Algunos escritores argentinas del siglo XIX Y XX hicieron un canto vital y profundo surgido de la entraña misma de la tierra interpretando el genuino sentir de sus hombres.
Las razones telúricas dieron un matiz característico a la novela, el cuento o la poesía, a tal punto que elevaron al paisaje a un verdadero papel protagónico condicionado al elemento humano que lo poblaba.
Alcides Greca trasladó a la novela la transformación de la geografía y la sociedad rioplatense al influjo de la colonización primero y de las sucesivas inmigraciones después.
Nacido en San Javier, provincia de Santa Fe en los últimos peldaños del siglo XIX, el 13 de febrero de 1895,como segundo hijo del matrimonio de don Francisco Greca y de doña Magdalena Trucco, inmigrantes de origen italiano y francés, en la localidad de San Javier, Santa Fe.
En la misma ciudad recibió su primera educación, y tuvo como compañeros a los indígenas mocovíes,lo que más tarde influyó en sus trabajos.
Para el nivel secundario se trasladó a la ciudad de Santa Fe, en el Colegio de la Inmaculada Concepción de los jesuitas, y terminando la secundaria en el Colegio Nacional Simón de Iriondo, egresando en la primera promoción de estudiantes de ese nivel.
Desde siempre sintió el río y el monte como suyo tomando contacto con el indio, el criollo y el gringo que habrían de inspirarle sus mejores producciones: “La pampa gringa”, “Sinfonía del cielo”, “”Lágrimas negras”, “Palabras de pelea”, como “Laureles de pantano.”
En 1916 protagonizó un hecho fuera de lo común, como sería filmar el segundo largometraje del país de 35mm. Relatando la última insurrección del indio mocoví ocurrida en 1904 en el norte del territorio santafesino.
Estrenaría al año siguiente en Buenos Aires en el cine Ópera, con un gran despliegue publicitario “El último malón” haciendo que irrumpieran en la sala en forma intempestiva, cuatro indios montados a caballo con atuendos propios taparrabos, arco, flechas y lanza.
Greca con su pluma cantaría también la gesta de la colonización, aquella esperanza, sueños e ilusiones de los inmigrantes que venían a trasmutar la tierra y su sudor en la espiga dorada del cereal que nos da el pan la hostia para la comunión fraterna de los hombres y que muchas veces fueron estafados por la manipulación del modelo agroexportador.
Greca batallando por la libertad, en un medio político hostil, donde había que optar por la obsecuencia o la persecución fundaría diarios combativos de la compleja sociedad de principios del siglo XX, como El Mocoví en 1908, La pura verdad en 1912 en San Javier y El Litoral de Santa Fe.
Sería un ferviente defensor del hombre trabajador de sus tiempos, proclamando que si bien es cierto que el hombre por su dignidad y las necesidades debe trabajar también ese trabajo debe convertirse en un derecho inalienable de ser compensado en la medida de sus esfuerzos.
Greca sería un visionario al decir “que siempre las estructuras políticas quitan y quitarán las herramientas que posibilitan la vida digna de los pueblos”.
Al ser destituido don Hipólito Irigoyen en 1930, Greca ocupaba una banca en la Cámara de diputados de la Nación por el partido irigoyenista y en consecuencia fue confinado en Martín García.
De regreso a su provincia ejercería una cátedra en la Facultad de Derecho en la ciudad de Santa Fe, siempre en franca lucha contra el autoritarismo gozaba de un acrisolado prestigio entre la juventud y sus pares políticos, los radicales de los viejos tiempos.
La vida de Greca sería una eterna lucha, por el indio desposeído de lo suyo, por los inmigrantes no compensados en la medida de sus sacrificios, en defensa de las instituciones perdidas, contra el fraude de los años 30 y por la libertad negada y opacada en los años posteriores.
Cuando el peronismo llegó al poder, sus convicciones le hicieron pensar que entre las viejas y las nuevas fórmulas económicas y sociales propuestas por Perón, podría existir una profunda transformación a favor de la clase trabajadora.
Y aún anciano siguió luchando por un verdadero proyecto de país.
Sus últimos años: Con su esposa, viajó por Europa en el año 1951, debieron regresar antes por el fallecimiento de una nieta.
En 1954, se jubiló como profesor universitario, compró una chacra trasladándose a la ciudad de Oliveros, en donde se dedicó a cultivar su huerta y jardín.
Bibliografía:
Mikielievich Wladimir C: “Alcides Greca” en su Diccionario de Rosario. (Inédito)
Greca. Pasaje. Topografía:
Corre de N. a S. desde 300 Bis hasta 399 Bis – desde 600 Bis hasta 699 Bis, a la altura de French 7400; Vélez Sarsfield 7400.
Se le impuso ese nombre por D. 4669 del año 1977.