MÉNDEZ GERVASIO (1848-1897)

El período de luchas y de divergencias políticas que siguió a la derrota de Rosas llegó a su término el 21 de setiembre de 1880, cuando un congreso en minoría, reunido en el pueblo de Belgrano, sancionó una ley que declaraba a la cercana ciudad de Buenos Aires capital de la República Argentina.


Había llegado a su fin un viejo pleito entre porteños y provincianos y se iniciaba una nueva época en nuestra evolución histórica, con grandes cambios en el panorama material y cultural. Ese mismo año ocupó la presidencia el joven militar Julio Argentino Roca que dispuso asentar al país sobre nuevas bases. Desde esa época el crecimiento de Buenos Aires fue asombroso.


En la década comprendida entre 1880 y 1890, la población de la capital aumentó en un 84 por ciento, mientras que en el resto del país, sólo creció en un 29 por ciento.


La gran ciudad absorbió riquezas y derechos en perjuicio de las provincias y dio origen a un desequilibrio que es visible en la época actual.


De ideología liberal y progresista, partidaria de la cultura europea, la minoría dirigente emprendió su labor con el lema de paz y administración para fomentar el desarrollo en todas sus manifestaciones.


En torno a la época de la federalización de Buenos Aires, un grupo de escritores se destacó en este período de la nación organizada, al lado de las personalidades sobrevivientes de la proscripción.


Casi todos ellos participaron en política por medio de la pluma o en importantes cargos públicos y otras veces, su actividad literaria fue un mero pasatiempo.


Se los conoce como integrantes de la generación del 80 porque sus principales figuras alcanzaron la madurez a partir de ese año de profundos cambios, que convirtieron a la "gran aldea" de Buenos Aires, en una ciudad cosmopolita.


Esos intelectuales creyeron en la necesidad de insertar el país en la corriente de progreso económico mundial y en la de generar un Estado moderno y vigoroso, dotado de los instrumentos indispensables para operar en la transformación de la sociedad.


Eran continuadores de la “Generación del 37”, con un código distinto como consecuencia de la desaparición desde 1852 de la tiranía de Rosas que a lo largo de su mandato siempre había impedido una carta constitucional que estableciera un orden entre el poder y el pueblo.


Fueron liberales apasionados que sin querer opacaron en buena parte las posibilidades literarias del poeta. Méndez.


En ese ámbito socio económico y literario nació Gervasio Méndez en Gualeguaychú, Entre Ríos, en 1848 y vivió su adolescencia  conociéndoselo como el poeta entrerriano, aunque muy joven dejó su tierra natal para radicarse en Buenos Aires, donde dirigió la revista “Álbum del hogar” en cuyas columnas escribieron hombres que formaron “La generación del 80”.


Gervasio Méndez era la imagen de un poeta líricamente artístico, conocido como el poeta del dolor, por ser paralítico la mayor parte de su vida, aunque  los ecos de su lira armoniosa y dulce tenían la virtud de infiltrarse en el alma del lector y provenían a causa de que toda su vida se había hallado con el cuerpo encadenado a una parálisis aguda desde sus años juveniles hasta el último día de su vida.


Por ello sus versos aunque poéticamente expresivos, desbordaron un alma llena de dolor y desventura.


Martín García Merou en su obra “Recuerdos literarios” nos pinta con palabras una imagen semejante a la edición francesa “El reissebilder de Heine”, grabado en el cual el poeta paralizado en el lecho de dolor inclina su cabeza pálida, con los ojos a medio abrir como el que ve entre sueños, las visiones de otra existencia...”:

“Sobre el sillón, envuelto hasta la cintura en una raída manta de viaje, se encontraba un hombre joven todavía.
Su frente, pálida y descarnada estaba sombreada por algunos cabellos negros, ligeramente ondeados que caían sobre las sienes en desorden.
Sus ojos, rodeados de un círculo rojo tenían una rara fiereza y una expresión generalmente dura, que revelaban su rebeldía interior por su eterna inmovilidad.
Usaba bigote y pera prolijamente recortados y su cuerpo generalmente estaba cubierto por un tricot color café sobre el cual caía como una nevada, la ceniza de un cigarro.”

gervasio.html


Gervasio Méndez quiso con sus versos fertilizar los surcos del futuro de la patria, pero su mayor logro sería su valiosa y bella producción espiritual como “El mendigo”, “El desencanto”, “La mujer que adoro y jamás”, versos que dejarían traslucir sus sentimientos más profundos y obviamente el dolor más intenso.


Falleció en Buenos Aires el 15 de abril de 1897, a la edad de 48 años.

 

 

Bibliografía:
Míkielievich Wladimir  C: “Gervasio Méndez” en Diccionario de Rosario (Obra inédita).
Cora Luis M: “Argentinos ilustres”. Corrientes. 1941.

Méndez. Cortada . Topografía:
Corre  de N. a S. desde 3100 hasta 3299 a la altura de Av. Bermúdez 6300.
Se le impuso ese nombre por D. 24.341 del año 1960.
Recuerda al poeta entrerriano  Gervasio Méndez (1849 – 1898) que se distinguió por sus versos  muy  profundos y sentimentales.
Con anterioridad se denominó calle Catorce.