JORGE RIESTRA (1926 – 2016)
Siempre dejó bien en claro: “No soy un escritor marginal sino que siempre tuve elecciones intelectuales. Creo que mi marginalidad no es solo geográfica. Nunca he participado de los círculos literarios. No tengo amigos escritores.
En Buenos Aires intimé con Bernardo Verbitsky y conocí a Haroldo Conti. En Rosario, sólo tuve encuentros esporádicos con Ada Donato y Angélica Gorodischer y, cuando éste vivía, con el poeta Felipe Aldana. La gente que conozco anda de noche, es mi manera, yo soy un hombre de bares y todos mis viejos amigos son gente de café”.
Nació el 4 de enero de 1926 en Rosario. Estudió Magisterio y se dedicó durante unos años a la enseñanza en su ciudad natal, impartiendo clase de Literatura en el Instituto Superior de Comercio.
La docencia como “segundo oficio”, y siempre escribiendo, queriendo escribir, descubriendo e intentando descubrir la noche como sitio para vivir, mirar y oír”.
Rechazó una beca en la Universidad de Houston temiendo que si la aceptaba no tuviera el tiempo suficiente para dedicarse a escribir.Autor de novelas y cuentos, sus obras suelen estar ambientadas en la ciudad de Rosario y describen a menudo el universo de los cafés y billares que conoció el autor en su juventud.
Fue, junto a Rodolfo Vinaqua, asesor literario de la editorial Biblioteca (fundada en 1966 y dirigida por Rubén Naranjo). Una vez terminada la dictadura del Proceso de Reorganización Nacional, se dirigió en Rosario el Centro Cultural Bernardino Rivadavia (posteriormente rebautizado como Roberto Fontanarrosa) y consiguió dinamizar la vida cultural de la ciudad.
La concesión en 1988 del Premio Nacional de Literatura le permitió dedicarse a la escritura a tiempo completo.
Según sus palabras: “El Paraná vio crecer a Rosario: aldea en 1770, villa en 1823 y ciudad en 1852”.
Rosario vio muchas veces como el Paraná crecía, se encabritaba, se desbordaba -muelles de madera arrasados, islas flotantes camino del Plata-.Aquí empecé a escribir -doce o trece años y ya en una mesa, una silla y una ventana.
En 1948, su primera obra y en 1956, su primer novela. En 1950, se publicó su primer obra “El espantapájaros”; en 1960, su primer novela “Salón de Billares”, a las que siguieron “El taco de ébano” (1962), “La ciudad de la torre Eiffel” (1963), “A vuelo de pájaro” (1972), “El Opus” (1968) y “La historia del caballo de oros” (1992), entre otros. También existen los libros inéditos de Riestra como "El silencio y otros textos", "Ciudad y memoria, una excavación (que contiene también La piedra y el anillo)" y "Ocho soledades y una más".
Agrega la profesora Guadalupe Palacio de Gómez: “En efecto entre los años 1930 y 1960 era enorme la variedad de estilos, clientelas y personajes de los bares, cafés y “salones de billares” que ha tenido Rosario. Tanto jóvenes como adultos consideraban a esos lugares como el principal reducto para pasar el rato lo más amenamente posible. Un asistente casi perpetuo fue Jorge Riestra durante su juventud”.
Comenzó a publicar en los años 40 y, desde entonces, su escritura se desarrolló en relatos y novelas, principalmente, aunque sus inicios como escritor se dieron cuando tenía 14 años y obligadamente debió conocer un “país político, el de los golpes de Estado, la represión, la persecución, el miedo y el terror”.
Jorge Riestra fue uno de los más destacados narradores de esos entornos de nuestra ciudad.
Reynaldo Sietecase clarifica:
El 12 de noviembre de 1972, después de un largo periodo sin escribir, Jorge Riestra anotaba en su cuaderno una frase que alguien le soplaba desde el silencio: “Conozco a Cora”. Era la punta del iceberg que emergía con esas tres palabras, y Riestra ya intuía que se encontraba frente a una obra que le demandaría un gran esfuerzo.
Lo que no podía imaginarse ese día el escritor rosarino era que ese proyecto que comenzaba, y que le exigiría seis años de intenso trabajo, sería galardonado con el Premio Nacional de Literatura.
“Este tipo de novelas vienen creciendo dentro de uno, no son obra de la casualidad o del azar, se vienen elaborando sin que se las detecte y de pronto irrumpen y hay que escribirlas. A diferencia del hombre de teatro que ve imágenes yo percibo la narración con sus voces y El Opus comenzó a hablar ese día.
Terminada la dictadura del Proceso de Reorganización Nacional (1976) dirigió en Rosario el Centro Cultural Bernardino Rivadavia (posteriormente rebautizado como Roberto Fontanarrosa) y consiguió dinamizar la vida cultural de la ciudad.La concesión en 1988 del Premio Nacional de Literatura le permitió dedicarse a la escritura a tiempo completo.
Las voces de “El Opus”
¿Cómo fue la génesis de una obra como “El Opus”?
La novela se fue haciendo así misma. Al poco tiempo de haber vislumbrado el proyecto tuve un accidente automovilístico y perdí a mi esposa, y yo quedé con problemas en las piernas. En enero de 1973, comencé a pasar a máquina unas cien páginas y, salvo algunas interrupciones, ya no iba a parar hasta fines de 1979.
La obra fue provocando su propio crecimiento, o la oía hablar. los personajes me iban hablando.
Existen dos elementos particulares en su novela, la inserción del autor como personaje y la utilización de diferentes lenguajes narrativos. ¿Esto obedece a la búsqueda experimental que se intenta con la novela?
La reacción de diálogo entre el escritor-personaje y la obra que se va escribiendo no estaba prevista. Yo no acostumbro trazar un plan para escribir.
En cuanto a los lenguajes, existen en “El Opus” dos investigaciones. Una referida a lo histórico, en especial los sucesos del año 30’, y la otra, relacionada al lenguaje. Lo único que tenía desde el comienzo del proyecto eran los tres lenguajes que conviven en la novela y que corresponden a los distintos desdoblamientos de Miguel Ángel, el personaje central.
Primero el popular lunfardo que emplea Cacho, después el de Pedro, quien lee traducciones y escribe y habla como lee, y finalmente, Miguel Ángel, que funde el lenguaje coloquial con el bagaje literario que le brinda Pedro. El Opus comienza con una serie de apuntes propios del proceso de creación. ¿Cómo nació la idea de incluirlos?
Las notas que preceden la obra fueron creciendo con la novela y son producto de la experiencia de escribirla. Después vino la idea de utilizarlas para que lentamente introduzcan la novela. Por esa razón el final de la obra está al comienzo.
¿Qué significa para un escritor la elaboración de una “suma narrativa” como El Opus?
Narrar es una aventura y se corren riesgos. En una obra como “El Opus”, el riesgo era que me despeñara e incluso que la novela quedara inconclusa. La obra fue hecha por ella y por mí. Cuando una novela está mucho con uno y el escritor va observando cómo se llenan las páginas, y se llega a tener 700 carillas sobre el escritorio, se construye una convivencia real.
Es una relación que participa de lo obsesivo, la obra habla todo el día con uno. Se reproduce el “modus vivendi” de la pareja humana, y por ello hay periodos de enorme fusión y de distanciamiento. En esos periodos de distanciamiento, la obra y el autor corren riesgos. Después de cinco años de trabajo, pensé que el proyecto me había excedido. Afortunadamente para mí y para la novela, pasados seis meses sin poder escribir, una mañana, mientras preparaba el mate, pude ver el final y escribí las últimas sesenta páginas.Nuestro biografiado declaró: "Rosario, durante mucho tiempo, produjo creadores silenciosos, que no buscaron el triunfo, el aplauso", dijo Riestra y citó "Musto, Schiavoni, piensen en Gambartes, piensen en Grela, y piensen en Herrero Miranda en la plástica. Trabajaron en silencio".
Vale destacar que Riestra cedió a la Universidad Nacional de Rosario, los derechos de publicación de las obras de su autoría, la cual se compone de textos publicadas e inéditas inscriptos en el Registro Nacional de Derechos de Autor.
Para terminar con nuestro biografiado nos pareció interesante finalizar con los dichos de Reynaldo Sietecase, quien da su opinión ante el gran escritor:
“Jorge Riestra es un autor del interior que, además, escribe y edita en provincia. Hasta hace poco tiempo se desempeñaba como director del Centro Cultural Bernardino Rivadavia de la ciudad de Rosario, cargo que decidió abandonar para volver a escribir. Su libro “El Opus” ha obtenido el Premio Nacional de Literatura, en el género novela, cuento y ensayo por el cuatrienio 1983-1986.”
Bibliografía:
MAKOVSKY, Pablo: «Jorge Riestra, uno de los inventores de Rosario (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).», Rosario Plus, 3 de febrero de 2016.
VIDA, Federico: «Una pregunta que seguirá resonando», Página/12, 9 de junio de 2016.
Jorge Riestra. Topografía:
El Honorable Concejo Deliberante de la Municipalidad de Rosario aún no ha honrado su obra adjudicando su nombre a una arteria de la ciudad.