El maestro Juan Bautista Massa era porteño de nacimiento, pero rosarino de puracepa, porque aquí luchó con la suerte a brazo partido, aquí enseñó, aquí creó sus mejores composiciones, aquí soñó, y sufrió sin ver realizada su ilusión de siempre: acrecentar el acervo artístico de la ciudad.
Asevera Mikielievich: Una parte de la obra múltiple de Massa señala el comienzo de la música argentina inspirada en temas vernáculos. Dentro de su producción las obras telúricas han encontrado en su inspiración uno de los primeros intérpretes en compañía de Alberto Williams y Julián Aguirre.”
En marzo de 1915 lo becó la Biblioteca Argentina por su incorporación de temas de música criolla a las formas clásicas de la armonía: sonatas, aires, suites, etc.
El maestro siempre esperó algún subsidio del gobierno de turno para completar sus estudios musicales en Europa.¡Qué le costaba al Honorable Concejo Deliberante apartar unos cientos de pesos para que un músico rosarino pudiese alcanzar la felicidad acariciada en tantas noches de esperas y de insomnio!
El diario La Capital aludiendo a esto, decía en su edición del 23 de junio de 1922: “Las injusticias que, por desgracia, priman en todas las cosas,, no le permitieron ir a Europa para estudiar en la fuente misma del arte, los conservatorios de Milán o de Nápoles, que pese a los modernistas, son siempre los centros más brillantes de la música y el canto.”
En 1924 fue designado profesor de la Escuela Normal de Profesores N°1 y el maestro pese a sus desencuentros y desengaños continuaría produciendo piezas de distinta temática:
De esta fecha datan: Vidalita; La muerte del payador, Ecos de la pampa, Nuevo pericón y gato, La cosecha de la algarroba y otros bellos poemas en los que ensayó dar forma coral a tonadas argentinas. Las compuso de 1925 a 1927.
El ballet de ambiente pampeano fue una más de sus geniales creaciones en las obras ”El cometa” .y “La muerte del Inca”.
En “Música y músicos argentinos. Pág. 76-77 hacen mención de sus obras en estos términos:
“Se valora en la obra del maestro Massa, colorido adecuado, factura impecable, emoción sentida.
Y en cuanto al desarrollo y arraigo en la segunda ciudad de la República, cuyos frutos no podrán aumentar, es mérito que le pertenece, motivo por el cual su nombre será siempre recordado”.
Le sorprendió la muerte el 7 de marzo de 1938.