En el predio rodeado por las calles Pellegrini, Laprida, Pasaje Alfonsina Storni y Buenos Aires se halla la histórica Plaza López.
Sobre su nombre se refiere Héctor Nicolás Zinnni en su obra: “Barrios de tango y otras yerbas” con estas palabras: ”Pese a que han querido adjudicársela al hermano de Estanislao López, Juan Pablo – tuvo su origen en una ley del año 1858 que concedió a la firma Casinelli y Cía, autorización para establecer un mercado de frutos de la provincia, al que sólo podían concurrir carretas que transportaran cueros, cerda, lana, maíz y trigo”.
La firma Casinelli instaló en terrenos linderos dicha manzana, su Mercado de Frutos al que le llamaron Mercado de López, pero éste tuvo una vida efímera ya que tres años después fue reemplazado por el Mercado de Frutos que se instaló en la llamada Plaza de las carretas del Interior situado en la manzana que hoy ocupa la Plaza San Martín.
Por extensión quedó el nombre para siempre Plaza López a la plaza de la cual hoy nos ocupamos, cuya administración estuvo a cargo de la Municipalidad de Rosario según consta en los archivos municipales donde se hace referencias a las medidas tomadas respecto al lugar, entre ellas encontramos el “impuesto de piso” por estacionamiento de carretas.
Informa la profesora María Luisa Ramos en Revista Presencia: “En 1865 nuestro país entró en guerra con el Paraguay y fue en Santa Fe y particularmente en Rosario donde mayor cantidad de voluntarios se reclutaron para formar Cuerpos de Ejército y fue la Plaza López destinada a cumplir la función de corral de animales, concentrándose mulas y caballada que serían destinadas al ejército.
Obviamente se eligió dicho lugar por su proximidad al río, ya que dichos animales debían ser embarcados con los soldados.”
Pasada la guerra, poco a poco, la ciudad fue curando sus heridas y a partir de 1872, la plaza adquirió las características de paseo público.
Fue cuando se hizo cargo del predio el empresario uruguayo Alfredo de Arteaga, quien puso desde allí la primera línea de tranvías a caballo –tramways - que tuvo la ciudad.
El día de la inauguración era tanta la emoción, la alegría y la novedad que los rosarinos no querían bajarse de los coches, teniendo que ser desalojados por la fuerza para permitir el acceso de los que estaban esperando.
Aparte se colocaron los primeros árboles en su mayoría acacias y paraísos, los que darían origen a uno de los núcleos botánicos más importantes de América del Sur, por la variedad de especies –algunas originarias de tierras lejanas como Cedros del Himalaya, araucarias australianas, jacarandáes sudamericanos, formios disciplinados y palmeras, entre muchas otras, que los rosarinos desconocemos.
Con todas estas mejoras, la plaza se convirtió pronto en uno de los centros más importantes de atracción para la población como fue la primera ascensión en globos aerostáticos en febrero de 1874 – según consigna Jorge Gschwind en sus “Antecedentes para la historia de la aeronavegación en Rosario.”
Afirma Zinni: “En la plaza López han funcionado desde kioskos para despacho de refrescos hasta kermeses. En 1889 se instaló una Montaña Rusa, consistente en una elevada y extensa plataforma de piso ondulado por el que se deslizaban zorras o carritos sobre rieles, conduciendo pasajeros sentados. La mole metálica funcionó entre árboles y arbustos durante varios meses con la consiguiente alegría de niños, jóvenes y algunos mayores, al precio de quince centavos la vuelta”.
En 1895 se dispuso agregarle una fuente luminosa y en 1898 se fijaron los límites definitivos que aún existen.
A mediados del siglo XX, (1951) el Intendente Lo Valvo hizo colocar carteles indicadores con la clasificación botánica de los ejemplares arbóreos que poseía la plaza, los que el tiempo ha destruido.
Rosarinos cuidemos nuestros lugares históricos, aquellos espacios verdes que cuentan con valiosos ejemplares, los que merecen mantenimiento para perdurar en el tiempo.