Nacido el 23 de marzo de 1749 en Beaumont en Auge, pequeño pueblo de la Normandía. Poco se sabe de sus primeros años. Seguramente su padre hubo sido campesino.
Un tío sacerdote que vislumbró las condiciones del adolescente, lo hizo estudiar en la Abadía benedictina de Beaumont, donde pudo demostrar tempranamente su genialidad por la Matemática, a punto que enseguida se convirtió en profesor de dicha disciplina en la Escuela militar de París.
Cuando cumplió 18 años partió hacia París; ciudad que para él significaba el único lugar propicio para realizarse y conquistar honor y fama.
Si bien no llevaba dinero, era portador de múltiples cartas de recomendación dirigidas a personas relevantes en el campo de la política y de la ciencia.
El gran matemático francés Juan D´Alambert recibió complacido al novel científico que se había presentado como autor de un tratado que comenzaba a aplicar las nuevas teorías matemáticas a la física.
Presentó trabajos y monografías geniales sobre temas sabidos y otros descubiertos por él, emitiendo tesis harto difíciles para esa época, como”la perturbación de los movimientos de los planetas”.
Poco después de Newton, despertó dudas científicas sobre la gravitación universal, y el movimiento de algunos planetas que en el tiempo ora aceleraban, ora retardaban.
Sostuvo con cálculos, Laplace en el siglo XVIII, que la fuerza centrífuga de la atmósfera impide que ésta se mantenga unida a la Tierra más allá de todo límite, porque, a cierta distancia de la superficie anula la atracción de la gravedad. Esta distancia, que representa la altura máxima teórica que podría tener nuestra atmósfera, fue calculada por y corresponde a unos 40.000 kilómetros de altura.
En los siglos siguientes ese límite asignado a la atmósfera por el astrónomo es puramente teórico. Los procedimientos para medir la altura real de la atmósfera variaron, el cual está mucho más cerca de nosotros.
En 1784 por sus principios, sería designado profesor de alumnos de la artillería real, llegando un día a tomar examen a un alumno llamado Napoleón Bonaparte.
Pedro Simón Laplace realizaría una genial carrera meteórica en el campo de las ciencias impartiendo matemáticas, física, astronomía y hasta medicina, demostrando teorías que serían la base para los descubrimientos contemporáneos.
A Laplace le tocó vivir un convulsionado período de diez años en la historia política de su país, el que comenzó el 14 de julio de 1789 cuando el estado llano (el pueblo) francés se alzó tomando la Bastilla en busca de igualdad, fraternidad y libertad contra las clases dominantes, exigiendo el derecho a leyes justas y equitativas, movimiento al cual también se plegó el campesinado en procura de la supresión de los servicios a los señores que quedaban como vestigios de los tiempos feudales.
Esa toma de conciencia dio vida a un nuevo contexto ideológico y social del hombre - poniendo en duda la legitimidad monárquica – más el científico, ajeno a ese orden de cosas, lograría distinciones y honores a su talento, tanto que arribado al poder, Napoleón lo nombró conde de su imperio.
A pesar de la derrota “del gran corso”en 1814 y el ascenso de los Borbones, Laplace recibió el título de marqués.
Entre sus principales obras mencionaremos: “Mecánica celeste”; “Exposición del sistema solar del mundo” y “Teoría de las probabilidades”.
Murió el 5 de mayo de 1827, a los 78 años, no dejando de afianzar y fortalecer el desarrollo de las ciencias, enseñando y promoviendo a científicos jóvenes carentes de recursos económicos.