En realidad, si nos atuviéramos a cómo fueron las cosas en la primera mitad de los años 20, deberíamos de reconocer cambios y rupturas decisivos, íntimamente ligado con la mujer.
Pero es en cuanto a los problemas que la mujer tenía, como grupo social diferenciado y semimarginal, dentro de nuestra sociedad patriarcal y machista, las modificaciones acaecidas entre el 20’ y el 29’ son bien jugosos.
Son las mujeres del siglo XX, mientras algunas luchaban por sus derechos, otras asumían una moda distinta y un arte único.
Así, nacen: Sofía Bozán, Azucena Maizani, Iris Marga, Rosita Quiroga y la cantante Libertad Lamarque.
Nos dice Rafael Lelpi: “De la mano de su padre Gaudencio Lamarque, un inmigrante que había cruzado el océano trayendo junto a la esperanza de trabajo más su decidida militancia libertaria, llegaba a los picnics y mítines anarquistas no sólo para escuchar a fogosos oradores como Rodolfo González Pacheco o Alberto Ghiraldo sino para recitar con el énfasis inocente de sus pocos años versos como:
“Han pasado ante mi puerta al compás de los tambores, /cuyas tristes notas dicen la canción de los dolores, /avanzaban los pequeños en compacta formación, / y en sus frentes enfermizas, donde la anemia se advierte,/ se diría que la idea de la guerra y de la muerte/ va invadiendo sus cerebros, anulando la razón”.
Sus biógrafos atribuyen su nacimiento en Rosario, provincia de Santa Fe, el 24 de noviembre de 1908.-
Sus inicios en la actuación ocurrieron a la edad de siete años en obras vinculadas a la militancia anarquista de su padre.
Cuando era joven ganó un premio en un carnaval de disfraces por su traje de sirena, recibiendo un premio en el Eden Park de nuestra ciudad.
Después llegaría a ser una cantante consagrada; pero su primera veta artística fue el canto. Él realmente la llevó a probar las luces de ese deslumbrante y desconocido Buenos Aires.
En 1924, instalada en la Capital, fue contratada para actuar en el Teatro El Nacional y grabar discos con la compañía RCA Víctor, convirtiéndose en una de las primeras cantantes de tango surgidas en la década de 1920 que crearon la modalidad vocal femenina en el rubro.
Su debut en cine ocurrió en 1930 cuando protagonizó un filme mudo, Adiós, Argentina, de Mario Parpagnoli, mientras que en 1933 intervino en la primera película sonora argentina, ¡Tango!, junto a Tita Merello.
Calificada como “la reina del tango”, al año siguiente fue elegida “Miss Radio” por votación popular en la revista Sintonía.
Su consagración como actriz melodramática ocurrió luego de que protagonizara El alma del bandoneón (1935), tras la cual fue contratada por José A. Ferreyra para encabezar Ayúdame a vivir (1936) -donde también fue argumentista-, La ley que olvidaron (1937) y Besos brujos (1938), que le dieron popularidad en Argentina y el resto de América Latina.
Su labor en Puerta cerrada (1939) le mereció el premio a la mejor actriz extranjera en Croacia.
Un nuevo contrato con los Estudios San Miguel significó su traspaso a la comedia y fue así como filmó Eclipse de sol (1942) y Romance musical (1946).
Dirigida por prestigiosos directores como Luis César Amadori, Luis Saslavsky, Alberto de Zabalía, Mario Soffici o Carlos Borcosque actuó junto a los actores más importantes de aquellos tiempos como Floren Delbene, Arturo de Córdova, Jorge Negrete, Pedro Vargas y Santiago Arrieta.
Tras un altercado con la actriz Eva Duarte- posteriormente primera dama- durante el rodaje de La cabalgata del circo (1945), debió exiliarse en México, donde vivió hasta su muerte y desarrolló una amplia trayectoria cinematográfica, en casi cincuenta películas como Otra primavera (1949), Ansiedad (1952), Escuela de música (1955) y El pecado de una madre (1960).
Durante los años de 1960, protagonizó un filme en España, Así era mi madre, y encabezó un espectáculo teatral en Argentina, Hello Dolly!, que tuvo una amplia repercusión. Sus variadas presentaciones en gran parte del continente americano le valieron el apelativo de “la novia de América”.
Considerada como la actriz argentina con mayor trayectoria en el ámbito internacional, Lamarque filmó La sonrisa de mamá (1972) y se retiró del cine en 1978.
El resto de su carrera estuvo ligado al tango y al medio televisivo, en el que participó de varias telenovelas como Mamá, Soledad o Amada.
Hacia el final de su vida, obtuvo importantes premios y reconocimientos en diversos países.
Fue designada “Ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires” en 1990 y “Personalidad Emérita de la Cultura Argentina” en 1995.
A la edad de 90 años, incursionó en La usurpadora (1998) y dos años después, recibió el premio Ariel de Oro por su trayectoria.
Al momento de su muerte en 2000, se encontraba grabando la telenovela infantil Carita de ángel.
A pesar de dos parejas no muy felices Emilio Romero y Alfredo Malerba tuvo una sola hija, Mirta Romero de De Luca, que le dió 10 nietos, 12 bisnietos, y poco después de sus deceso, nacería su tataranieto.
Bibliografía:
Ferrer Horacio: Enciclopedia del tango.
Lamarque. Pasaje. Topografía:
Corre de N. a S. a la altura de San José de Calasanz 8500, denominado provisoriamente 1603.
Se le impuso ese nombre por O.7254 de diciembre 2001.
Recuerda a la consagrada cantante y actriz rosarina Libertad Lamarque (1908 – 2000).