Una flecha india marcó su paso a la inmortalidad. Jamás habrá pensado el capitán Pedro de Luján, bravo soldado del adelantado Pedro de Mendoza, que caería en pleno combate el 15 de junio de 1536, orillas de un río de la llanura rioplatense.
Esa vía fluvial indispensable para el paso de las carretas hacia el Noroeste empezó a conocerse como río Luján y así se llamaría también el pago que creció a su vera más allá, en campos del Oeste: la villa de Nuestra Señora de Luján.
La devoción a la Virgen se remonta a 1630, cuando al puerto de Santa María de los Buenos Aires arribó una carabela capitaneada por un marino trayendo en custodia dos estatuillas de Nuestra Señora de la Consolación y de la Pura y Limpia Concepción destinadas a un piadoso portugués que vivía en Sumampa, provincia de Santiago del Estero.
Tras desembarcar el marino se incorporaría a una caravana de carretas dirigida al Tucumán para cumplir con su cometido y tras tres días de atravesar ríos correntosos, áridos llanos y soportar temperaturas extremas más el temor de los embates indígenas, al pasar por el paraje del Árbol Solo, vadeando el río Luján se detuvo a pernoctar a orillas de la Cañada de la Cruz, próximo a la morada de Rosendo de Oramas, distante a cinco leguas de la actual ciudad de Luján.
Listas las carretas para continuar la marcha al despuntar el alba, una de ellas se estancó y pese al denodado esfuerzo de hombres y bueyes parecía enclavada.
Optaron por sacar uno de los cajones portador de la imagen de María Inmaculada pensando que menor peso permitiría seguir camino.
Dicho y hecho, la carreta de inmediato comenzó a desplazarse mientras los presentes quedarían atónitos al sacar la imagen del cajón que irradiaba una luz inexplicable y una sensación de paz y belleza no terrenal.
Fue allí en esa inmensa pampa cuando se produjo el primer milagro y la primera procesión al trasladar la futura Concepción del Luján a la casona de don Rosendo, donde permaneció cuarenta años.
Al morir, Nuestra Señora fue trasladada a la residencia de doña Ana de Mattos quien donaría un predio para la construcción de un templo.
Recién en 1682 la llegada del presbítero Montalvo que enfermó gravemente y salvó milagrosamente su vida significaría la erección de un santuario digno de la Virgen que terminó de construirse tres años después con ayuda oficial.
Durante la época colonial, el alférez real Juan de Lezica y Torreezuri, dueño de una cuantiosa fortuna en momentos límites de su vida le prometió y dio cumplida su palabra al erigir un templo para difundir la fe y la esperanza en Nuestra Señora.
Más, pasarían doscientos veinte años (1886) para que el santuario fuese de la magnitud actual y para colocar la piedra fundamental donde está el altar mayor, de la hoy célebre Basílica.
Las obras se iniciaron en 1890 y el traslado de la imagen en 1904 desde el Santuario de Lezica, donde había permanecido desde 1763.
Hoy es un templo de estilo gótico con la Virgen milagrosa, construido por el arquitecto Ulderico Courtois, que se inspirara en la Catedral de Notre Dame, aunque es más grande y más alta que la de París, es la gran protagonista del lugar.
A su lado el Cabildo y la casa del Virrey (1756) y otras construcciones posteriores respetaron la arquitectura de los tiempos de la colonia.
Las 15 campanas de la torre occidental se fabricaron en Milán, fundiendo cañones de la Primera Guerra Mundial.
Fue declarada Monumento histórico Nacional en 1998.
Luján cuenta también por un Complejo Museográfico Enrique Udaondo compuesto por el Museo Colonial e Histórico (que abarca 200 años de historia y que comprende el Cabildo, primero en su tipo en la provincia de Buenos Aires y la casa del Virrey, donde se hospedó Sobremonte, en su huida hacia Córdoba); el Museo del Transporte, la Biblioteca Enrique Peña, el Archivo Estanislao Zeballos, más el Museo del Automóvil y la Casa de Josefa Galarza, antiguo edificio colonial del siglo XIX.
El Cabildo lujanense comenzó a levantarse en 1772, a poco que se otorgara a Luján el título de villa.
Encierra historias de nuestro pasado, como que se eligió para recluir al general Carr Beresford y al coronel Denis Pack- su yerno - después de la primera invasión inglesa.
También sería prisión de los generales Manuel Belgrano (mientras duró el proceso por las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma), José María Paz (que permaneció cuatro años prisionero) y el general Bartolomé Mitre.
La estancia más prolongada sería la del Manco Paz, donde nacieron tres de sus hijos, con la solitaria compañía de su esposa y su madre que falleciera antes de recuperar su libertad.
Conocieron sus calabozos los hermanos Reynafé y el capitán Santos Pérez, acusado de asesinar a Facundo Quiroga en Barranca Yaco.
Luján con su historia, sus misterios y la fe inquebrantable en la Virgen atrae anualmente a miles de peregrinos y turistas.
Bibliografía:
La novela de la historia. El santo oficio de la memoria en el Museo de Luján". Revista Temas y fotos.1995.-
Historia al aire libre. Artículo del diario La Nación en su edición del 7 de marzo de 1999.
Tesoros de Luján. Artículo del diario Clarín en su edición del 28 de setiembre de 2003.
Luján. Pasaje. Topografía:
Corre de E. A O. entre las calles Cerrito y Riobamba desde San Nicolás y Castellanos. Barrio Bella vista.
Se le impuso ese nombre por O. 1578 del año 1961.
Recuerda la Basílica y Museo de la ciudad de Luján, provincia de Buenos Aires.