PIERMATTEI GIOVANNI:
Este texto es una mera reproducción del artículo llamado “De la epopeya y lo humano: un funcionario municipal asesinado en incumplimiento del deber” escrito por Victor Nadiello en Rosario la fuerza de su historia. Año 5. Diciembre de 2004.
“La historia es un profeta que mira hacia atrás” así nos lo hacía saber el poeta y filósofo alemán Federick Von Schelegel, en su obra Athnaeum” y lo cierto es ya que esta es la única manera conocida de no repetir errores.
En la ciudad de Rosario el año 1883 iba a tener varios acontecimientos que conmovieron a sus habitantes. Ese año y por primera vez, el pueblo iba a elegir a su intendente.
En ese entonces, fue electo Octavio Grandoli, uno de los hermanos del héroe de Curupaytí, el abanderado Cleto Mariano Grandoli.
Otro hecho descollante fue la inauguración del Monumento de la Independencia que fue presidido en nuestra ciudad por Julio Argentino Roca. Tal obra fue realizada por Alejando Biggi.
Dentro de ese panorama, la ciudad padecía el abuso de un sector de la economía que imponía sus condiciones. Eran los proveedores de carne que a la par de su mala calidad, sus precios crecían permanentemente.
Ya desde 1881 estaba previsto el nombramiento de un médico veterinario municipal para controlar y corregir tal situación
Pero recién en 1884 se logró tal designación y el elegidosería un italiano con no muchos años de residencia en la ciudad.
Venía precedido de importantes lauros académicos y profesionales desde su tierra natal “el Reyno de Italia”.
Así en el ms de marzo de ese año, es designado el primer médico veterinario municipal de la ciudad de Rosario.
Este funcionario no sólo demostró conocimientos e idoneidad, sino también coraje y valor para enfrentar a los poderosos proveedores de carne que rápidamente v vieron en él, un serio obstáculo.
A partir de ese momento la actividad sería supervisada, comenzando por los controles al matadero municipal y se reglamentó seriamente la forma de faenar.
Así fueron apareciendo las irregularidades y las multas, los decomisos y destrucción de las reses en mal estado.
La población hizo sentir su agradecimiento y su apoyo a este italiano de ley que honraba a su profesión pero la reacción de los empresarios fue dura y desigual.
El poder político no apoyaba al veterinario más la prensa se hizo cargo de tal épica conducta.
Un héroe civil: Las primitivas amenazas se convirtieron en agresiones, primero se le cayó encima media res, pero el 6 de diciembre de 1884 hubo una terrible noticia para el vecindario “el caballo del veterinario lo había arrastrado que le produjo heridas mortales.
Días después fallecía el “dottore Piermattei”.
Bibliografía:
La expuesta en el texto
Topografía:
Giovanni Permattei aún su nombre carece de designación oficial.