Francisco Narciso de Laprida nació en San Juan, el 28 de octubre de 1786, en el seno de una familia acomodada económicamente, lo que le permitió hacer que su hijo recibiera una cultura completa, pues hizo sus primeros estudios en el Real Colegio de San Carlos de Buenos Aires, trasladándose después a Santiago de Chile para cursar Cánones y Leyes en la Universidad de San Felipe.
Licenciado en 1810, participó en el Cabildo abierto 18 de septiembre de ese año en que se formó la Junta Provisional de Gobierno en el país vecino, más un año más tarde, regresaría a San Juan, donde en 1812 sería electo síndico del Cabildo.
En 1813 fue el principal instigador del descontento popular que acabó con el gobierno de Saturnino Sarassa. Esto le valió ser encarcelado por el interventor posterior, aunque se fugó al poco tiempo.
Reincorporado al Cabildo, colaboró con José de San Martín en la organización del Ejército de los Andes.
Considerado un perito en leyes y vecino de importancia, fue elegido en 1815 como diputado de su ciudad al Congreso de Tucumán, junto con Fray Justo Santa María de Oro.
Ocupó la presidencia del mismo durante el mes de julio de 1816, de modo que ocupaba ese cargo cuando, el 9 de julio, se votó la Declaración de Independencia de nuestra Patria.
En 1820 asumió como ministro general de Gobierno durante la gobernación de José Antonio Sánchez en su provincia natal.
En verdad toda su actuación política se desarrolló en los parlamentos provinciales y nacionales. En el de la Independencia permaneció hasta 1818. Volvió de senador para el Congreso convocado por la Constitución del año 1819, que el caudillismo no aceptaría por unitaria, desbaratando la asamblea programada en 1820.
Laprida era rivadaviano. Partidario decidido de la unidad nacional, contrario a la dispersión que ansiaban los caudillejos en 1824 estaría otra vez en el Congreso que hubo convocado Las Heras y cuyas tratativas nuevamente desembocaron en un fracaso por la acción de los mismos hombres."
Su padre José Ventura de Laprida aparte de su cultura, respeto por el prójimo y su título de abogado le hubo dejado algunos haberes que él incrementó en épocas de bonanza, más todo se lo llevó la anarquía, menos su prestigio de congresal.
Al igual que Sarmiento combatió a los caudillos, debiendo huir ambos por senderos desconocidos.
La persecución los separó, más el primero tomó el camino que lo llevó a la salvación mientras Laprida emigró con su familia a Mendoza en 1829, donde por defender a esa provincia de la invasión de los Aldao y formado el batallón El Orden, se alistó con premura.
Iniciada la lucha después de dos días en el paraje El Pilar, el 22 de setiembre de ese año, su compañía fue aniquilada, y el digno congresal de Tucumán, degollado.
El degollador se llamaba coronel Buenaventura Quiroga del Carril. Según la historia dicen que el asesino lo ultimó por odio personal. Le repugnaban los doctores.
Su cadáver no pudo ser hallado y su muerte se convertiría en un símbolo de la barbarie por entonces, cuando los caudillos, sin más ley que el instinto, guiados por la holgazanería, con un motor de ira, ponían en marcha la muerte de aquellos que pretendían implantar la ley y realizar la unidad argentina.
Bernardo González Arrili exalta su figura política: "Fue el que presidió el Congreso de Tucumán el día que se proclamó la Independencia nacional. El primero que rubricó el Acta, el que firmó la comunicación a los pueblos anunciando que el Tribunal augusto de la Patria había sancionado, por aclamación, la Libertad.”
Bibliografía:
La expuesta en el texto.
Laprida. Calle. Topografía:
Corre de N. a S. desde 500 hasta 6700, a la altura de Córdoba700, Bv. Seguí 700 y Avenida Arijón 700.
Antiguamente se llamó Comercio pero se le impuso su denominación actual por O. N°3 del año 1905.
Recuerda a Francisco Narciso Laprida (1786-1829) abogado y político argentino. Fue diputado por San Juan al Congreso de Tucumán y presidió el mismo cuando se declaró la independencia del país el 9 de julio de 1816.
Calle Laprida de Rosario
El 11 de febrero de 1936, un diario local hacía referencia a dicha arteria en la siguiente forma:
Desde su nacimiento hasta 27 de Febrero, en que la interrumpe las instalaciones del F.C.C.C., presenta el característico aspecto ciudadano de las calles que se desenvuelven entre el barullo de las arterias céntricas, y el silencio de "aldea" de las calles suburbanas.
Ofrece Laprida, en ese primer tramo, la escena de casonas antiguas, que en su tiempo, fueron verdaderos palacios, o por lo menos de las más confortables construcciones de la época, preferidas por nuestras familias de más abolengo, y aún numerosas familias pudientes viven en esta calle.
Casi en su nacimiento, entre Santa Fe y Córdoba, se abre la plaza "25 de Mayo, donde se encuentra en su centro un monumento conmemorativo que data de 1893.
Una esquina por donde pasó parte de la historia: Laprida y Santa Fe
José Arijón llegó al país en 1886 y luego de reunir un modesto capital decidió invertirlo en la compra de sesenta carros y ciento ochenta bueyes, aprovechando la ausencia de tendidos ferroviarios. En 1887, convertido en un acaudalado empresario, hizo levantar en la esquina de Comercio - hoy Laprida- y Santa Fe una gran mansión, "el Palacio Arijón, construido por arquitectos y artesanos españoles.
Ernestina Arijón de Dianda, nieta de don José y nacida en esa casa , describió allá por 1974, su estructura: contaba con 22 habitaciones, tres terrazas,dos patios, el garage, el sótano y las caballerizas. En su cúpula, la mansión guardaba una especie de catalejo para mirar el río y observar la ciudad desde el punto más altoposible. Esa mansión fue demolida con el devenir de los años y como dicen los gobiernos comunales de turno "en alas del progreso".
Pero la historia de esa esquina se remonta a la época de los unitarios y los federales, pues sobre esos terrenos se levantó la casa de Martín Santa Coloma, activo partidario de Juan Manuel de Rosas.
Cuando el general Urquiza en su marcha con el ejército Grande rumbo a Caseros, acampando a dos leguas al norte de Rosario, don Domingo Faustino Sarmiento instaló en dicha propiedad la imprenta con la que editaban el Boletín de dichas fuerzas y desde allí saludó al pueblo de Rosario el 1° de enero de 1852. Existe una placa recordatoria.
Allí también nació en 1854 el escritor y político Gabriel o José Gabriel Carrasco, quien junto a su padre escribió "Los anales de la ciudad de Rosario de Santa Fe".
Laprida entre Santa Fe y Córdoba, se abre la plaza "25 de Mayo, donde se encuentra en su centro un monumento conmemorativo que data de 1893.
En la intersección con Córdoba, se halla el edificio llamado "Bola de Nieve", por estar coronado precisamente con una gran esfera blanca que semeja una bola de nieve.
El historiador Rafael Ielpiexpresa bajo el título "Cine bajo las estrellas" expresa : "El cine sería a partir de 1898 un entretenimiento que apasionaría a los rosarinos, aunque muchas de aquellas primeras películas debieron ser proyectadas al aire libre.
Fue entonces cuando dos hermanos de apellido Flo, con negocio de cigarrería en Córdoba y Laprida, pergeñaron la idea de organizar proyecciones del maravilloso invento en la plaza 25 de Mayo, bajo el cielo como techo, en la esquina de Córdoba y Laprida, presidida por la Bola de Nieve. Fue el primer lugar donde se proyectaron las primeras imágenes al aire libre".
En su intersección con Rioja, se hallaba el Banco Hipotecario Nacional. Entre San Luis y San Juan, la "Logia Unión N°17, llamada Logia Masónica", que durante dos revoluciones, de 1893 y del 4 de febrero de 1905, prestó servicios como Hospital de Sangre, atendiendo tanto a un rebelde rosarino como los heridos de los otros bandos. (Hoy ya no existen estas dos últimas instituciones.)
En la esquina de Laprida y Mendoza, está emplazado el teatro de La Ópera, (conocido hoy por El Círculo), inaugurado el 7 de junio de 1904, gracias a la iniciativa de don Emilio Schiffner constituye una de las pocas fastuosas construcciones de esta naturaleza que quedan en Rosario, pero que nada tenía que ver con el más antiguo teatro, construido de rústica madera llamado “La Esperanza”, ubicado en San Martín y Santa Fe. (Por lo tanto de escasa duración) ni tampoco con el primer teatro construido sólidamente y adaptado para relevantes puestas en escena, el teatro Olimpo con el nombre de "Progreso" por estar ubicado sobre la calle homónima entre San Lorenzo y Urquiza - así se denominaba por entonces calle Mitre - el que abrió sus puertas el 19 de febrero de 1871.
Laprida entre Av. Pellegrini y Cochabamba, se abre la plaza General López, donde funcionó en 1858 un mercado de frutas, aparte de antigua es muy particular porque cuenta con especies arbóreas de los más alejados confines del país.
Entre las calles Río Bamba y La Paz, se levantaba el Hospicio de Huérfanos, atendido por religiosas que albergaban n recién nacidos y niños abandonados.
Desde 27 de Febrero en adelante, Laprida cambia su aspecto, deja los emplazamientos institucionales para convertirse en una calle común, de construcciones de carácter familiar pero muy sencillas, llegando al antiguo camino de la Horqueta, hoy Avenida del Aeródromo.
NOTA CURIOSA PARA NUESTRA CIUDAD:
Laprida y Córdoba cien años después de la heroica defensa por la patria.
Fotografías y estampas de Rosario por Federico Dunger Publicación del 24 septiembre de 2021
EL PRIMER COMBATE EN ÉPOCA DE LAS BATALLAS POR LA INDEPENDENCIA... EN LAPRIDA Y CÓRDOBA???
Fines de noviembre de 1811 a Rosario todavía se la conocía como La Capilla en referencia al modesto templo que no era más que una modesta casa de adobe y techo de paja con un pequeño campanario ubicado donde hoy está nuestra catedral.
La Plaza 25 de Mayo aún no recibía este nombre pero ya había dejado de ser un baldío para convertirse en un espacio público. Varias calles ya estaban alineadas pero aún sin una nomenclatura y las altas barrancas cortaban el paso a la playa conocida como Bajo de los Sauces.
Los 300 habitantes se distribuían en no más de dos cuadras de la plaza y aún con muchas casas de techos de paja pero al menos siguiendo una línea imaginaria de las calles.
La población se había enterado de los sucesos de Mayo siguiendo las noticias con las llegadas de algún chasqui cuando hacía su parada aquí para seguir a Santa Fe y sabían que Belgrano llegaría pronto.
Entre las pocas casas estaba la pulpería de Luchínes en la esquina de las actuales Laprida y Córdoba, lugar de mates y grapas con varios pobladores todas las noches.
Esa noche de noviembre de 1811 estaba Maldonado, de origen militar junto con el capitán Urizar y Nicolorich, un destacado vecino que construiría la primera casa de dos plantas frente a la Plaza 25 de Mayo.
La cuestión es que Luchines en un determinado momento, hace callar a los clientes que opacaban el cerrado silencio de la noche. Y con valedera razón. Había escuchado algo y el resto de los parroquianos, también. Por la zona detrás de la capilla se escucharon sonidos de tropas y golpes de acero como de sables. No dudaron un minuto: -“nos atacan los realistas!!!” Y el fervor patriótico no duró un instante.
Salieron todos a la oscura y cerrada noche, solo alumbrada por la mortecina luz de la pulpería. Juntando mesas, bolsas de papa, estantes, ante la preocupación del Luchines, formaron una barricada mientras escuchaban que el sonido era cada vez más cercano.
No dudaron un instante y apuntando a la oscuridad gritaron “fuego!”. Duró más de 15minutos y al silenciar las armas, escuchan que los ruidos se alejaban. “se retiran, los hemos vencido!” gritaron ante la algarabía de los valerosos hombres, algunos con grapas de más, que sofocaron el ataque.
“Revisen los heridos” ordenó el capitán haciendo valer su experiencia militar. “Acá hay sangre, un herido!”.
Era el único y acercándose al infortunado, este se levanta tambaleando con una botella de vino rota. “No es sangre ... era vino ... pero entonces no dispararon??” dudaron ante la ausencia de bajas.
Con valentía e iluminados por una tenue linterna, cruzan por la plaza y alguien dice “acá un cuerpo!”. Al iluminarlo perciben que no era un hombre sino una vaca. Y más allá otra y hasta caballos. Todos muertos por las balas.
Extrañados por lo ocurrido, Maldonado reconoce las marcas de los animales y eran los suyos… Ahí dedujeron. Los animales habían roto el cerco y en estampida, corrieron hasta la zona poblada y el ruido de los que lo que creían sables, eran los cencerros.
La fonda había quedado destrozada y los vecinos se endeudaron para pagarle a Luchines el fervor de la defensa a la patria. Sin dudas... aquellos primeros vecinos... estaban preparados para luchar por la libertad ...
Por Federico Dunger basado en un cuento narrado por un hombre a principios del siglo XX aparecido en el diario La Capital que al momento del “ataque” contaba con 14 años y participó de la “defensa”.