MORROW ALCINDA C.

Junto a la educadora Mary Mann, el gobierno argentino contrató 61 maestras entre 1869 y 1898. La vida de todas ellas, desde su partida de USA hasta arribar a destinos como San Juan, Catamarca o Paraná, no fue nada sencilla.


Exiliado Sarmiento en Chile, partió hacia Europa a estudiar los sistemas educativos más avanzados, misión encargada por el ministro de Instrucción del vecino país. Las ciudades del viejo continente pronto lo decepcionaron.


Todo le resultaba rancio, pero en el último minuto, en Londres, encontró los escritos del pedagogo estadounidense Horace Mann, quien en las escuelas públicas de su país, había aplicado la doctrina pedagógica de Pestalozzi.


Raudamente, Sarmiento partió de Liverpool hacia los Estados Unidos, y allí vio la luz, para iluminar la razón en la noche de la ignorancia argentina.


“Si a algún país se parecía la Argentina por su extensión, sus novedades, su exigua población y su urgente necesidad de inmigrantes que llenaran un presunto vacío, eran los Estados Unidos”, escribe David Viñas en De Sarmiento a Dios (Viajeros argentinos a USA). “Franklin y míster Mann podían ser además los antepasados quiméricos de un burgués conquistador y plebeyo como era él.


La propia novela de aprendizaje de joven pobre del Sarmiento de 1847 al fin apuntaba hacia un centro ágil, estimulante y concreto. Y como en toda historia moral del siglo XIX, los pobres siempre triunfan”.


Mitad padre del aula mitad burgués conquistador, el futuro presidente argentino se deslumbró  con los yankees, la modernidad del flirt de las jóvenes norteamericanas, comparando un país y otro, una cultura y otra (“Yo viajo en contra de mi propia tierra natal”, escribe en Viaje a los Estados Unidos) y como buen pionero de avanzada preparó el terreno para el regreso triunfal de 1865, donde Horace Mann será reemplazado por su viuda Mary.


 “Mann y Sarmiento ya no volvieron a verse. En cambio, el sanjuanino retomó el contacto con Mary Mann cuando regresó a Estados Unidos en mayo de 1865, veinte años después de su primer viaje.


 El “proyecto pedagógico” de Sarmiento y Mary Mann se concretó unos años después de la siguiente manera: entre 1869 y 1898 el gobierno argentino contrató a 61 maestras estadounidenses para trabajar en escuelas normales del interior del país.


En muchos casos tuvieron directamente que fundarlas y en otras, ayudar a construirlas, como sucedería en Catamarca. ¿Qué es enseñar en una escuela al lado de fundarla?


Sin rodeos, el prólogo de Las señoritas se titula “Un sueño colonizador”. ¿Cuáles son tus historias favoritas de estas mujeres y por qué?


Se llamaban Isabel Coolidge, Clara Gillies y Alcinda Morrow, jóvenes mujeres, maestras que hablaban poco castellano. Habían nacido en la costa oeste de Estados Unidos y llegaron a Rosario contratadas por Sarmiento. Un verdadero revolucionario de la cultura y de los prejuicios sociales sobre finales del 1800 con una misión: organizar el sistema escolar y formar los docentes que lo pondrían en marcha.


Sarmiento gestó la idea de convocar maestras del país del norte cuando cumplía misiones diplomáticas en los Estados Unidos. Allí conoció a la educadora Mary Mann quien lo ayudaría a seleccionar las postulantes. Las buscaban jóvenes, atractivas y de buen estado físico para dar ejemplo a nuestras criollas, tan acostumbradas a estar inmóviles asistidas por sus servidumbres"" explica Luna.

Carina Bazzoni en su artículo: “Las norteamericanas que llegaron a Rosario con la misión de hacer escuela” dice: “Pero no les fue fácil. A su desembarco encontraron una comunidad poco dispuesta a recibirlas, colegios sin bancos ni libros, y salarios inferiores a los prometidos. Aún así se pusieron al frente de importantes escuelas de la ciudad y hasta realizaron la primera colecta para construir el Monumento a la Bandera”.


Algunas contratadas desertaron de su trabajo. Otras por puro tesón lograron forjarse un espacio como ocurrió en Rosario donde existía una fuerte sociedad protestante de ingleses y norteamericanos nucleados alrededor del puerto y del ferrocarril, sostiene la misma investigadora.


Cooligde terminaba de cumplir los cuarenta años cuando en 1880 se hizo cargo de la Escuela Normal N°1 que por esa época dependía del Colegio Nacional y después de batallar frente a la falta de infraestructura y útiles para la enseñanza debió abandonar su cometido por razones de salud.


Gillies continuó su obra sin pausa contra molinos de viento, hasta que Morrow lograría que la Municipalidad en 1886, le donase un terreno en la plaza Santa Rosa, después que arrendara el edificio ubicado en calle Tucumán 452 (antigua numeración) entre las calles Entre Ríos y Corrientes.


En el nuevo predio instalaría el primer gabinete de física, la sala de historia natural, el jardín de infantes, aumentando a su vez el número de volúmenes de la biblioteca.


Renunció Morrow en 1888 luego que el poder Ejecutivo Nacional aceptara la propuesta de Adolfo Hertz y Cía. de construcción del edificio de la escuela en el terreno cedido por la Municipalidad, frente a la plaza Sarmiento, donde hoy se halla emplazada.

Morrow organizó el establecimiento a su cargo implantando el principio educativo que establece: “la escuela es la institución social y autónoma que tiene como misión específica integrar la enseñanza espontánea, práctica y accidental con la sistemática, teórica e intelectual con el objetivo de lograr mujeres pensadoras, poetas, científicas, profesionales y trabajadoras preocupadas por el bien de su entorno, la ciudad y el país”.

La educación creciendo desde una escuela armada puede brindar las herramientas para construir una historia digna para las generaciones futuras y un mañana en el que impere la cultura del respeto, la vida y el trabajo.

alcinda.html

 

Bibliografía:
Mikielievich Wladimir C: Diccionario de Rosario (Inédito) Tomo XXXII.
Bazzoni Carina: "Penas y glorias de las docentes contratadas por Sarmiento". Artículo diario La Capital del 11 de setiembre de 2003.


Morrow Alcinda. Calle . Topografía:
Corre de N. a S. desde el 3500 al 4199 entre las calles Cullen, Ugarte y Salvat, paralela al Camino a Villa del Parque.
Se le impuso ese nombre por D. 4671 de setiembre de 1977.
Recuerda a Alcinda Morrow, directora del Normal N°1 de nuestra ciudad, desde 1883 a 1888.