen siempre viva la llama sublime del civismo de los héroes máximos de la Patria, íntimamente vinculados con ese suelo salteño.
Asevera el arquitecto Bonacci en diario La Capital. Año 2005.
En la mitad de la calle Salta a la altura 2000.
Cierta vez un habitante de Buenos Aires le llamó la atención "la cantidad de pasillos existentes en Rosario". Quienes la recorren y estudian permanentemente tratando de desentrañar sus misterios se sorprenden ante tal verdad.
La calle Salta al 2046 cuenta con el pasillo con arcos rojos previo hall de entrada, mostrando después en perspectiva: plantas de colores, mayólicas naturalistas, pasajes cubiertos, para arribar a su hall de salida sobre Jujuy 2053, con techo abovedado y bajorrelieves con querubines.
Aquellos que ocupan el pasillo conforman como nadie un grupo social apoyado en la estructura física de su ancho, es decir departamentos sobre ambas márgenes del pasillo.
Institución deportiva y social sobre calle Salta 2500.
El 7 de julio de 1984 U.S.A.R. Unión Sionista Argentina de Rosario inauguró su moderno complejo social y deportivo en la calle Salta 2555,donde una parte importante de la colectividad desarrolló su vida societaria. Esta nueva institución surgió de la fusión de la Sociedad Hebraica argentina de Rosario y el Círculo Sefaradí Argentino, cuyos presidentes fueron el Dr. Moisés Topolevsky y el Dr.Isaac Abiad en el momento de la unión.
En 1933 se fundó Macabi - Rosario en una modesta casa de la calle Laprida1157; posteriormente funcionó en Mitre 1139 y finalmente en San Martín 1411.
En 1960 se formó la Sociedad Hebraica en la bella casona de Santa Fe 638 con la incorporación de Macabi. Durante casi un cuarto de siglo Hebraica fue un centro deportivo, social y cultural de primer nivel en la ciudad de Rosario.
El Círculo Sefaradí Argentino tuvo su sede en Bulevard Oroño 939 y su juventud estaba agrupada en J.I.S.A. Juventud Sefaradi Argentina, que desarrolló también una amplia actividad deportiva y social. Nos ilustra Luis Gerovitch en el fascículo “La colectividad judía”. Revista “Rosario. Historias de aquí a la vuelta.” Impresión 15 de noviembre 1993.
Aún siguen en pie
Dice Mikielievich y ratifica Héctor Nicolás Zinny.”En los últimos años del dilatado reinado de Victoria I y primeros años de su hijo Eduardo VII, sus súbditos aquí radicados, entre quienes abundaban jefes y empleados ferroviarios del Central Argentino – luego Bartolomé Mitre aparecían unidos en el idioma, hábitos, cultura y deportes, menos en religión:”Los metodistas contaban desde 1865 con un templo primero habilitado en Rosario fuera de los consagrados al catolicismo romano. Ocupó en la esquina NE de las calles Salta y Progreso – actual Mitre – cuya superficie fue absorbida desde 1956 por la Plaza Guernika y a fines del siglo fue sustituido por el levantado en la esquina SE del actual bulevard Oroño y Salta.
Los anglicanos inauguraron a su vez su templo en 1870, ubicado en la calle Urquiza pasando la de Paraguay, inmediato al actual San Bartolomé que está en la esquina NE de las mencionadas y que se habilitó en 1876.
En cuanto a los católicos, la mayoría de ellos irlandeses, participaron en la construcción del que lleva por nombre San Patricio, iniciada en 1888 y que quedó concluida años después bajo la dirección del arquitecto Boyd Walker en la calle Salta 2645”.