MAIPÚ O MAIPO (Batalla librada el 5 de abril de 1818)

La batalla de Maipú también conocida como La Batalla de Maipo, fue un enfrentamiento armado decisivo dentro del contexto de la Guerra de la Independencia de Chile, que tuvo lugar el 5 de abril de 1818, en el sector conocido como los Cerrillos del Maipo, al poniente de la ciudad de Santiago.


Armando Alonso Piñeiro en su Cronología Histórica Argentina" reconoce: "El triunfo de Maipú tiene connotaciones curiosas, como que significó una sorpresa total para los españoles quienes creían que tras el desastre de Cancha Rayada, el ejército patriota ya no podría recuperarse, al menos con la rapidez con que efectivamente lo hizo".

Seguramente Cancha Rayada para nuestro ejército, muy lejos de considerarlo un fracaso significó un estímulo para resarcirse de aquella noche trágica, pues tanto San Martín como Las Heras reorganizaron enérgicamente las tropas dispersas de manera que al cabo de quince días pudieron enfrentar al enemigo en los llanos de Maipú.


Momentos de grandes expectativas mientras el gran Capitán profetizaba "La patria existe y yo empeño mi palabra de honor, de dar en breve un día de gloria a la América del Sur".


Como ajustadamente lo dijo un historiador, esa llanura estaba salpicada por una serie de lomas que tomaban diversos nombres. San Martín ubicó su ejército, días antes de la batalla, en Las Lomas Blancas.
Poco antes del mediodía, el ejército patriota rompió fuego con la artillería de Manuel Blanco Encalada, pero luego de un tiempo San Martín se dio cuenta de que los realistas habían tomado una posición defensiva y decidió iniciar el ataque.​

Envió las fuerzas atacando el centro y la derecha de los españoles, mientras que Juan Gregorio de Las Heras comandó el ataque por las fuerzas colocadas en otro cerro, allí los patriotas tomaron un cerro, amenazando la izquierda realista. Mientras tanto, los ataques patriotas no parecían lograr quebrar las líneas realistas y la batalla se encontraba en tablas, entonces San Martín decidió enviar los batallones de reserva a la batalla atacando y cargando por todos los flancos y el centro español.​

En el flanco izquierdo, Las Heras y sus hombres junto con un grupo del Regimiento de Granaderos a Caballo — unidad creada por San Martín — tomaron la posición española en el cerro a su izquierda, cuyos defensores (realistas) se replegaron al centro del otro cerro donde todavía se encarnizaban duros combates.

Pero todas las fuerzas de Las Heras y otros, atacaron la izquierda realista mientras con un movimiento oblicuo los patriotas cargaron sobre la derecha y el centro enemigo. Osorio, creyéndolo todo perdido se retiró con su caballería buscando salvar su vida.


​José Ordóñez nunca se resignó a perder la batalla y organizó maniobras con las que solo se desorganizó más, debido a lo estrecho del terreno.

Así, la mayor parte del ejército patriota subió al llano donde sólo quedaban los 4 batallones españoles, Burgos, Arequipa, Concepción e infante Don Carlos (Real de Lima), rodeados por todas partes. A pesar de ello, se resistieron a rendirse o a huir.

 

Resistencia del batallón de Burgos ante las cargas patriotas.


Entonces del batallón de Burgos salieron unas voces, ya legendarias. "Aquí está el Burgos. Dieciocho batallas ganadas, ninguna perdida", mientras hacían ondear su laureada bandera, victoriosa en la batalla de Bailén y en tantos otros combates.


 La situación era trágica para ellos. Los otros batallones realistas, decidieron resistir de la misma manera. El batallón de Arequipa estaba mandado por José Ramón Rodil, el héroe del Sitio de El Callao.

Los batallones formaron el cuadro para resistir a la caballería. Los cazadores a caballo fueron rechazados, pero al formar el cuadro se convirtieron en un blanco más fácil para los fusiles de los infantes enemigos.


Los batallones comenzaron a sufrir horriblemente por la fusilería y a continuación el 1º chileno cargó, para ser rechazado. El 7º de Los Andes lo intentó a su vez y fue asimismo rechazado. Los cuadros españoles, llenos de muertos y heridos, mantuvieron la posición.

Los cuadros realistas comenzaron a moverse, retirándose hacia el caserío de Lo Espejo dirigidos por el general Ordóñez en número de dos mil.


 Durante el movimiento fueron atacados continuamente y fueron dejando un reguero de muertos a lo largo de su trayecto, pero no rompieron las filas y mantuvieron el orden.​

Los artilleros de José Manuel Borgoño durante la batalla.La artillería se acercaba, ya a corta distancia, y la metralla finalmente rompió las filas, pero era inútil, porque no rompieron su formación y lentamente se fueron retirando del campo de batalla, hostigados por todas partes.


San Martín, artífice de la victoria, diría: "Con dificultad se ha visto un ataque más bravo, más rápido y más sostenido, y jamás se vio una resistencia más vigorosa, más firme y más tenaz".

Los granaderos de Primo de Rivera, se retiraron al mismo sitio, el caserío de Lo Espejo. Debían formar el cuadro y soportaron ocho cargas del enemigo. Sufrieron un tercio de las bajas pero guardaron la formación y alcanzaron el caserío.

Los realistas se agruparon en el caserío. Bernardo O'Higgins, con mil hombres, llegó al campo de batalla.13​ El batallón de cazadores de Coquimbo se lanzó contra el caserío, creyendo que los fatigados realistas cederían. Sin embargo, las descargas de fusilería y de dos cañones que les quedaban, les infringieron 250 bajas, lo que causó su retirada.​

San Martín no quiso poner en peligro a más hombres, por lo que ordenó concentrar la artillería. Diecisiete piezas se juntaron y arrasaron Lo Espejo. Los restos de los batallones españoles soportaron el fuego. Apoyados por las piezas, los patriotas se lanzaron al asalto definitivo. Los escasos defensores que quedaban en el caserío fueron arrollados.3​ Ordóñez y Primo de Rivera se rindieron; la batalla había terminado.

La fuerza que opuso el enemigo consistía en seis cuerpos de infantería con 4.500 plazas, 730 Granaderos y Cazadores a caballo, 1.800 de caballería de Aconcagua y Santiago, y 20 piezas de artillería al mando de San Martín y demás generales que estuvieron en la acción de Talca. Parte de batalla de Mariano Osorio

El Abrazo de Maipú


Carta de José de San Martín a Bernardo O'Higgins en la que le comunica la victoria patriota en la batalla de Maipú.​


El general chileno Bernardo O'Higgins, convaleciente de una gran herida (producto de la derrota aliada en Cancha Rayada), se presentó en el campo una vez finalizada la batalla y entusiasmados por la victoria se abrazó a San Martín en una escena que dio origen a un cuadro, el histórico abrazo conocido como El abrazo de Maipú, donde O'Higgins le dice a San Martín «¡Gloria al salvador de Chile!» y San Martín le responde «General: Chile no olvidará jamás el nombre del ilustre inválido que el día de hoy se presentó al campo de batalla en ese estado».​ Gracias a esta batalla se aseguró la Independencia de Chile.

El primer parte de la victoria que enseguida preparó el Libertador, asombrosamente escueto diría. "Acabamos de ganar completamente la acción. Nuestra caballería los persigue hasta concluirlos. La patria es libre. Cuartel general en el campo de batalla, Hacienda de Espejo, 5 de abril de 1818. San Martín".

 

Más que por sus trofeos- según Mitre – Maipú fue la primera gran batalla americana, histórica y científicamente considerada. Por las correctas marchas estratégicas que la precedieron, y por sus hábiles maniobras tácticas sobre el campo de acción, así como por la acertada combinación y empleo oportuno de las armas, es militarmente un modelo notable, sino perfecto de un ataque paralelo que se convierte en ataque oblicuo, por el uso conveniente de las reservas sobre el flanco más débil del enemigo por su formación y más fuerte por la calidad y número de sus ropas, inspiración que decide la victoria, siendo de notarse que San Martín, como Epaminondas, sólo ganó dos grandes batallas, y las dos por el mimo orden oblicuo inventado por el inmortal general griego. Por su importancia trascedental, sólo pueden equipararse a la batalla de Maipú la de Boyacá, que fue su consecuencia inmediata, y la de Ayacucho, que fue su consecuencia ulterior y final; pero sin Maipú no habrían tenido lugar Boyacá ni Ayacucho.


Si se hubiese perdido Chile en la lucha emancipadora, nuestro país hubiese quedado encerrada entre sus fronteras sin el dominio naval del Pacífico. San Martín no hubiera podido libertar Perú, como Bolívar no hubiera podido converger hacia el sur.


Agrega Mitre: “Maipú significó quebrar el nervio militar del ejército español en América. Tuvo además, el singular mérito de ser ganada por un ejército derrotado e inferior en número, a los quince días de su derrota, ejemplo singular en la historia militar”.

Si se hubiese perdido Chile en la lucha emancipadora, nuestro país hubiese quedado encerrada entre sus fronteras sin el dominio naval del Pacífico. San Martín no hubiera podido libertar Perú, como Bolívar no hubiera podido converger hacia el sur.

Agrega Mitre:"Maipú significó quebrar el nervio militar del ejército español en América. Tuvo además, el singular mérito de ser ganada por un ejército derrotado e inferior en número, a los quince días de su derrota, ejemplo singular en la historia militar".

 

 

 

Bibliografía:
Otero José Pacífico: "Historia del general San Martín". Buenos Aires.1932.
Palcos Alberto: "Hechos y Glorias del General San Martín". Buenos Aires.1950.
Piñeiro Armando Alonso: Cronología Histórica Argentina". La batalla de Maipú. Pág. 170 y sig. Ediciones Depalma. Buenos Aires,1981.

 Maipú. Calle. Topografía:
Corre de N. a S. desde 500 hasta 3700 a la altura de Av. Pellegrini 800; Bv. Seguí 800.
Se le impuso ese nombre por D. 3 de 1905.
Recuerda a la batalla de Maipú librada el 5 de febrero de 1818,que quebrara el nervio militar del ejército español en América.