HUTCHINSON TOMÁS (1802 - 1883)

A partir de 1862 Hutchinson fue cónsul de Su majestad británica en nuestra ciudad.


En 1867 cuando apareciera el cólera, en un clima, no del todo benigno por la carencia de aguas corrientes, cloacas, fundó un centro asistencial y se hizo presente en asilos y conventillos.


Según Oscar Luis Ensinck: “Creó un sanatorio atendido por el propio cónsul, el que pronto colmó su capacidad, debiendo entonces el gobierno asistirlo,  concediéndole dos mil pesos.


Con ese importe improvisó un lazareto, que era atendido por el Dr. Mauricio Hertz, situado en el establecimiento contiguo a la barraca de don Vicente Silva, pasando la plaza López”.


El sanatorio de Hutchinson era atendido con su propio peculio y lo acompañaba en su tarea su esposa Mary, destinada exclusivamente a combatir el cólera y se llamaba “Sanathorium”.


Por entonces, sólo existía en Rosario un servicio de aguateros quienes extraían el agua del río y la repartían casa por casa, por supuesto no era la solución más adecuada en beneficio de la sanidad de la población, mientras otros vecinos se surtían en los pozos y aljibes existentes en sus domicilios particulares.


El movimiento de tropas de la Guerra del Paraguay ayudaron al avance del cólera. Los estragos producidos por la guerra actuaron como causas predisponentes, pues los barcos provenientes del frente portaban efectos y heridos, ofreciendo un terreno propicio a la propagación de la epidemia.
En tal sentido se repetía la asociación conocida desde la antigüedad: “hambre, peste y guerra”.


También se vinculó el mal con la laguna de Sánchez, ubicada entre las actuales calles de Corrientes a Mitre y Rioja a Mendoza. (Hoy parte de esa superficie es ocupada por la plaza Sarmiento), depresión natural del terreno donde la acumulación de las aguas de lluvia por la impermeabilidad del subsuelo no podían filtrarse y donde la gente próxima al bañado, poca cuidadosa o con el fin de rellenarla arrojaba basuras y desperdicios que cargaban el aire de olores malolientes.


En la zona aledaña aparecieron los primeros casos, atribuyéndose también a esa agua, un foco de infección.


La epidemia se desató y se mantuvo por espacio de más de un año, causando pánico, terror y espanto entre los pobladores.


El aspecto era desolador: calles desiertas, con cuadras y cuadras de casas totalmente cerradas, en algunas de ellas, sus moradores yacían sin vida.


Todo el que podía huía con su familia al campo, en un intento de escapar del morbo- nos informan Miguel Ángel De Marco y Oscar Ensinsk.


Los mismos autores nos dicen. “Ante la impotencia de contener el flagelo, abundaban los remedios "infalibles”.


“Cuando le venía el vómito se le daba dos o tres cucharadas de aceite de comer o de almendras, agua de manzanilla bien caliente.


Se recomendaba  a la población tener  el espíritu tranquilo y tratar de evitar las pasiones deprimentes, las emociones morales y las incomodidades de todo género”.


Pero lo más mágico  era tomar  “ocho o diez gotas de láudano en una solución concentrada de alcanfor en alcohol” o la Duljerina Roja”.


En la lucha denodada contra el mal se destacaron los doctores Mauricio Hertz, Francisco Riva, Vicente García y el cónsul inglés Tomás J. Hutchinson.


Fue un viajero incansable ya que había realizado exploraciones por el Níger quince años antes pero tenía como idea persistente conocer distintas regiones de nuestro país, durante la presidencia de Bartolomé Mitre, este médico británico, desde 1861 a 1868 ascendió el Paraná desde Rosario hasta el Paraguay, y visitó incluso durante la contienda, los campamentos de Tuyutí, Estero Bellaco y Curupaytí.


Según Mitre, "tenía la pasión de los viajes, para escribir sobre ellos libros que su librero no podía vender en Londres".


Su obra fue genial como recopilación de nuestros hechos históricos de entonces en una salvaje geografía  “The Paraná with incidentes of the Paraguayan War, and South American Recollections, from 1861 to 1868”.

 

Bibliografía.
Periódico “El inválido argentino”. Buenos Aires, en su edición del 14 de abril de 1867.
Periódico “El Ferrocarril” de Rosario, en su edición del 21 de octubre de 1867.
Ensinck Oscar Luis: "Cólera en Rosario en los años 1867/ 68".Revista de Historia de Rosario. Año 1 - N°1. Enero- marzo de 1963.

Hutchinson. Pasaje. Topografía:
Corre de N. a S. desde 3700 hasta 3999, a la altura de Presidente Quintana 3200.
Se le impuso ese nombre por D. 21748 del año 1958.
Recuerda al cónsul inglés en nuestra ciudad, Tomás Hutchinson (1802 - 1883) que trabajara incansablemente durante la primera epidemia de cólera en Rosario 1867 - 1868.