Anota Luis Ordaz en su artículo “Teatro argentino”: “Desde España llegaron a nuestras tierras, las diversiones y entretenimientos públicos que disfrutó la colonia”.
En efecto en la gran aldea, que era un caserío incipiente, melancólico y chato, sobre la cual pesaba la aristocracia un tanto desteñida de las autoridades, tanto españoles como criollos se regocijaban con las corridas de toros, riñas de gallos y con un espectáculo muy singular: el teatro". Nada más que las representaciones se hacían en casas de familia, porque por entonces no era fácil la construcción de un teatro. La primera obra que se presentó en la Plaza Mayor de Buenos Aires se realizó en 1749 celebrando la coronación de Fernando VII.
A Labardén los salones elegantes le abrieron sus puertas y tanto las damas como los jóvenes lo proclamaron un triunfador, atraídos por su prestancia, su talento, su apellido notorio y el título doctoral que había logrado en la Universidad de Charcas.
Letrado como su padre, soñaba, sin embargo, más a menudo con las musas duque con las agudezas de la tarea abogadil. Nuestro hombre hacía versos, pero también era dramaturgo y quería fundar un teatro.
El amor por esta idea, y su afán de convertirla en realidad, además de su encomiable perseverancia y su habilidad, incluso, a la par de sus prestigios sociales, llevaron el convencimiento al espíritu del Virrey Vértiz de erigir en 1783, el primer coliseo porteño. Se llamaría “Casa de Comedias”, más el pueblo, denominó “Teatro de la Ranchería” dado que antiguamente en ese predio los indios mansos de las reducciones, habían levantado sus ranchos. Si se quiere, nombre apropiado porque su estructura consistía en un simple galpón de ladrillos con techo de paja.
Amaba el teatro desde sus años de juventud, conocía algunas obras de Esquilo y de Sófocles, y había leído “Los cautivos” de Plauto, poseyendo estudios latinos cultivados como instrumento de la teología y del derecho.
Vértiz ofreció a su amigo Manuel de Labardén, la oportunidad de estrenar su obra “Siripo”, que impactaría a los espectadores acostumbrados a sainetes y autos españoles, con una nueva temática, otro lenguaje y distintas vivencias.
Enfrentó el drama del amor entre el cacique Siripo y la española Lucía Miranda. Con él subieron al escenario o tablado, conquistadores con sus lórigas y cascos al igual que los indios del Paraná ornados con vistosas plumas y portando flechas mortíferas. Personajes que simbolizaban el trágico drama de la conquista donde se fundieron dos razas.
No pudieron las disimilitudes de los doctos de la censura evitar la difusión de Siripo, cuyos recursos dramáticos situarían a la obra montada en el siglo XVIII en un lugar de gloria en la cronología del arte dramático del Río de la Plata.
Su triunfo sabiamente plasmado fue la temática indigenista sobre la tradición peninsular.
El amor de Labardén al Paraná – río paternal, al que Rafael Obligado cantaría cien años después – se manifestó en una oda, publicada el 1° de abril de 1801 con los auspicios de la Sociedad Literaria fundada por Cabello y Mesa.
Se alzó de esta manera, por primera vez en el Plata, el canto a la naturaleza argentina y el canto de las ansias que convulsionaban el alma porteña en aquellos días precursores de la Revolución, apagándose su vida el año mismo de la Gesta de Mayo.
Puso después en escena otras obras teatrales: “La muerte de Filipo”; “La pérdida de Jerusalén” juntamente con “Oda al majestuoso Paraná”.
Belisario Roldán en "Discursos" define su personalidad: “Así, nació nuestro teatro, por obra y gracia de Labardén, respecto de cuya vida aparecen confusas y vagas las crónicas del coloniaje. Cuentan que caballero en un zaino de paseo, las vecinas recibían complacidas el saludo del poeta que pasaba al caer las tardes, y que los moradores de las afueras solían verle cruzar al galope de su caballo, pensativo y solo, camino de una quinta lejana donde un viejo hidalgo que vivía encerrado en incurable misantropía, le contaba como el único amigo...”
Bibliografía:
González Arrili B: Retratos a pluma. Librería Editora de Jesús Menéndez. 1937.
Manuel de Labardén en Enciclopedia estudiantil. Edit. Codex. Buenos Aires 1961.
Ordaz Luis: El teatro argentino en "Mi país, tu país". Centro Editor de América Latina. 1971.
Labardén. Pasaje. Topografía:
Corre de E. A O. desde 2500 hasta 2599 a la altura de Gambeta 1200 Bis.
Se le impuso ese nombre por D. 21876 del año 1958.
Recuerda a Manuel de Labardén (1754 – 1810) creador del teatro rioplatense.