GUIDO TOMÁS General (1788 - 1866)

Mariano Moreno murió el  4 de marzo de 1811, en la fragata inglesa Fame, en los brazos de Guido y de sus brazos debieron arrancárselo para arrojarlo al mar “porque el capitán del barco en que viajaban se resistió a los ruegos y ofrecimientos más francos para que se condujese a alguna costa los restos del extinto amigo”.


Nos ilustra González Arrili: “San Martín lo tuvo por único compañero durante tres meses, cuando enfermó del pecho, en Córdoba, maduró su proyecto de irse por Cuyo a Chile y de allí al Perú... De San Martín y su proyecto sería el más decidido sostén. Los años inquietos de la revolución, de la anarquía, de la organización, lo tienen por actor o por testigo”.


Tomás Guido  nació el 1º de septiembre de 1788, en Buenos Aires, por entonces capital del Virreinato del Río de la Plata; en el seno de una familia de peninsulares de posición relativamente acomodada radicada en la ciudad puerto.


En efecto como su padre era catalán, cuando se organizaron a toda prisa los regimientos que pelearían con los invasores ingleses, Tomás figuraría en el batallón de Moñones, al mando de Lavallol.


Contaba 19 años, cuando su atención era absorbida por la lectura de Montesquieu, Rousseau, y Voltaire y mientras su familia pensaba mandarlo a España a continuar sus estudios iniciados en el Colegio San Carlos, se desempeñó como oficial del Tribunal Mayor de Cuentas (Institución del período colonial) hasta ser introducido por su mentor el doctor José Darragueira en los conciliábulos secretos de los patriotas.


Cuarenta y cinco años después él diría en sus Memorias: “Adolescente aún, apenas salido del Colegio, sentía latir mi corazón de gozo al escuchar por primera vez la expresión calurosa de los autores de una en una, las impresiones de la educación doméstica y escolar, amoldadas a las prácticas de un dominio inveterado, y mi imaginación fascinada con las gratas ilusiones de la primera edad, se transportaba, llena de esperanzas, a la República de Platón”.


Posteriormente viajó a Tucumán donde se vinculó con José de San Martín y Manuel Belgrano, desempeñándose como Oficial Mayor de la Secretaría de Guerra colaborando con San Martín en el planeamiento de la estrategia a seguir en el Ejército del Norte y en la continuación de la Guerra de la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.


Al año siguiente fue secretario del doctor Mariano Moreno durante el viaje a Inglaterra en el cual este falleció.


De regreso a Buenos Aires, en 1812 permaneció en ella brevemente como secretario del Ministerio de Guerra para luego trasladarse a Charcas (actual Sucre) como secretario del gobernador Francisco Ortiz de Ocampo.


La Primera Junta lo enviaría en misión diplomática a Inglaterra donde alternó con San Martín, Alvear, Zapiola que trabajaban por la emancipación continental americana hasta su regreso a Buenos Aires en 1812 para trabajar en la Secretaría de Estado.


Se trasladaría después a Salta para colaborar con Dorrego en la organización de refuerzos a las fuerzas vencidas en Vilcapugio y Ayohuma, al tiempo que El Libertador llegaba a Tucumán para hacerse cargo de esa tropa.


De ahí en más surgió el común denominador de los proyectos entre ambos jefes para liberar de los godos, primero a Chile y después Perú;  nunca hacia al Norte, sino que eligió combinar esperanzas, carencias y audacias por el Oeste y por mar.


Su célebre Memoria, fruto de sus conversaciones con su amigo, el general José de San Martín, fue determinante para que el Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata Juan Martín de Pueyrredón le dio su apoyo para la realización de la campaña del Ejército de los Andes, que permitió la Independencia de Chile y de Perú, siendo reconocido por sus grandes actuaciones.


“Mi Lancero” lo llamaría con cariño el Gran Capitán y junto a él y Pueyrredón constituirían la base firme para las operaciones políticas, militares y aún administrativas de la epopeya continental.


Tomás Guido regresó a Buenos Aires en 1826, en plena Guerra del Brasil. Por entonces, el presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Bernardino Rivadavia, lo nombró Inspector de Armas y en 1827 Vicente López y Planes lo designó Ministro de Guerra, cargo al cual renunció para ocupar el de diputado electo a la Sala de Representantes de Buenos Aires.


Luego fue enviado por el gobernador Manuel Dorrego, como diplomático extraordinario y ministro plenipotenciario junto a Juan Ramón Balcarce ante la corte de Río de Janeiro, suscribiendo en ese carácter la Convención Preliminar de Paz entre el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata, el 27 de agosto de 1828.


Este tratado entre ambos países generó la independencia del Uruguay respecto de ellos.


Luego Guido fue Ministro de Guerra y Relaciones Exteriores en tres oportunidades: primero con Juan Lavalle, luego con Juan José Viamonte y por último con Juan Manuel de Rosas.


Calificado erróneamente como servidor del rosismo, se olvidaron sus contemporáneos que se opuso enérgicamente a la suma del poder público del Restaurador, cuando ya había renunciado como ministro del Primer gobierno rosista en protesta por las persecuciones políticas.


Después de la batalla de Caseros y de la caída de Rosas, el general Justo José de Urquiza lo llamó para colaborar con su gobierno resultando ser, en 1855 senador nacional electo por Provincia de San Juan y en 1857 vicepresidente del Senado de la Confederación Argentina.


Ya con el grado de Brigadier General acompañó en 1859 a Urquiza al Paraguay interviniendo exitosamente en las gestiones pacíficas entre ese país y Estados Unidos, enfrentados por haber este último enviado una escuadra naval con el objetivo de desembarcar en Asunción.


Tomás Guido falleció en su quinta de Buenos Aires el 15 de septiembre de 1866, en la calle Potosí número 426, dejando así viuda a su esposa Doña Pilar Spano.

Hasta 1966 los restos de Tomás Guido descansaron en una bóveda con forma de gruta, construida por uno de sus hijos.


Recién al cumplirse el centenario de su muerte, sus restos fueron trasladados a la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.


El más digno cierre de la reseña de la vida de Tomás Guido son las palabras que dirigiera la hija del Libertador, Mercedes San Martín de Balcarce, a Pilar Spano de Guido:
“Usted, mi querida amiga, pierde al mejor de los maridos; nosotros, al amigo más querido de mi buen padre, al que más apreciábamos y respetábamos; y la Patria, una de sus glorias, y ya uno de los últimos de aquellos hombres heroicos y patriotas que le dieron la libertad y el ser”.

Por otra parte, el vencedor de Chacabuco y Maipú, le decía “Mi querido amigo”; mientras que Urquiza le llamaba “Mi querido general”...


Cabe destacar que el General Tomás de Guido fue un hombre de Mayo y alcanzó, medio siglo después, a vivir los días de la República. No le interesaban los colores políticos, más bien sólo sentía una actitud de acompañamiento hacia el ordenamiento jurídico de la Patria.

guido.html

 

Bibliografía:
Barreda Laos Felipe: “General Tomás Guido. Revelaciones históricas”. Buenos Aires1942.
Pasquali Patricia: “San Martín confidencial”. Editorial Planeta. Octubre 2000.
Más la expuesta en el texto.

Guido, General Tomás. Pasaje. Topografía:
Corre de n. a S. desde 1000 hasta 1599, a la altura de Montevideo 5500; Mendoza5500.
Se le impuso ese nombre por D. 24464 del año 1960.
Recuerda a Tomás Guido (1788 - 1866) quien fuera la persona que conquistó antes que nadie la amistad del Libertador y que se prolongaría alo largo de su vida.