PIEDRABUENA LUIS O PIEDRA BUENA (1833 - 1883)

 

Francisco N. Juárez en su artículo del diario La Nación, "El prócer de los rescates australes" nos explica: "Luis Piedrabuena fue el patagónico lobo de mar - nacido en el fuerte de Carmen de Patagones el 24 de agosto de 1833 - que defendió los territorios australes al punto de lograr que esa vastedad hoy pertenezca a nuestro patrimonio geográfico. Resultó un prócer civil - reconocido finalmente como militar con despachos y jinetas cedidas por presidentes ilustres (Mitre y Roca) -, conocido apenas, poco divulgado aún, sin que su heroica vida y entrega personal hayan ganado espacio en las aulas como paradigma incontestable."

En el año 1848 se incorporó como grumete al pailebote John Davidson, comandado por el norteamericano Smiley, que tenía licencia para cazar lobos en las islas del sur. Desbordante de entusiasmo el precoz marinero zarpó rumbo a las Malvinas el 3 de agosto y regresó un año después convertido en veterano.

Durante mucho tiempo fue el único argentino que recorrió las costas de la Patagonia, época en que los extranjeros expresaban aspiraciones de poderío en aquellas tierras y Piedrabuena se impuso en la misión de ser el custodio y guardián de nuestra soberanía.

En 1863, durante una expedición de caza y pesca a la Isla de los Estados, el formidable marino llegó hasta el mismísimo Cabo de Hornos y grabó allí sobre una piedra: "Aquí termina, el dominio de la República Argentina. En la Isla de los Estados (Cabo Cook) se socorre a los náufragos. Nancy (velero del cual era capitán), 1863, Luis Piedrabuena". Al lado de estas palabras colocó una plancha de cobre con los colores argentinos. En esa isla llegó a salvar numerosos náufragos al punto que le preguntaron ¿cuántos fueron los náufragos que llevó arrancados de las olas en ese abismo que todo lo oculta? Un capitán contestó: "Sin temor de equivocarnos, los que llevó salvados pueden contarse por centenares".

Viajó posteriormente a la capital de la República con su Nancy, que a partir de entonces pasó a llamarse Espora, y donde enarboló la bandera nacional abandonando para siempre el estandarte norteamericano que había flameado hasta entonces al tope de su nave.

Por los méritos adquiridos en el cumplimiento de múltiples comisiones de esa índole el presidente Bartolomé Mitre resolvió en 1864 conferirle el grado de Capitán Honorario de la Armada Nacional, autorizándolo a proseguir sus nobles correrías australes.

Fue entonces cuando el marino fue prácticamente abandonado por el gobierno de Mitre, demasiado absorbido al mismo tiempo por la guerra del Paraguay, las montoneras, los malones y - por si fuera poco - una epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires.

Piedrabuena en su diario y en las cartas que escribía a sus íntimos, no disimuló su amargura frente a la recurrente apatía oficial que respondiera sus pedidos de ayuda.

Con el devenir de los años fue sucesivamente primero ballenero y lobero y después capitán, armador, comerciante e industrial.

Audaz pero fatalmente desordenado, el campeón de los salvamentos fracasó en todos sus proyectos de levantar una fábrica de aceite que le diera alguna estabilidad económica a su familia.

Para realizar el que sería su último viaje tuvo que vender todas sus pertenencias, incluido el cúter que fabricó el la Isla de los Estados.

Su dignidad era tal que nunca aceptó pago alguno por sus servicios de rescate.

Viejo, enfermo y decepcionado, falleció de una cirrosis fulminante el 10 de agosto de 1883.

 

 

Bibliografía:

Gruss, Luis: "Luis Piedrabuena, el simbad argentino." Cap. "La novela de la historia." Revista Temas y Fotos, 1996.

Gutiérrez Eduardo: "Croquis y siluetas militares." Editorial Librería Hachette. Buenos Aires.

 

 

Piedrabuena. Cortada. Topografía:

Corre de N. a S. desde 3800 al 3899, a la altura de Cafferata 4300. Barrio Acindar.

Se le impuso ese nombre por Decr. N° 19381 del año 1956.

Recuerda a Luis Piedrabuena (1833 - 1883), que rescató de las aguas australes a más de ciento cincuenta náufragos.