La Compañía de Jesús de nuestra Patria ha sido prolífica en materia intelectual. A la figura del Padre Leonardo Castellani, debemos agregarle, entre otros, la del brillante historiador Guillermo Furlong, aunque podemos afirmar, sin temor a equivocarnos que su personalidad y producciones teóricas son disímiles en su forma y contenido, porque abarcan tanto filosofía como historia.
Este Jesuita, produjo obras difícilmente igualable como su monumental “Historia social y cultural de Río de La Plata”, aparecida en tres frondosos tomos a fines de los años 60, es el estudio más importante que ha tenido muestro país del período colonial, abarcando materias como la música, la artesanía, la matemática y la arquitectura, entre otras, tratadas con una erudición que deja sin aliento al lector más avezado.
Nació el 21 de junio de 1889, en el seno de una colonia irlandesa de la localidad de Arroyo Seco, provincia de Santa Fe.
Sus padres, quienes emigraron de Irlanda, fueron Santiago Furlong (nacido en Hayeslan, Condado de Wexford, el 8 de septiembre de 1859) y Anita Cardiff (nacida en Kyle, Condado de Wexford, el 1º de mayo de 1863), católicos que se dedicaban a tareas agrícolas de su propio campo.
En 1891 la familia se trasladó a la ciudad de Rosario donde su padre se desempeñaba como funcionario de jerarquía en la Estación del Ferrocarril Central Argentino.
A los siete años fue inscripto en el Colegio de la Sra. Woods (calle Wheelright) y al siguiente año concurrió al Saint Bartholomeu School (calle Urquiza), donde asistían en su mayoría alumnos procedentes de familias de habla inglesa.
En 1903 ingresó en la Compañía de Jesús en Córdoba y dos años después viajó a España, a estudiar humanidades en el Monasterio de Veruela, ubicado en Aragón.
En 1911 partió a los Estados Unidos y en el Woostock College se dedicó al estudio de las Ciencias naturales y físicas.
En la Universidad de Georgetown, ubicada en Washington D.C., obtuvo el grado académico de doctorado.
Regresó a Argentina y en Buenos Aires donde se desempeñó como profesor en el seminario de Villa Devoto y en el Colegio del Salvador.
En 1920 nuevamente viajó a España, con el objetivo de estudiar teología en Barcelona, ordenándose sacerdote en 1924.
Fue miembro fundador de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina, de la Academia Nacional de Geografía y miembro de número de la Academia Nacional de la Historia de nuestro país.
Estuvo a cargo del Instituto de Historia Argentina y Americana de la Universidad del Salvador desde su creación, en 1966, asesorando también a los jóvenes de la Acción Católica Argentina.
Fue un estudioso de la historia colonial rioplatense. Así lo atestiguan sus obras:
“Los jesuitas y la cultura rioplatense”;
“Cartografía jesuítica del Río de la Plata”;
“Bibliotecas argentinas durante la dominación hispánica”.
“Músicos argentinos durante la dominación hispánica”.”Matemáticos argentinos durante la dominación hispánica”. “Arquitectos argentinos durante la dominación hispánica”;”Médicos argentinos durante la dominación hispánica” más “Artesanos argentinos durante la dominación hispánica”.
En otro orden, su texto sobre el nacimiento y desarrollo de la filosofía en la Argentina sigue siendo una obra de consulta insoslayable para el que quiera indagar sobre el origen de la filosofía por estos lares.
El filósofo cordobés Alberto Caturelli nos informa “que sin las indagaciones del santafesino poco o nada se conocería sobre el saber iniciado por los jónicos”.
Falleció en Buenos Aires, el 20 de mayo de 1974, a los 86 años de edad.
Bibliografía:
Battistoni Gustavo. “Mujeres y Hombres de mi Santa Fe”. Rosario 2013.
Archivum: Revista de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina, Volumen 13, 1979. Pág. 31.
Personalidades religiosas de Buenos Aires. Hombres y mujeres creyentes que dejaron su huella. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Buenos Aires, 2012.
Furlong. Calle. Topografía:
Arteria ubicada en el barrio Fisherton, que corre de N. a S. al E. del Bv. Wilde, en un trayecto que va desde calle Santa Fe hasta la prolongación de la calle Pasco, en la Sección 14 del Municipio, actualmente denominada “Camino de los Muertos”.
Se le impuso ese nombre por O. 5.550 del año 1992.