El 5 de noviembre de 1792, doña María del Tránsito Catalán de Rosales daba a luz su duodécimo hijo, quien fue bautizado ese mismo día en la parroquia de Monserrat, con el nombre de Leonardo.
Sus primeras letras, es probable que las recibió en el seno de su hogar, de moderada situación económica y cultural.
Después estudió en el Real Colegio de San Carlos y luego ingresó como soldado en el Regimiento de Patricios.
A lo largo de su vida, demostró que los sucesos de su ciudad no le eran indiferentes, porque en 1812 entró en el servicio “nacional marítimo” como marinero, iniciándose en la vida naval desde el más bajo cargo.
Cuando la campaña sobre Montevideo, aparecería como marinero y despensero en el bergantín “Santísima Trinidad”, e intervino en el duro combate dado en el Arroyo de la China, donde ascendió a cabo de cañón. Estuvo presente en las acciones previas y en el bloqueo que terminó con los realistas del puerto de Montevideo.
Desde 1815 prestó funciones en la escuadrilla fluvial en acciones en el río Paraná, ascendiendo a subteniente y luego a teniente.
Fue figura en las luchas civiles entre Buenos Aires y los caudillos del litoral, y en el sangriento combate dado sobre el arroyo Colastiné en 1821, contra la escuadrilla de Ramírez, obtuvo el grado de capitán.
Varios años pasó como comandante de matrículas de la Ensenada de Barragán, hasta retornar a Buenos Aires cuando el conflicto con Brasil era latente.
Comandó una cañonera, luego el bergantín “General Belgrano” y la goleta “Río de la Plata”. Sus unidades estaban tripuladas por criollos y más de la mitad eran negros más él transmitía a su gente que el triunfo en la lucha consistía en triangular: comando, tripulación y buque.
Estuvo presente en la escena de Los Pozos, es y fue heroica su actuación en Quilmes, y muy activa en el combate del Juncal.
Brown elogiaba constantemente su actuación, y cuando terminó esa guerra, era teniente coronel de marina.
A bordo de la goleta "Sarandí" realizó varias campañas fluviales por 1829 y llegó a coronel.
En septiembre de 1830 tomó esa goleta í y huyó con su cargamento a la costa uruguaya, para incorporarse a las fuerzas de Lavalle. Sería su última actividad a favor de una causa que consideraba justa.
Con Rosas en el gobierno, su carrera fue truncada al aparecer en una lista de jefes perjudiciales, por opiniones y conductas, y dado de baja paso a revistar en la Plana Mayor Inactiva.
Vivió exiliado en el poblado de Las Vacas, en Carmelo, donde falleció el 20 de mayo de 1836.
Expresan el Contralmirante Pablo E. Ardindeguy (RE) y Horacio Rodríguez (R.E):”El reconocimiento público de la Patria Argentina hacia su coronel de Marina Don Leonardo Rosales llegó, como para tantos de sus pares, al finalizar la lucha fratricida, al constituirse la Nación y acallarse los enfrentamientos de un pasado inmediato. Así en 1874 la Armada Argentina impuso su nombre a un bergantín goleta, que recorriera el Atlántico Sur.
Luego en 1889 a una torpedera de mar. Lo llevó por muchos años un destructor de la Flota de Mar en 1961 y lo luce hoy en su casco una corbeta misilística de esa fuerza naval”.