ROMERO DE PINEDA(1625 -1695)XXXV


Rosario, a diferencia de otras muchas ciudades no consta de documentos de fundación. Bucear sus orígenes fue siempre el rompecabezas de historiadores y eruditos.


Desde la antigüedad, el hombre necesitó buscar la suma  de sus congéneres para poder realizarse y así fue juntándose, uniéndose, formando familias o grupos que acabarían siendo una sociedad.


El germen de la ciudad de Rosario fue un poblado conocido a fines del siglo XVII como Pago de los Arroyos.


Amplio territorio rural regado por numerosos cursos de agua al sur del río Carcarañá: los arroyos Blanco, Ludueña, Saladillo, Frías, Seco, Pavón, el Arroyo del Medio Y Ramallo.


Según César Carrizo en "Imagen y jerarquía de Rosario": "Era el predio una vasta extensión de cinco leguas sobre las barrancas del Paraná por seis leguas de fondo hacia tierra firme".


El primer acto de dominio privado en este espacio que hoy es Rosario, se produjo cuando se estableció el primer poblador, el capitán Romero de Pineda.


Debió ser bravo soldado, listo para lances y de singular coraje al enfrentar querandíes y charrúas, logrando hacerse acreedor como premio a sus servicios de una merced que el Gobernador General y Capitán de las Provincias del Río de la Plata, Don José de Herrera y Sotomayor le otorgara en nombre de su Majestad, el rey de España, el 29 de agosto de 1689.


La merced fue redactada en esta forma: "Concédele la merced real para el ilustre capitán de caballos, sus hijos y descendientes por sus méritos y servicios y por ser hijo, nieto y bisnieto de los primeros conquistadores y pobladores de estas tierras" (refiriéndose a la ciudad del puerto de Buenos Aires) y así mismo por ser noble y casado con mujer de igual calidad".


Como reconoce el historiador Fernández Díaz:”La donación constituye una ejecutoria de nobleza en reconocimiento a sus servicios”.


La misma comprendía tierras desde el paraje llamado de las Salinas (hoy Ludueña) hasta el que llaman de la Matanza (hoy Arroyo Seco) sobre el río Paraná de frente y por fondo todo lo que estuviese vacío, abarcando entradas y salidas, aguadas, montes, lagunas y tierras anexas para que en las mismas fundase estancias, considerando todo como cosa propia, adquirida por el título que se le diera”.


Al aceptar tal donación Romero de Pineda debía cumplir esta consigna: "Recorrer la tierra y defender el camino en tránsito trazado por los conquistadores que unía Buenos Aires con el interior y pasando por las inmediaciones de lo que se llamaría Pago de los Arroyos, guardia permanente de estos caminos".


Romero de Pineda contaba con una treintena de hombres dedicados a las vaquerías, incursiones que realizaban en el campo para cazar el ganado cimarrón, al que le extraían el cuero, el sebo y la lengua - dejando el resto del animal tirado en la tierra para ser utilizado por animales salvajes-. Posteriormente instaló su estancia.


Desde su instalación en el nuevo sitio, Romero de Pineda pudo establecer un comercio con otras regiones, ya fuera a través de pequeñas embarcaciones en el río - hacia el Paraguay o Buenos Aires - o mediante tropas de carretas y de mulas las que se internaban dificultosamente por las huellas rumbo al interior.


Como afirman Augusto Fernández Díaz y Juan Alvarez “Puede inferirse que el sitio elegido por Romero de Pineda para establecer su estancia fue la desembocadura del Saladillo, en su banda norte, por ser un “paraje ideal por ofrecer el río un puerto abrigado y ser tierras vacunas”.


A pesar de preveer la necesaria producción primaria de huerta consistente en frijoles, calabazas, verduras, papas y los primeros sembrados de trigo y maíz, la subsistencia principal resultaría de carnear ganado con o sin cuero asándolo en una fogata abierta, según costumbre indígena. Los sirvientes capturaban el animal, lo desollaban, mientras el cuero era puesto al sol para ser comercializado.


En vida, como de familia, les procuraba todo aquello que podía significar opulencia: sedas, lienzos de algodón, abanicos, libros, platería y algunos objetos de fina elaboración (como armas e imaginería religiosa) que adquiría en las cargas de las carretas que pasaban por el Camino Real.


Nuestro primer poblador falleció a la edad de 70 años, el 17 de mayo de 1695, no sobreviviéndole mucho tiempo su esposa doña Antonia Alvarez de la Vega.


A su muerte, la superficie comprendida entre los arroyos fue dividida entre sus dos herederas: Francisca, casada con González Recio y Juana, casada con Gómez Recio.


El heredero de Juana hizo construir una pequeña capilla de barro y paja para que sirviera de oratorio en su estancia


Los Cabildos de Santa Fe y Buenos Aires discutieron la jurisdicción sobre el Pago, hasta que la cuestión fue resuelta en el año 1721 estableciéndose como límite: “el Arroyo del Medio”, que perdura hasta la actualidad separando la provincia de Santa Fe de la de Buenos Aires.

 

Desde 1731, los rosarinos festejaron el 7 de octubre como el Día de la Virgen del Rosario. Todos los primeros domingos de octubre y el de Pascua, fueron los dos acontecimientos anuales que vincularon a la población del caserío con el de la campaña.

 

 

 

Bibliografía.

Cervera Manuel M: "Historia de la ciudad y provincia de Santa Fe". Universidad Nacional del Litoral.1979.

 

Romero de Pineda. Avenida. Topografía:

Corre de N. O. a S. E. desde San Martín hasta junto al Ex - Ferrocarril Mitre.

Se le impuso ese nombre por Ord. 24209 del año 1959.

Recuerda al primer poblador de nuestra ciudad, Luis Romero de Pineda (1625 - 1695)