Nos dice Sonia Berjman: El verde es el color de la esperanza. La esperanza está siempre puesta en el futuro.
El jardín es el recuerdo del paraíso perdido y su construcción mira al pasado para tratar de redimir la culpa original.
Así, pasado y futuro confluyen el presente de cualquier plaza, de todo parque, en un patio lleno de macetas, en la huerta hogareña o en el jardincito de adelante o de atrás de una construcción.
Los espacios verdes son los remansos que nos permiten vivir armoniosamente en la ciudad, ya que conjugan en sí lo natural y lo cultural.
Los espacios verdes cumplen diferentes funciones que van del equilibrio de nuestra psiquis al amortiguar el ruido del tránsito, de brindar un lugar para el juego a facilitar el escurrimiento de las aguas, de fomentar nuestra sociedad y a disminuir la temperatura que retiene las construcciones.
De revertir la contaminación ambiental a recordarnos nuestra naturaleza natural.
La morera es un maravilloso árbol de sombra.
El jardinero José Manuel Durán - 28 noviembre, 2016 – nos dice:
La morera es el árbol perfecto para resguardarte de los rayos solares durante la canícula del verano. Disfrutarás mucho más de tu jardín reposando bajo la benevolencia de su copa protectora. Si estás buscando un árbol de sombra, sin duda, a la morera has de tenerla en consideración.
La socorrida morera (Morus alba) o morera blanca es un árbol de tamaño contenido (no suele alcanzar más de 15m), aunque dispone de un rápido crecimiento inicial.
Desarrolla una copa globosa o extendida muy oportuna, también llorona en cierta variedad injertada (Morus alba ‘Pendula’).
Por si fuera poco, acepta de buen grado la poda, resiste las inclemencias ambientales y dispone de grandes hojas caducas. Tan golosos argumentos la han hecho muy popular. Lo mismo te la encuentras en anchos paseos como en jardines pequeños, donde la sombra es la prioridad.
Pero, aunque convive con nosotros parece que desde siempre, es originaria de Asia oriental. Se introdujo en Europa, en un principio… ¿a qué no te lo imaginas? Sí, para la cría de los gusanos de seda.
Las hojas, alimento de estas orugas, son habitualmente acorazonadas, aunque exhiben cierta variabilidad: también pueden mostrar formas lobuladas, más o menos marcadas, que podrían recordar a las de la higuera. No varía, en cambio, su margen dentado y su atractivo brillo en el haz.
Los frutos de la morera (Morus alba) suelen ser de color blanco o rosado al madurar y no negros, como en el moral (Morus nigra). Aunque comestibles en ambos casos, los de la morera negra son mucho más sabrosos.
Si solo te importa su uso ornamental, te recomiendo el cultivo de pies masculinos o un ejemplar sin frutos; no se manchará el suelo del jardín. La variedad ‘Fruitless’ presenta esta característica.
Los rigores ambientales tampoco son un problema, hasta cierto punto: no le afectan las heladas, ni las altas temperaturas. Además, tolera la polución de las ciudades y cierto grado de salinidad.
Le gusta la luz: la morera crecerá más rápido y saludable plantada al sol, donde ejercerá con gusto su función protectora.
Su reproducción es muy sencilla, tanto la vegetativa como mediante el uso de semillas. Si quieres asegurar las mismas características de la planta madre y tienes prisa en disfrutarla, mejor prepara esquejes o estaquillas.
Lo esencial de la utilidad de la planta de la Morera es que es el alimento justo y predilecto del gusano de seda, el que luego se convierte en una bellísima mariposa.
El uso principal de los gusanos de seda, desde la antigüedad, en China, es la obtención de la seda.
Bibliografía:
2021. Blog de José el jardinero.
Morera Blanca. Pasaje. Topografía:
Pasaje 1444. Corre de (N-S) a la altura de Juan B. Justo 7800.
Se le impuso ese nombre por O. 8690, del año 2010.
Recuerda a la Blanca Morera, árbol oriundo de China, Manchuria y Corea, muy cultivado en diferentes partes del mundo. Sus hojas sirven de alimento para los gusanos de seda cuyos capullos se utilizan para fabricar seda.