Nacido en Buenos Aires en 1754, su padre, Juan Manuel de Lavardén, era un abogado nacido en Charcas, jurisconsulto asesor de los virreyes Pedro de Ceballos y Juan José de Vértiz, además de ser uno de los responsables de la expulsión de los jesuitas.
Manuel José cursó estudios de leyes en las Universidades de Chuquisaca, Granada, Toledo y Alacalá de Henares. Sin embargo, nunca se recibió de doctor en leyes.
Regresó a Buenos Aires en 1778 y dictó cátedra de filosofía en el Real Colegio de San Carlos, donde era rector el canónigo Juan Baltasar Maciel, que lo admiraba como erudito, poeta y pensador.
Fue miembro del Cabildo de Buenos Aires y de la Junta de Temporalidades, organización encargada de administrar los bienes de los expulsados jesuitas.
Ese mismo año se asoció a un capitalista para la administración de una estancia en la Banda Oriental, cerca de Colonia. Tras varios años en que intentó mejorar la ganadería de la zona, incluso traer ovejas merinas de España, se independizó de su socio y estableció un saladero, más un juicio por un sueldo atrasado lo llevó a la cárcel.
Fue así que se instaló nuevamente en Buenos Aires, dedicándose entonces a trabajar como abogado y a escribir.
No pudieron las disimilitudes de los doctos de la censura evitar la difusión de Siripo, cuyos recursos dramáticos situarían a la obra montada en el siglo XVIII en un lugar de gloria en la cronología del arte dramático del Río de la Plata.
Su triunfo sabiamente plasmado fue la temática indigenista sobre la tradición peninsular.
En 1792 anunció la presentación de otras dos obras, de contenido más clásico y europeo, pero el incendio del Teatro de la Ranchería impidió su representación y destruyó los originales. Por esa época escribió un poema, La Inclusa, que fuera censurado por la Iglesia.
Su obra más conocida fue la Oda al Paraná, publicada en el primer número del Telégrafo Mercantil, periódico fundado por Francisco Cabello y Mesa en 1801, a instancias de Manuel Belgrano, y que fuera el primer periódico de Buenos Aires. Era una composición netamente neoclásica.
Participó también de la fundación de una Sociedad Patriótica, que tenía por fin el estudio de las ciencias y su difusión entre los porteños ilustres de la época, además del sostenimiento ideológico y económico del Telégrafo Mercantil.
Si bien la Sociedad murió poco después de fundada, continuó colaborando con el periódico; pero no como poeta, sino como periodista y divulgador de las ciencias y de conocimientos mercantiles y navales.
Durante la primera de las invasiones inglesas se unió al ejército que había reunido Santiago de Liniers en Montevideo como auditor de guerra. Se adelantó al desembarco de éste en Buenos Aires unos días, de modo que coordinó el ejército que venía de la Banda Oriental con los cuerpos de caballería de Cornelio Zelaya y Juan Martín de Pueyrredón.
Tras la Reconquista, secundó en el Cabildo abierto del 14 de agosto de 1806 la gestión de Martín de Álzaga y Joaquín Campana en favor de la suspensión del virrey Rafael de Sobremonte.
Tras la victoria, asesoró literariamente al nuevo poeta favorito de Buenos Aires, Vicente López y Planes, y prácticamente le dejó el lugar de privilegio que tenía en el gusto popular. No volvió a escribir, e intentó seguir con el saladero de Colonia; el mismo que más tarde pasaría a manos de Guillermo Brown.
Tuvo serios problemas económicos en sus campos orientales, tal vez derivados de las invasiones inglesas, y se sabe muy poco de su último lustro de vida.
Posiblemente sufrió un infarto a fines de 1808, que lo alejó de la vida social.
De modo que se instaló definitivamente en Colonia, donde falleció en noviembre de 1809, unos meses antes de la Revolución de Mayo, hecho que en cierto sentido su cultura, había anticipado.
Anota Luis Ordaz en su artículo "Teatro argentino": " Desde España llegaron a nuestras tierras, las diversiones y entretenimientos públicos que disfrutó la colonia".
En efecto en la gran aldea, que era un caserío incipiente, melancólico y chato, sobre la cual pesaba la aristocracia un tanto desteñida de las autoridades, tanto españoles como criollos se regocijaban con las corridas de toros, riñas de gallos y con un espectáculo muy singular: el teatro". Nada más que las representaciones se hacían en casas de familia, porque por entonces no era fácil la construcción de un teatro. La primera obra que se presentó en la Plaza Mayor de Buenos Aires se realizó en 1749 celebrando la coronación de Fernando VII.
A Labardén los salones elegantes le abrieron sus puertas y tanto las damas como los jóvenes lo proclamaron un triunfador, atraídos por su prestancia, su talento, su apellido notorio y el título doctoral que había logrado en la Universidad de Charcas.
Letrado como su padre, soñaba, sin embrgo, más a menudo con las musas dque con las agudezas de la tarea abogadil. Nuestro hombre hacía versos, pero también era dramaturgo y quería fundar un teatro.
Su amor por esta idea, su afán de convertirla en realidad, su encomiable perseverancia y su habilidad, a la par de sus prestigios sociales,llevaron el convencimiento al espíritu del Virrey Vértiz de erigir en 1783, el primer coliseo porteño. Se llamaría "Casa de Comedias", más el pueblo denominó "Teatro de la Ranchería" dado que antiguamente en ese predio los indios mansos de las reducciones, habían levantado sus ranchos. Si se quiere, nombre apropiado porque su estructura consistía en un simple galpón de ladrillos con techo de paja.
Vértiz ofreció a su amigo Manuel de Lavardén, la oportunidad de estrenar su obra "Siripo", que impactaría a los espectadores acostumbrados a sainetes y autos españoles, con una nueva temática, otro lenguaje y distintas vivencias.
Ese primer escrito notable fue una sátira que ridiculizaba a los poetas limeños, en respuesta a uno de ellos, que había atacado a Buenos Aires.
La misma tragedia en verso de 1786, Siripo, fue la primera obra de teatro no religiosa escrita en la actual Argentina, donde narró la destrucción del fuerte Sancti Spíritu y la vida de la legendaria Lucía Miranda. La mayor parte de la obra se perdió más tarde, y sólo se conserva el segundo acto.
Mostró el drama del amor entre el cacique Siripo y la española Lucía Miranda. Con él subieron al escenario o tablado, conquistadores con sus lórigas y cascos al igual que los indios del Paraná ornados con vistosas plumas y portando flechas mortíferas. Personajes que simbolizaban el trágico drama de la conquista donde se fundieron dos razas.
Amaba el teatro desde sus años de juventud, conocía algunas obras de Esquilo y de Sófocles, y había leído "Los cautivos" de Plauto, poseyendo estudios latinos cultivados como instrumento de la teología y del derecho.
Plataforma Lavardén: sala teatral ubicada en la intersección de Mendoza y Sarmiento, cuyo nombre honra al comediógrafo.
El amor de Lavardén al Paraná – río paternal, al que Rafael Obligado cantaría cien años después – se manifestó en una oda, publicada el 1° de abril de 1801 con los auspicios de la Sociedad Literaria fundada por Cabello y Mesa.
Se alzó de esta manera, por primera vez en el Plata, el canto a la naturaleza argentina y el canto de las ansias que convulsionaban el alma porteña en aquellos días precursores de la Revolución, apagándose su vida el año mismo de la Gesta de Mayo.
Puso después en escena otras obras teatrales: "La muerte de Filipo"; "La pérdida de Jerusalem" juntamente con "Oda al majestuoso Paraná".
Belisario Roldán en "Discursos" define su personalidad: "Así nació nuestro teatro, por obra y gracia de Labardén, respecto de cuya vida aparecen confusas y vagas las crónicas del coloniaje. Cuentan que caballero en un zaino de paseo, las vecinas recibían complacidas el saludo del poeta que pasaba al caer las tardes, y que los moradores de las afueras solían verle cruzar al galope de su caballo, pensativo y solo, camino de una quinta lejana donde un viejo hidalgo que vivía encerrado en incurable misantropía, le contaba como el único amigo..."
Bibliografía:
González Arrili B: Retratos a pluma. Librería Editora de Jesús Menéndez. 1937.
Manuel de Labardén en Enciclopedia estudiantil. Edit. Codex. Buenos Aires 1961.
Ordaz Luis: El teatro argentino en "Mi país, tu país". Centro Editor de América Latina. 1971.
Lavardén. Pasaje. Topografía:
Corre de E. A O. desde 2500 hasta 2599 a la altura de Gambeta 1200 Bis.
Se le impuso ese nombre por D. 21876 del año 1958.
Recuerda a Manuel de Lavardén (Buenos Aires, 1754 – Colonia del Sacramento, 1809) abogado, docente, dramaturgo y periodista rioplatense, destacado precursor de la Revolución de Mayo.creador del teatro rioplatense.