NAZCA

Nazca (también Nasca) es una ciudad peruana ubicada en la región centro-sur del Perú, capital de la homónima provincia de Nazca, situada en la margen derecha del río Aja, afluente del Río Grande. Situada a 439 km al sur de la ciudad de Lima, en un estrecho valle a 520 metros.


Sobre su historia existen dos versiones de su fundación española. Según escritos de cronistas, fue fundada el 28 de octubre de 1548, por encargo del pacificador Pedro de la Gasca, por don Alonso de Mendoza. La otra versión dice que fundada por el virrey García Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, en 1591.

Nazca también fue conocida por producir un aguardiente de uva -similar al pisco- destinado para el consumo de los esclavos, y al que los habitantes locales llamaron Nazca. Asimismo se dice que se produjo el primer aguardiente de uva (pisco) en la Hacienda Cahuachi, por un esclavo afroamericano de los dueños de este fundo.

En Historia regional de Ica: época colonial, t.I (1964), de Alberto Rossel Castro, el capítulo VII, titulado Historia colonial del valle de Nazca refiere que desde antes de la conquista, el valle de Nazca fue conocido por el nombre de Caxamarca, como lo registran los títulos de escrituras, de los corregidores y Cédulas Reales de la época, que principian con este tenor: ..en el pueblo de Caxamarca de la Nazca.

Señala que el Repartimiento de Caxamarca comprendía tres grandes Parcialidades indígenas  Nazca, Kollao y Palpa. Que la Parcialidad de Naska se extendía por las quebradas de Aja y Kopara, en el decir de hoy, Tierras Blancas y Las Trancas.
El ayllu Collana era el principal y sus componentes se jactaban de pertenecer a la sangre real de los Incas del Cusco.
 A este ayllu pertenecía la dinastía de los Nazca, cuya familia se aposentaba, a la llegada de los españoles, en el pueblo incaico de Caxamarca, cuyas ruinas se encuentran a la salida de la actual ciudad y que se conoce con el nombre de Los Paredones.

Rossel Castro dice que los curacas o caciques principales del Repartimiento de Caxamarca, el año 1546 eran don Francisco Nanaska y don Alonso Rimansa, hijo éste de Anqueada, dueños de las tierras de Collao y Caxamarca.

 
Así lo declararon ambos ante el primer Alcalde Ordinario, don Nicolás de Rivera el Viejo el 17 de junio de 1546 en documento que consta en el archivo Derecho de Propiedad, Leg. 3, cuaderno 83, año 1546, en el Archivo Nacional.


Así pasaron  los siglos y sobre  la fundación del Convento de San Agustín (lugar comprendido aproximadamente entre la primera cuadra de la calle Arica, la quinta cuadra de la calle derecha o Lima, y el barrio de las latas, primera cuadra de Grau y el margen del río Tierras Blancas) refiere que así como don García Nanaska había instituido una Capellanía en el altar de San Pablo con parte de sus bienes, don García Nanaska hijo, siguiendo el ejemplo de su padre, gravó a censo sus haciendas a favor de los padres Agustinos de Lima, a condición de que estos dijeran doscientas misas a favor de su alma y fuera sepultado su cuerpo dentro de la Iglesia de Santiago Apóstol de Nazca.


 Es así que el 16 de mayo los Agustinos pidieron la ejecución de la voluntad del cacique y la licencia para edificar la iglesia del Convento de los Agustinos en el Valle de la Nazca, la construcción de la cual se realizó el año de 1591.

Continúa el autor narrando que la población colonial de Nazca fue elevada a Villa y sus términos precisados en Acarí, Anan-Huayurí, Urin, Huayurí, Palpa e Ingenio, en tiempos del Virrey don Luis de Velasco y Castilla, Conde de Nieva, y en la misma época de la fundación de la Villa de Valverde de Ica que se realizó el 17 de julio de 1563.

Dice que fue el cacique García Nanaska padre, el que dio asiento a los vecinos y moradores españoles, a los soldados cristianos servidores del Virrey, para una casa y una huerta, según las normas impartidas desde España por el Rey. Este asiento se hizo en el mismo lugar donde se encuentra la actual ciudad de Nazca.

Nazca, es como se denomina en la actualidad, es un lugar seco, razón por la cual en tiempos del incanato se realizó un formidable trabajo de ingeniería hidráulica, trayento aguas de las alturas, en ramales subterráneos, llamados acueductos, que sirven hasta la actualidad, para el riego de terrenos de cultivo y para uso doméstico.

En la historia colonial, hubo fundos-modelo como San Juan del Ingenio y San Javier propiedad del Colegio Jesuita del Cusco, en los cuales se hacían trabajos de tallado en madera, cultivo de vid, procesamiento de vino para el culto católico, y dos hermosas iglesias ubicadas en estos lugares.


En 1767 a la expulsión por edicto del Rey Carlos III de España, estas propiedades, quedaron a disposición de la Corona, y en propiedad de un encomendero.

En tiempos de la República, fueron dadas en uso por el Congreso peruano, en 1828, al Capitán de Navío de la Marina Peruana Hipólito Bouchard, como recompensa y en agradecimiento por los servicios prestados al estado.


Bouchard fundó un ingenio azucarero que llamó La Buena suerte, lugar donde fue asesinado, según se cree, una turba de esclavos.


.Después de 120 años, en junio de 1962, se encontró una tumba con las iniciales HB en las catacumbas de la Iglesia de San Javier. El 6 de julio de ese año, los restos fueron exhumados por una comisión conjunta de la Armada argentina y peruana, y repatriados a Buenos Aires, a bordo del crucero La Argentina.


Hoy reposan en el Panteón de Buenos Aires.


El pueblo de Nazca fue creado un 29 de agosto de 1821, luego el 2 de julio de 1855 fue elevado a la categoría de distrito, convirtiéndose en provincia el 23 de enero de 1941.

El coronel Manuel Rojas nació en Buenos Aires, el 16 de marzo de 1792, siendo sus padres Juan Rojas y Juana Argerich. Se inició en la carrera de las armas en noviembre de 1806, en calidad de soldado.


Pasó después al Cuerpo de Patricios, en cuyas filas se batió con denuedo en la defensa de Buenos Aires, en las jornadas del 3 al 6 de julio de 1807. Un año después era dado de alta como cadete, recibiendo el grado de subteniente en enero de 1809.


Producido el Movimiento del 25 de Mayo, se integró a las fuerzas patriotas y marcha en el Ejército Auxiliar sobre la provincia de Córdova para dominar la rebelión del general Santiago Liniers, combatiendo en Cotagaita y Suipacha, en octubre y noviembre de 1810, respectivamente.


 Es encomiable destacar que, antes de partir en el Ejército Auxiliar, pidió que se le descontase una fracción de sus haberes para contribuir a los gastos de la guerra por la Independencia.


Después de desempeñar importantes comisiones como edecán del Director Supremo, en noviembre de 1818 fue destinado al Ejército de Los Andes, saliendo de Buenos Aires a su nuevo destino. Por las dificultades del camino, llegó a Mendoza recién a principios de 1819, donde fue designado jefe de estado mayor de la división que estaba a las órdenes del coronel Rudecindo Alvarado, que ya había transpuesto Los Andes.


 El prócer Manuel Rojas fue graduado teniente coronel en mayo de 1820 y el 20 de agosto de ese mismo año se embarcó hacia el Perú en la Expedición Libertadora del general José de San Martín.
 El 2 de octubre, el flamante teniente coronel Rojas fue nombrado 2º jefe y, a la vez, Jefe de Estado Mayor de la División Volante del general Juan Antonio Álvarez de Arenales, que expedicionaria en la Primera Campaña de la Sierra.


Las fuerzas realistas de Ica, al mando del coronel Manuel Quimper, habían evitado el combate fugando hacia el Sur. Siendo imprescindible destruirlas antes de iniciar la precitada campaña, el general Arenales comisionó al teniente coronel Rojas ir con 250 hombres en su busca y obligarlas a combatir. Brillantemente cumple su cometido.


 El 14 de octubre de 1820, ordenó un ataque fulminante en la plaza de Nasca, utilizando sólo su caballería de 110 jinetes por mantener la sorpresa en el ataque.


Derrota total a los 750 jinetes realistas, que fueron vencidos inopinadamente, desarmados algunos, descabalgados otros y sin jefes.


Mientras éstos huían, la desesperada defensa organizada por los soldados realistas era desbaratada por los dos escuadrones de 40 jinetes, mandados por los capitanes, el argentino Juan Lavalle y el francés Federico Brandsen; mientras el patriota paraguayo teniente Juan Vicente Suárez, con su escuadrón de 30 jinetes, impedía con disparos y arma blanca la fuga de los despavoridos realistas por el camino Sur, en la ruta hacia Arequipa.


Dos días después, 16 de octubre, el teniente coronel Manuel Rojas hizo jurar solemnemente la Independencia al pueblo de Nazca.

 

 

 

 

Bibliografía:

Graneros Castillo Wilfredo: Teniente Coronel Manuel Rojas Argerich. Jefe patriota en la batalla de Nazca.

El mismo autor: Semblanzas biográficas y episodios de la Independencia.

 

Nazca. Pasaje. Topografía:

Corre de E. a O. paralelo a Génova y Juan B. Justo 5500/7100 /8800.

Se le impuso ese nombre por Decreto - O. nº 24464 del 27 de enero de 1960.

Recuerda al destacado guerrero argentino Manuel Rojas  Argerich que  comandó  las fuerzas patriotas que en Nazca, encuentro  librado en Perú  en la lucha por la Independencia, las que derrotaron a las tres veces superiores fuerzas españolas del coronel Manuel Quimper.