Nos dice el historiador Daniel Balmaceda en su obra “Estrellas del pasado”, pág.59: “En noviembre de 1827 desembarcó en el puerto de Buenos Aires el físico italiano Octavio Fabricio Mossotti.
Había sido convocado por Bernardino Rivadavia durante su presidencia. Llegó cuando el primer mandatario ya había renunciado. Manuel Dorrego, a cargo del Poder Ejecutivo, lo nombró ingeniero astrónomo y ordenó que le dieran la cátedra de Física de la Universidad de Buenos Aires. También le allanó el camino para que le permitieran trabajar en la única torre que tenía entonces el convento de Santo Domingo –la otra, la de la izquierda había sido bombardeada en las Invasiones inglesas – situada en Belgrano y Defensa."
Nacido el 18 de abril de 1791 en Novara, Italia, con tan sólo 20 años se doctoró en Física y Matemática en la Universidad de Pavía, Italia, dedicándose especialmente a la astronomía teórica y de observación.
En 1813 recibió un nombramiento meritorio del Observatorio Astronómico de Brera, ocupando ese cargo hasta 1825. Por sus estudios en dicho observatorio obtuvo reconocimiento internacional.
Pero tuvo que emigrar por motivos políticos, primero a Suiza, luego a Londres, y finalmente a Buenos Aires – como dije más arriba - donde se hizo cargo de la Cátedra de Física de la Universidad de Buenos Aires reemplazando a su compatriota Pedro Carta Molina.
Reitero, además instaló un pequeño observatorio en las celdas altas del Convento de Santo Domingo, al cual anexó un gabinete meteorológico. Allí se realizaron entonces las primeras observaciones astronómicas y pluviométricas de la Argentina que dirigió desde 1828 a 1835.
El Convento de Santo Domingo, fue primer Observatorio Meteorológico y Astronómico de la Argentina.
Agrega Balmaceda: “Mossotti, alto, pelirrojo y de ojos azules, tenía un interés especial: el cielo. Por ese momento, reunió instrumentos de meteorologíacon restos de los aparatos traídos por las comisiones demarcatorias de límites del siglo anterior, recomponiéndolos o perfeccionándolos, y con ellos realizó una serie de determinaciones (entre ellas la de la latitud de Buenos Aires) y de observaciones astronómicas.”
Los condicionó y aprovechó elementos de meteorología dispersos, entre los cuales figuraban algunos que habían pertenecido a Martín de Altolaguirre y a don Diego, el padre del general Alvear, ambos entusiastas de la astronomía.
Envió un buen telescopio a Londres para que lo arreglaran ,el que le permitiría descubrir el firmamento porteño.
Allí se desempeñaría hasta 1831 y se vincularía con Felipe Senillosa. Entre otras cosas determinó la latitud de Buenos Aires, refiriéndola a la Pirámide de la Plaza de la Victoria (hoy Plaza de Mayo).
Le debemos muy buenos aportes a la meteorología, porque fue el primero en medir, con un pluviómetro que él mismo construyó la cantidad de agua caída en la ciudad.
Sus investigaciones se publicaron en la Sociedad Astronómica de Londres y en el ámbito local, colaboró con La Gaceta Mercantil y en el periódico El Lucero.
Además hizo un aporte muy terrenal: estableció la equivalencia oficial entre la vara ( medida de longitud que se usaba en las provincias del Plata) y el metro.
En 1835 Mossotti decidió dejar Buenos Aires, ,estimulado por el nombramiento en el Observatorio de Bolonia, donde formaría con sus abordajes técnicos casi 600 matemáticos "descendientes" (ver referencia, The Mathematics Genealogy Project).
Influyó asimismo sobre Hendrik Lorentz en cuanto a la descripción de las fuerzas físicas fundamentales. Con más de sesenta años de edad, dirigió un batallón de universitarios y combatió en dos batallas (Curtatone y Montanara), siendo luego nombrado Senador del reino. Fue muy valorado en el mundo por sus aportes a la astronomía.
Mossotti fue el primer catedrático titular de Física Experimental argentina donde también dictó cálculo diferencial.
Muchos de sus alumnos cursaban la carrera de medicina y apreciaban especialmente sus descripciones de la electricidad en el interior de los cuerpos, en una época en que el Romanticismo atribuía a la electricidad diversas virtudes curativas y el Iluminismo la vinculaba con el alma.
Los cursos sobre dielectricidad o electricidad en el interior de los cuerpos —clases calificadas de "inolvidables", a las que asistieron numerosos estudiantes que influirían sobre la tradición neurobiológica argentina.
Lo que quedó de su paso por la Argentina: Del curso de física experimental redactado en castellano en la Argentina, que parece que sólo circuló en copias manuscritas, se publicó únicamente una parte muy breve y general de introducción. Tal como muchos trabajos intelectuales y tesis de la época de Rosas, cuando los adversarios lo derrocaron, consideraron inconveniente destacar, los escritos de Mossotti.
Las observaciones meteorológicas diarias, que realizó durante más de seis años, sólo se han conservado gracias a informaciones periodísticas. Los registros de esos datos se han perdido, tanto los originales que quedaron en el país como una serie de observaciones y noticias sobre el clima, que después de haber sido utilizadas por Humboldt fueron a parar al Instituto de Francia.
Las únicas cuatro páginas impresas en la Argentina que se conocen de Mossotti son las Noticias Astronómicas con que se abría un calendario para 1832, editado en Buenos Aires y en las que se daba cuenta de las cosas de interés que ofrecería ese año el cielo de la ciudad.
Aparecieron en cambio en las memorias de la Sociedad Real Astronómica de Londres dos artículos de Mossotti sobre las observaciones de un eclipse de sol y del cometa Encke, realizadas desde las celdas del Convento de Santo Domingo.
En 1840 se incorporó a la Universidad de Pisa, donde realizó cursos de física matemática, mecánica celeste y geodesia.
La desgracia le golpeó duramente en 1843, cuando al dar a luz su esposa Anna falleció junto con la criatura. En este entonces ya se lo tenía por uno de los más destacados astrónomos del mundo.
Ya en Italia, tuvo dificultades políticas y pasó a dictar clases de matemática en la Universidad Jónica. Esta era una universidad de ideología liberal, sostenida por Inglaterra en la bella isla griega de Corfú a fin de realizar actividad de alto nivel académico con intelectuales a menudo emigrados.
De allí salió Mossotti unos años más tarde habiendo redactado un importante tratado de física y conocido a Anna Sutter, ciudadana inglesa y admiradora suya con quien contrajo un segundo matrimonio.
Falleció en Pisa, Italia en marzo de 1863.