LÓPEZ ESTANISLAO (Gobernador de Santa Fe)

Realizada y triunfante la Revolución de 1810 en Buenos Aires, urgía hacerla triunfar en los pueblos del interior y procurar evitar toda reacción manifestada de inmediato en distintos lugares.


Para ello doce días después, salió una expedición de poco más de 1000 voluntarios al mando de Ortiz de Ocampo hacia el Norte. Otra expedición similar, partió poco tiempo después, pero destinada a los pueblos del litoral, Banda Oriental, Corrientes y Paraguay comandada por el general Manuel Belgrano.


A esta última fuerza “la expedición al Paraguay” se unió el santafesino Estanislao López, participando con el grado de sargento bajo el mando, como dije anteriormente, de Manuel Belgrano.


Fue capturado en la batalla de Paraguarí y al terminar la contienda fue conducido prisionero desde Asunción a un buque frente a Montevideo. La leyenda afirma que se escapó nadando y se incorporó al ejército sitiador de esa ciudad, regresando más tarde a Santa Fe con el cargo de alférez.


Nació el 22 de noviembre de 1786, en la provincia de Santa Fe, hijo extramatrimonial de un oficial de milicias llamado Juan Manuel Roldán Ávila con María Antonia López Isaurralde, fue bautizado con el apellido materno, López.


Educado en la escuela franciscana de esa ciudad, marchó a los 15 años a luchar contra los indios del Chaco a órdenes de su padre.


Muy joven decidió empuñar las armas en el Fuerte del Socorro, como permanente vigía del malón fronterizo.


Así realizó sus primeras incursiones como caudillo.


En el año 1816, con el cargo de teniente, apareció como jefe del primer escuadrón de Blandengues de Santa Fe.


Bajo el mando del comandante Mariano Vera, tuvo una actuación destacada obligando a rendirse al ejército porteño de reconocimiento a las órdenes del general Juan José Viamonte.


Luego de este hecho fue ascendido a capitán y fue nombrado jefe de la frontera norte de Santa Fe.


La guerra civil, producto de la anarquía (1820), venía incubándose desde tiempo atrás, ardía ya en el país, como principio de un incendio que duraría cinco y seis años después.


López peleó contra los caudillos federales de Entre Ríos en el Combate del Espinillo y fue tomado prisionero, oportunidad en que conoció al caudillo José Artigas, cuyos ideales federales abrazó.


Poco después, el comandante Vera, con la decisiva ayuda del capitán López, rechazó de Santa Fe a un nuevo ejército porteño a las órdenes del general Eustoquio Díaz Vélez.


Durante el gobierno de Vera, el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón había dejado en paz a Santa Fe.


Cuando, el 15 de julio de 1818, el gobernador Vera fue depuesto por la oposición de sus propios aliados, la ciudad quedó indefensa.


En esas circunstancias, López entró el 23 de julio a la capital provincial y asumió como gobernador de hecho; unas semanas más tarde fue reconocido como titular por el Cabildo local.


Pero cuando asumió López, Buenos Aires organizó una invasión a la provincia de Santa Fe, iniciando en septiembre de ese año el ataque dos frentes: desde Córdoba, al mando del coronel Juan Bautista Bustos, y desde el Sur un poderoso ejército, al mando de general Juan Ramón Balcarce.


López consciente de ello intentó defender la línea de defensa del Río Salado, pero fue desbordado en el Combate del Paso de Aguirre por las disciplinadas fuerzas invasoras.


Entonces decidió ir contra las fuerzas del caudillo Bustos, en las frontera de la provincia, llevando una escolta por Dragones, y acompañado por escuadrones de gauchos vestidos de chiripá colorado, con lanza, carabina, fusil o sable con boleadoras en la cintura enarbolando en el sombrero una pluma de avestruz , que sería en adelante el símbolo de los montoneros suyos.


La estrategia de López era adecuada a su inferioridad numérica y de armamento: desgastando al enemigo con ataques continuos de tropas que huían enseguida.


Su táctica de batalla consistía en usar parejas de jinetes, con armas de fuego: uno de ellos disparaba sus armas a pie, mientras el otro le sostenía el caballo; enseguida cargaban con sus lanzas.


López huyó al Norte y Balcarce ocupó sin resistencia una desierta Santa Fe, enviando su caballería en persecución de los santafesinos, quienes la derrotaron en el Combate de Monte Aguiar.


Luego de esto, López comenzó una guerra de recursos obligando a Balcarce a encerrarse en la capital provincial.


Luego de tantas vicisitudes, Balcarce fue obligado a retroceder haciendo continuas marchas y contramarchas, destruyendo sus caballos y hombres, y obligándolo finalmente a retirarse a San Nicolás de los Arroyos.


Pero Pueyrredón, desde Buenos Aires, no se dio por vencido, por eso decidió enviar a Viamonte (en lugar de Balcarce) a un segundo ataque, reforzando para un segundo ataque a Bustos.


Una vez más, López atacó primero a Bustos, a quien enfrentó en la batalla de La Herradura, que fue un empate. Luego atacó y venció a las fuerzas de Viamonte en el Combate de Barrancas.


Estos hechos hicieron que se revelara  en forma contundente contra Buenos Aires, abrazando la causa federal. Este rompimiento con Buenos Aires elevó a la provincia al rango de autónoma.


Dos años más tarde el 8 de julio de 1818, López llegaría al Poder Ejecutivo provincial por elección popular.


Firmó veintitrés pactos y tratados, que significaron su interés por organizar el país. Los tratados del Pilar, Cuadrilátero y el Pacto Federal de 1831, coronaron su política de gobernante.


Por su interés en la organización del país se lo llamó: “El Patriarca de la Federación”.


Su gobierno titular comenzó en 1819, el que duraría veinte años. Al encomendándole la Junta Electoral la redacción de un estatuto, convirtió ese estatuto en la primera Constitución provincial que se sancionó en nuestra Nación.


Consiguió la tranquilidad y el progreso para su provincia y en 1836, deseando volver al combate incursionó sobre las tolderías mocovíes., donde y cuando contrajo una congestión pulmonar que agravándose cada vez más, lo llevaría a la muerte.


Falleció el 15 de junio de 1838, en su ciudad natal.


López jamás usó el apellido paterno, Roldán, sino el materno. Fue un caudillo muy diferenciado de otros anarquistas, pues pese a su popularidad, era todo un personaje de la alta sociedad santafesina: un caballero de gustos selectos y refinados. Le acompañó en el arte del buen vivir su esposa María Josefa Pilar Rodríguez del Pino.

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Bibliografía:
González Arrili Bernardo: Historia e la Argentina, según las biografías de sus hombres y mujeres”. Editorial Nobilis. Buenos Aires. Pág. 141 a 123; 127, 139, 141, 455, 1212, 1213, 1238, 1240 a 1243.
Gianello, Leoncio, Historia de Santa Fe, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1986.
Tarragó, Griselda B. y Barriera, Darío G., Nueva historia de Santa Fe, tomo 4, Ed. Prohistoria, Rosario, 2006.
Luna, Félix, Los caudillos, Ed. Peña Lillo, Bs. As., 1971.
Busaniche, José Luis, Historia argentina. Ed. Solar, Bs. As., 1969.
López, Vicente Fidel, Historia de la República Argentina. Libr. La Facultad, Bs. As., 1926.


López Estanislao, gobernador de Santa Fe. Avenida. Topografía:
Corre de S.E. a N.O paralela a Wheelright 1900.
Carece de designación oficial.
Recuerda al gobernante santafesino Brigadier Estanislao López, (1786-1837) creador de la primera Constitución provincial del país.

 

NOTA CURIOSA EN NUESTRA CIUDAD:

En López Estanislao 2250 distrito norte, está establecido un nuevo ícono para Rosario.

Expresa Lucía De Marchi en una publicación del Diario La Capital, Museos de Rosario, el Nuevo Ícono para Rosario. Allí, donde las aguas del Paraná marcan el límite del Boulevard Oroño se levanta el edificio multicolor que alberga la colección más importante de Arte Contemporáneo del país. Inaugurado en 2004, transformándose en un símbolo para la ciudad.

La Fundación del MACRO fue entendida, dentro del ámbito cultural rosarino, como una refundación del Museo de Bellas Artes Juan B. Castagnino.

Representa la cristalización de un legado cuyas raíces se anclan en las primeras décadas del siglo XX: el de promocionar y difundir el arte local y nacional.
El lugar elegido fue el de los antiguos Silos Davis en av. Estanislao López 2250, donde Bulevard Oroño se hermanaría con el Río Paraná.

Ese fue un impulso vital que movilizó a los integrantes de la Comisión de Bellas Artes a fundar el primer espacio artístico de la ciudad en 1920; y fue también el que, 84 años más tarde, llevó a la materialización del MACRO, que hoy alberga la colección más importante de arte contemporáneo argentino.

Agrega la autora: “Los antiguos silos, íconos del destino agroexportador de la Argentina de mediados del SXX, se resinificaron en el nuevo milenio para convertirse en reservorio del Arte Contemporáneo”.

museo.html Fachada del Museo Macro.