Rosarinos III

¿Sabía usted que Rosario pudo ser Capital del País?


El 9 de junio de 1852, Urquiza escribió al gobernador Crespo para que procurara erigir a Rosario en ciudad.


 El mandatario provincial gestionó por sí mismo, ante la Junta de Representantes, para que sancionara la ley respectiva.


Entre sus argumentos, se destacó “su posición local, que la pone en contacto directo con el interior y exterior, por su crecido número de habitantes y por su comercio activo con todos los pueblos de la república”.


Dicha declaración abrió además puertas a otros acontecimientos no menos relevantes, como la apertura de los ríos a la libre navegación, lo que significó terminar con el monopolio de Buenos Aires e iniciar camino para el desarrollo del puerto de Rosario.


 Ese mismo año -1852- Rosario fue declarada ciudad, aunque hasta 1860 no logró su organización municipal, lo que la mantenía presa del manejo casi exclusivo del poder que ejercían el jefe político, y del jefe de policía.

El día de la ciudad
Fue justamente la necesidad de encontrar una salida a la crisis financiera de la Confederación la razón que llevó a Urquiza a sancionar en 1856 la ley de Derechos Diferenciales, que entró en vigencia un año después, en 1857.


A través de esa medida, el jefe entrerriano buscaba encontrar la manera legal de aplicar un impuesto mayor a los productos que ingresaban al interior del país luego de pasar por el puerto de Buenos Aires, lo que favorecía a aquellos que lo hicieran a través de la terminal rosarina.


“El flujo de mercancías, particularmente en Rosario, se alimentó con los privilegios que le otorgaba el sistema de derechos diferenciales, que establecía reducciones arancelarias para las mercaderías introducidas directamente en los puertos confederados”.


“El impulso de las ciudades-puerto y el proceso de conformación y consolidación del estado nacional se potenciaron mutuamente,
Rosario se constituyó en un foco de importancia del proceso expansivo de la economía agroexportadora y fue un centro de recepción y expansión de nuevos grupos”, se asegura en la colección Nueva Historia de Santa Fe dirigida por el historiador Darío Barriera.


Dicha declaración abrió además puertas a otros acontecimientos no menos relevantes, como la apertura de los ríos a la libre navegación, lo que significó terminar con el monopolio de Buenos Aires e iniciar camino para el desarrollo del puerto de Rosario.


En1865 asumió el Poder Ejecutivo, Bartolomé Mitre logrando con su gobierno integrar a Buenos Aires al resto de la República.


La paz era aparente, y por esta razón, se creyó necesario establecer que la capital del país debía ser fuera de la ciudad de Buenos Aires.


Basándose en esto, en 1867 en el Congreso de la Nación, el diputado por Buenos Aires, Doctor Quintana presentó un proyecto declarando a Rosario capital de la Confederación Argentina.
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Durante los años de la Confederación Argentina se consolidaron las bases de este nuevo orden económico y político, que progresivamente penetró en el desarrollo de las ciudades como puertos exportadores, y como focos de actividades de intercambio.


Pero por esos tiempos se frustró el proyecto de promover a Rosario como capital de Argentina.


Nuestra ciudad  fue declarada tres veces capital del país en los años 1868, 1869, 1873 por el Congreso y luego esas leyes fueron vetadas por el Ejecutivo.


Primero por Mitre  y luego por Sarmien

Algunas entidades estrecharon su relación con el gobierno a través de contratos que, como en el caso del Banco Rosario, le otorgaban la recepción de las rentas fiscales de la ciudad o que, como en el de la Sociedad de Crédito Territorial, le garantizaban el depósito de las rentas provinciales a cambio de adelantos de dinero.


El banco Carlos Casado, por su parte, recibió un fuerte impulso en las etapas iniciales de la guerra del Paraguay (1865-1866) a través del capital que ingresaba bajo la forma de suscripciones para personeros de guerra, y para sostener la manutención de familias afectadas por el conflicto.


 “Rosario fue la cabeza visible de dos procesos fundamentales en la etapa de consolidación del modelo agroexportador capitalista del siglo XIX, y la provincia de Santa Fe se convirtió en el escenario de una experiencia renovadora: la política de colonización fue estímulo para miles y miles de inmigrantes”, concluye el libro.