Nos dice Aníbal Fucaraccio en su artículo “Un renacentista” al referirse al arquitecto Hilarión Hernández Larguía:
“A su notable talento como arquitecto que plasmó en obras que embellecen la ciudad le sumó un generoso polifacetismo y una calidez humana que lo convirtieron en maestro más allá de los límites de su profesión. Don Hila, un auténtico ejemplo de vida.”
Agrega la señora Guadalupe Palacio de Gómez:”La construcción del Museo de Bellas Artes de Rosario fue dirigida por el arquitecto Hilarión Hernández Larguía y el ingeniero Juan Manuel Newton. Fue el primer proyecto de museo pensado con arquitectura moderna en nuestro país, concretado gracias al mecenazgo de la familia Castagnino.
Con referencia a la vida de Hilarión Hernández Larguía expresa: “Su cuna le abrió el camino, pues era heredero de una familia de raigambre en el Virreinato del Río de la Plata; lo cual habilitaría su imaginación hacia algo nuevo y desconocido creando años después en América, un universo cultural único para nuestra Patria grande y nuestra Patria chica.
Ratifica Anibal Fucaraccio: Nació en Buenos Aires en 1892, más creció en el campo hasta que en 1912 ingresó a la carrera de Arquitectura de la Universidad Nacional de Buenos Aires y se graduó en 1916, donde tuvo la posibilidad de proyectarse como artista e inalcanzable promotor, constituyéndose de ese modo como uno de los actores más destacados e influyentes de la arquitectura moderna de la Nación. Fue colaborador de las revistas “Ideas” y “Clarín” entre 1914 y 1920.
En 1924 arribó a Rosario y fundó su estudio con Juan Manuel Newton”.
Al respecto agrega Arnoldo Gualino en “Historia del arte en Rosario”: “Participó en varias asociaciones culturales protegiendo ideológicamente la ESCUELA SERENA de las hermanas Cossettini integrando comisiones de tipo profesional hasta intervenir en la gestación de la Ley Araya de honorarios profesionales”.
Durante esos años hasta 1930 su principal comitente fue el Banco Edificador Rosarino, donde consiguió una gran experiencia en edificios de renta.
Desde 1930 al 50sus realizaciones evidenciaron un comprobable eclecticismo más en ocasiones se inclinó por el art decó, expresado en el pasaje Monroe y los edificios de Laprida y Urquiza e Italia y San Lorenzo.
Pero también se apoyó en un racionalismo contundente, tales los casos del Museo Castagnino, su obra emblemática y de los edificios de San Lorenzo y Paraguay y Córdoba al 1700.
En los años cuarenta en su estudio se incrementaron los trabajos en viviendas particulares y casas de campo. En 1950, ya separado de Newton y con Rufino de la Torre como socio, construye La Mercantil Rosarina (Mitre y San Lorenzo).
Hernández Larguía fue multifacético en la elección de los estilos arquitectónicos porque sobre los sesenta se verificó una marcada influencia del finlandés Alvar Aalto, especialmente en la sede de ARICANA.
Su labor y su ideología dejaron huellas tangibles, siendo su principal receptor el “Estudio H” letra que lo homenajea, constituido entre 1967 y 1970.
Lo integraron no solo arquitectos, sino también hombres de otras facetas de la cultura como el Jorge Riestra (literatura), Rubén Naranjo (artista plástico) y Gary Vila Ortiz entre otros.
Don Hila fue un maestro y un arquitecto que se ganó el reconocimiento de su tiempo y su gente.
Bibliografía:
Redactor principal Aníbal Fucaraccio en su artículo: “Un renacentista”. Diario La Capital en su 140º Aniversario.
Hernández Larguía Hilarión. Calle. Topografía:
El Honorable Concejo Deliberante aún no le ha honrado con su nombre a una calle o un pasaje dentro del conglomerado de la urbe rosarina.