Explica el historiador José María Rosa en su obra:” La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas” al referirse a la invasión del Brasil al Uruguay, el 2 de enero de 1865, asevera: “A las 4 y 20 del amanecer del 31 de diciembre fue la hora señalada por los sitiadores de Paysandú para el ataque definitivo”.
En el diario de la defensa y sitio de Paysandú, que alguien tuvo tiempo de escribir a lápiz, los dramáticos momentos de ese fin de año.”Todos los soldados tienen el brazo derecho hinchado de tanto hacer fuego, hasta el punto e que algunos cambian de mano el fusil”.
Llegada la noche, noche de Año Nuevo todavía flameaba en lo alto de la iglesia la bandera oriental, iluminada por los resplandores de los incendios y el estallido de las granadas.
No se había cumplido todavía el deseo del comandante brasileño de iniciar el año 1865, con el pabellón imperial en lo alto de Paysandú. Pero ¿hasta cuándo resistiría ese diezmado número de héroes? que venían soportando alrededor de 4.000 bombas arrojadas desde la mañana anterior, que vomitaban los cañones de la escuadra imperial.
Después de insufribles horas, los orientales optaron por pedir una tregua para enterrar a sus muertos, lo que fue desoído por los brasileños, que violando las leyes de la guerra, abordaron las abiertas brechas cazando bestialmente a los vencidos.
“El engaño y la felonía juegan un papel en las últimas escenas de esete drama “ escribió uno de los pocos sobrevivientes , el comandante Federico Aberastury, al redactar el parte de la derrota.
El bravo coronel entrerriano, Manuel Navarro escribió, indignado al general Urquiza: “Mi querido general: Acabamos de saber con profundo sentimiento la toma de Paysandú y la muerte de sus principales jefes.
Los atentados y crímenes que cada día cometen los infames brasileños nos llenan de coraje y sólo ansiamos el momento de vengar la sangre de los mártires de Paysandú.
Los amigos creemos y esperamos que V.E.no podrá mirar con calma los bárbaros crímenes de los brasileros” (Archivo de Urquiza en Archivo General de la Nación, publicada por Fermín Chávez).
Guido y Spano, José Hernández, Olegario Andrade, Francisco Frenández y tantos más , contemplaban impotentes desde la otra orilla la inmolación de Paysandú a tal punto que Andrade escribió su Invocación:
¡Sombra de Paysandú! ¡Lecho de muerte
Donde la libertad cayó violada!
¡Altar de los supremos sacrificios!
¡Yo te vengo a evocar!
De haber permitido el general Bartolomé Mitre, el tránsito del ejército paraguayo, c por nuestro territorio, en pocas horas habría llegado hasta el mismo Paysandú desbaratando a los sitiadores. Desgraciadamente esa negación fue la mecha que provocó el estallido de la cruenta guerra del Paraguay, declarada por su gobernante Francisco Solano López.