Al cesar de sus funciones el Intendente Municipal de Rosario Pedro de Larrechea, el diario El Municipio le dedicó al día siguiente un largo editorial.
Deolindo Muñoz, director del mismo, no cejó en agudizar su crítica mejor dicho demoler la gestión del cesante funcionario público.
Larrechea, incondicional elemento del gobernador Gálvez, no era rosarino. En su juventud llegó de su nativa Santa Fe con un nombramiento de funcionario provincial.
En la edición del día 1° de enero de 1890, aparecieron largas columnas dedicadas a analizar su desempeño…el más vergonzoso de que hasta ahora haya ejemplo en los anales del gobierno comunal.
Luego de referirse a dieciocho cargos concretos, el extenso artículo termina diciendo: “En efecto, Pedro T. de Larrechea no ha podido ser un intendente menos idóneo, escrupuloso y honorable”.
Nació en la ciudad de Santa Fe en 1776.
Estudió en el Colegio de San Carlos de Buenos Aires.
Después regresó a su ciudad natal para cumplir como funcionario del cabildo de su ciudad natal, y se dedicó al comercio.
De vuelta a Buenos Aires, en 1810 fue alcalde de primer voto y apoyó la Revolución de Mayo, lo mismo que el gobernador Prudencio de Gastañaduy.
Pero la Primera Junta desconfiaba de este último, por ser español, y ordenó a Larrechea que lo suplantara. Algunas semanas después, fue suplantado por el militar porteño Manuel Ruiz, con cuyo gobierno colaboró activamente.
Apoyó con los recursos del Cabildo y con aportes propios de dinero la formación del ejército que, a órdenes de Manuel Belgrano, hizo la Expedición al Paraguay.
Apoyó la autonomía provincial bajo el sistema federal y al gobernador Francisco Candioti.
Fue gobernador delegado por la enfermedad de este, hasta su muerte, en el año 1814.
Cuando el coronel Juan José Viamonte, que ocupaba la ciudad, decidió nombrar a su sucesor, se convirtió en el nuevo jefe de la fracción federal.
De todos modos, y a pesar de la oposición de la mayoría de la población, el gobierno fue ocupado por Juan Francisco Tarragona, sostenido por las armas del ejército de Viamonte.
Apoyó la revolución de Mariano Vera – cuñado suyo – contra los porteños, y fue funcionario del gobierno federal. Su primera misión fue firmar el pacto por el que se rendía Viamonte, y que éste violó.
También firmó un tratado con el general Eustaquio Díaz Vélez, por el que se reconocía la autonomía santafesina. Pero dado que el Director Supremo se negó a ratificarlo ese tratado, Santa Fe no participó del Congreso de Tucumán.
Participó en la firma de casi todos los sucesivos tratados que se establecían entre la provincia de Santa Fe y la de Buenos Aires, salvo el Tratado del Pilar. También firmó el Tratado de Benegas, de noviembre de 1820, uno de los “pactos preexistentes” mencionados en la Constitución Argentina de 1853.
Fue diputado por su provincia al fracasado congreso federal de Córdoba en 1821. Las cartas que envió desde allí al gobernador Estanislao López resultan muy útiles a los historiadores para conocer el proceso de ese congreso.
Desde 1822 fue ministro de hacienda de la provincia, y desde 1825 en adelante, Ministro General de Gobierno.
Fue varias veces gobernador delegado de Estanislao López, y a su nombre firmó los pactos de octubre de 1827, el de octubre de 1829 y el Pacto Federal de enero de 1831, que formaron el sistema legal de la Confederación Argentina. Renunció a su cargo de ministro en febrero de 1833, quedando en su lugar Domingo Cullen. Junto con éste y con Pascual Echagüe, fueron los funcionarios más importantes del largo gobierno de López.
Se retiró a la vida privada, sostenido económicamente por los negocios de su hijo Caracciolo Larrechea, que más tarde se unió a los unitarios.
Tras vivir algún tiempo en la provincia de Entre Ríos, falleció en Santa Fe en agosto de 1848.
Honores
El pueblo de Larrechea, en la provincia de Santa Fe, recuerda a este prócer provincial. Una calle del Barrio Alberdi de Rosario (Santa Fe) lo honra.
Pero Larrechea no abandonó su injerencia en el nuevo gobierno municipal. Sustituido el 1° de enero por Agustín Mazza y pese a las agrias censuras que le dirigió la prensa rosarina, fue elegido concejal.
Formó parte , de tal manera, del Cuerpo Deliberante que debía juzgar su actuación, especialmente en los casos señalados por “El Municipio” de defraudación, usurpación, falseamiento, conculca miento, lucro, atentados contra la propiedad , ignorancia, abusos y negligencia, fomento de la empleomanía, desquicio y otras graves imputaciones.
Atento a tantos y abruptos cargos, no sorprendió entonces que el 25 de enero, el Concejo Deliberante aceptara su renuncia como concejal. Pero de inmediato llegó la protesta de De Larrechea, comunicando que no ha renunciado y que la nota atribuyéndole tal actitud ha sido fraguada.
Efectivamente comprobada la falsificación, el Concejo Deliberante dejó sin efecto se aceptación y él ocupó orondamente ocupó su sillón de edil, buscando un resarcimiento de su honorabilidad a lo largo y ancho no sólo de la ciudad, sino de la provincia.
Continuó su carrera política desempeñándose más tarde como diputado provincial hasta ocupar una banca de diputado por Santa Fe en el Congreso de la Nación.
Cutolo, Vicente, Nuevo diccionario biográfico argentino, 7 volúmenes, Ed. Elche, Bs. As., 1968-1985.
Gianello, Leoncio, Historia de Santa Fe, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1986. Tarragó, Griselda B. y Barriera, Darío G., Nueva historia de Santa Fe, tomo 5, Ed. Prohistoria, Rosario, 2006.
Recuerda a Pedro Tomás de Larrechea (1776-1848), funcionario público argentino que ejerció varias veces el gobierno de la provincia de Santa Fe en carácter de interino o provisorio, durante el primer tercio del siglo XIX.