El doctor Muniagurria nació en Goya, Corrientes el 3 de mayo de 1876.
Hijo de Carlos Muniagurria y de doña Leonor Fernández, conoció en su casa materna el mundillo social y político de su provincia.
Egresado en 1901 de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires con medalla de oro, de inmediato se estableció en nuestra ciudad ilustrando con su saber, casi por cuatro décadas la Pediatría de Rosario.
Fue también director de la Biblioteca Argentina (por más de veinte años) y miembro fundador de la asociación El Círculo, la Facultad local de Medicina, el Círculo Médico local (1932) el Instituto Antirrábico y el de Puericultura Social.
El 2 de abril de 1936 creó la Sociedad de Pediatría dependiente de la Facultad de Medicina.
Nos dice Miguel Angel De Marco (H):“El 22 de mayo de ese año junto a un grupo de médicos de niños constituido por Alejandro Robiolo, Isidoro Slullitel, Eugenio Travella, José Celoria, Ángel Invaldi y Clemente Imhoff, entre otros crearon dicha entidad a fin de intensificar los estudios de medicina, cirugía e higiene de la infancia, y la adopción de medidas relacionadas con el desarrollo de la especialidad”.
También participaron de esta etapa fundacional los doctores Ricardo Puig, José María Fernández, Miguel Caviglia y Horacio de Zuasnábar.
Logró merecidas distinciones como Miembro de la Sociedad de Pediatría de París, donde pudo empaparse de los avances en puericultura en el Viejo Mundo y que aplicó en Rosario pues en las primeras décadas del siglo XX, la mortalidad infantil era muy alta a causa de la viruela, tifoidea y difteria.
El doctor Muniagurria llegó a descubrir el medio de contagio de tales enfermedades incontrolables, pues la leche no registraba ningún control bromatológico ya que la ruta de consumo era muy rudimentaria, desde el ordeñe se depositaba en recipientes caseros sin desinfección.
No existía ni la pasteurización ni control de calidad sanitaria y hasta se llegó a vender leche de cabra o burra, por entonces animales domésticos.
Muniagurria a través de publicaciones de entonces ilustraba a la población sorteando la miseria, la ignorancia y el curanderismo.
A su vez, publicó textos científicos como “Lecciones de clínica pediátrica”, aparte un centenar de artículos en revistas médicas del país y del extranjero, organizando también el primer Congreso de Medicina social.
Se mostró simultáneamente como un hombre amante de las expresiones artísticas publicando numerosos ensayos como autor teatral y desde 1909 a 1913, había inclinado sus preferencias por la comedia costumbrista para reflejar la vida cotidiana de su provincia natal, en obras como “Percepción de la belleza”, “Más allá de la ley”, “Como la hiedra”; “La echarpe de Silvia”;”Conrado”, “Más allá de la ley” y “Los herederos”, comedia en tres actos. Algunas estrenadas en España.
Debemos rendirle un justo homenaje al doctor Muniagurria porque brindó a la ciudad, con altruismo esfuerzos inteligentes en un marco de señera conducta.
Como cierre transcribo las palabras del historiador De Marco en el artículo “Gobernar es curar”en diario La Capital en su 140° Aniversario ( 1867 – 2007) “Fue uno de los principales promotores del progreso sanitario y cultural de la ciudad. La medicina era su pasión, pero también amaba las expresiones artísticas.”
Falleció el 5 de febrero de 1935 después de haber constituido junto a María Luisa Berdaguer una familia numerosa, continuadora de su línea de conducta.
Bibliografía:
La expuesta en el texto.
Muniagurria. Calle. Topografía:
Corre de N. a S. desde 100 hasta 599 a la altura de Eva Perón 7700.
Se le impuso ese nombre por O. 190 del año 1942.
Recuerda al médico literato de nombre homónimo (1876 – 1935).