MAR DEL PLATA

El origen de “la Feliz” se sabe gracias a la carta que suscribió a su “mui poderoso señor” el 20 de abril de 1582, el fundador don Juan de Garay cuando llegara a las costas marplatenses en inspección indagadora, acompañado de los descendientes de los compañeros de don Pedro de Mendoza por tanto les pertenece a dichos hijos, esas yeguas y caballos cerriles que encontraron.


Aunque la visita más sorprendente se lee en las investigaciones que hiciera Milcíades Alejo Vignati referidas a las memorias de Isaac Morris, uno de los sobrevivientes del naufragio de la Wager, nave almacén de la flota del almirante George Anson, que fuera destruida por una tormenta contra una isla chilena en el Pacífico Sur, el 14 de marzo de 1741.


Narra Francisco N. Juárez en su artículo: “Anécdotas de una futura ciudad feliz”: “Los marinos ingleses devenidos en isleños después de meses de padecimientos se amotinaron y reconstruyeron una embarcación con los restos de la Wager, bautizándola como Speedwell y después de varios fracasos y reparaciones se hicieron a la mar con 60 rebeldes a bordo.”


Sobrevivieron al construir una cueva-choza, criar chanchos salvajes que domesticaron, cambiando el pan por algas, protegidos por una jauría de fieles perros cimarrones, hasta que en el verano de 1743 la indiada del cacique Cangapol los tomó prisioneros.


Después de pasar por varios dueños y de duras travesías fueron vendidos por 90 pesos al gobernador de Buenos Aires, Domingo Ortiz de Rozas en el año 1744, pero optaron por partir.


En cambio, los hispánicos y algunos portugueses como Irineo de Souza (Barón de Mauá) y don José Coelho de Meyrelles, propietario de esas extensiones, a quien don Patricio Peralta Ramos compraría para construir un conjunto de pequeñas estancias.


Sacrificaban el ganado para vender la carne salada, carne (también de foca),  el sebo, y la grasa, conociéndoselos como acioneros. Llegaron a instalar un primer saladero en un paraje llamado Cabo Corrientes o Lobería Chica.

Ante la posible práctica comercial que llevaría, en poco tiempo al exterminio de ese sector de nuestra riqueza ganadera, los hacendados de Buenos Aires y Montevideo elevaron en 1794 un memorial al ministro Gardoqui, considerándose por primera vez, en forma oficial el asunto de las salazón de carnes y su exportación.


Los datos que acompañaban a dicho memorial denunciaban una salazón de 450.000 vacunos, riqueza al que le agregaban la comercialización de los cueros.


Aparte, Brasil compraba una gran parte de esa producción marplatense.


No obstante la matanza el número de caballos cimarrones, (donde hoy está la plaza Colón), el ganado se reprodujo en forma sorprendente.  


Pero la salud y la fortuna no acompañaron por tanto tiempo al portugués Meyrelles, quien se vio en la necesidad de vender sus bienes en 1860, fracción de campo que abarca 32 leguas cuadradas, que abarcaban las tres estancias allí instaladas: Laguna de los padres, San Julián y Viboratá.


¿Quién era este visionario?
Don Patricio Peralta Ramos plantó su tienda el 29 de septiembre de 1860, y en pocos años el poblado se multiplicó en forma vertiginosa.


El 14 de noviembre de 1873 pidió autorización a la gobernación bonaerense para iniciar el trazado y formación de un pueblo en ese partido de Balcarce, conocido como Laguna de los Padres.


Trámite legal que convirtió a don Patricio Peralta Ramos en el fundador de ese puerto que los lugareños ya llamaban Mar del Plata.

 


 

Bibliografía:
Juárez N. Francisco: " Anécdotas de una futura ciudad feliz". Artículo del diario  La Nación en su edición del 27 de enero de 2002.
Rica es la historia del mirador atlántico". Diario La Capital en su edición del 15 de noviembre de 1967.

Mar del Plata. Calle. Topografía:
 Corre de N. a S. desde 00 hasta 699 a la altura  de Humberto 1° 1200 y  French 1200.
 Carece de designación oficial.
Recuerda a la ciudad balnearia, Mar del Plata donde el turista un paliativo a su vida de trabajo anual.