Nos dice Felipe Pigna en “Los mitos de la historia argentina”: En los últimos siglos de la Edad Media, Por los mercaderes europeos cada vez más osados, por curiosidad, necesidad y ambición soñaban con empresa ultramarinas. La época era favorable. El avance de la técnica les ofrecía valiosos instrumentos de navegación, como la brújula (traída de China), el astrolabio (inventado por los árabes) y el sextante. Además apareció un nuevo producto de la inventiva naval: la carabela que combinaba velas cuadradas y triangulares con un moderno timón, lo que mejoraba notablemente la seguridad y la eficiencia de la navegación en alta mar.”
Por ello cada vez más penetraron hasta los confines ignorados del Asia, y sin quererlo sus viajes tuvieron una notable trascendencia para el descubrimiento del Globo.
En 1260 dos mercaderes venecianos Matteo y Niccolo Polo, dueños de almacenes y depósitos de mercaderías, partieron desde Constantinopla hacia la China (llamada por entonces Catay) en busca de especies, perfumes y piedras preciosas.
Fueron acogidos con gran pompa y cortesía por el Gran Kublai Kan, el emperador mongol de Kambaluc (actual Pekín), regresando a Venecia en el año 1269, con un mensaje para el Papa; documento que les serviría de salvoconducto en la ruta de regreso.
Dos años después repetiría la travesía, Niccolo, acompañado esta vez por su hijo Marco, sólo quince años pues había nacido el 15 de septiembre de 1254 en Venecia.
El mismo se hizo célebre por escribir todas las alternativas en ese nuevo viaje comercial a Asia, en el que habrían visitado Armenia, Persia y Afganistán, recorriendo toda la Ruta de la Seda, llegando a Mongolia y China.
Los fantásticos relatos de Marco Polo animarían a futuros viajeros a emprender arriesgados viajes para llegar a esas ricas y legendarias tierras.
En esa época de Marco Polo, el comercio en Europa seguía un sistema triangular, en el que los productos de lujo procedentes de Oriente (seda y especias) ocupaban un importante lugar. Estos, en la conocida como ruta de la seda atravesaban Asia Central y las tierras controladas por los sarracenos, siendo comprados por comerciantes italianos (venecianos, genoveses, pisanos y otros), que obtenían grandes beneficios al revenderlos luego en Europa.
Es por ello por lo que Venecia y otros puertos italianos ganaron importancia y comenzaron una política comercial agresiva para explotar estas rutas comerciales.
En 1295 volviendo a Venecia escribió todos los altos y bajos de su aventurera travesía por el Oriente.
En 1295 Venecia estaba en guerra con su rival, la República de Génova.
En el transcurso del conflicto Marco fue capturado y encarcelado por los genoveses, y fue en prisión donde relató a su compañero de celda, el itálico Rustichello de Pîsa, sus aventuras y emprendimientos financieros, quien sin proponérselo seria su editor difundiéndolos no sólo por Italia sino por el resto del Viejo Mundo, con el título original de Il Milione.
Sus escritos causaron tal impacto en esos tiempos que llegaron a ser copiados y traducidos a diversas lenguas que influenciaron en el pensamiento y la cartografía de los últimos siglos medievales.
Sin duda alguna Polo abrió la ruta directa a la especiería, a los productos orientales y a la febril valoración del oro.
El relato de sus viajes, siglos después inspiró entre otros, a Cristóbal Colón que poseía un ejemplar del libro cuidadosamente anotado.
Afirmaría Pigna:”En esa Europa del Medioevo corría la voz “En el siglo VII de la Era Cristiana se remonta el origen de los llamados por los chinos ”carros indicadores del Sur”, carros provistos de estatuitas de madera que contenían una barrita de hierro imantada, las cuales girando sobre un perno, indicaban con un brazo la posición del sur, dato suficiente para orientarse.”
Invención que Colón, doscientos años después emplearía sin duda modificada, para partir en busca de las misteriosas tierras del Oriente y que sin proponérselo cambiaría la configuración de la Tierra.
También Marco Polo atribuiría a los chinos, la invención del papel moneda empleada varios siglos anteriores al advenimiento de Cristo, tanto que sus contemporáneos italianos lo apodaron “Messer Millione” o “Maese Millón”.Más conocido en español como Los viajes de Marco Polo.
Gracias a él tuvieron los primeros datos sobre el Tibet, citando por vez primera el Japón, al que llamó Cipanguí o Cipaguí.
Liberado en 1299, Marco Polo se convirtió en un rico mercader y miembro del Gran Consejo de la República de Venecia.
Murió, después de redactar testamento, entre la puesta del sol y la medianoche del domingo 8 de enero de 1324, fecha que podría corresponder al 9 de enero debido a la ley veneciana que fijaba el final del día en el momento de la puesta del sol.
Fue enterrado en la iglesia de San Lorenzo, donde también reposaban los restos de su padre, Niccolò, aunque su sarcófago desapareció durante las obras de reconstrucción en 1592.