Siervo de Dios Fray Mamerto de la Ascensión Esquiú nació el 11 de mayo de 1826 en la localidad de Piedra Blanca, provincia de Catamarca. Hijo de Santiago Esquiú, soldado catalán enviado por España al Río de la Plata que combatió en el Alto Perú hasta ser hecho prisionero por los patriotas; su madre María de las Nieves Medina criolla catamarqueña, le impuso el nombre de Mamerto de la Ascensión, en homenaje al día en que nació: San Mamerto. Costumbre muy arraigada en el siglo XIX y hasta mediados del XX.
Desde los cinco años comenzó a usar, por intermedio de su madre, el hábito franciscano que no lo abandonó en toda su vida, como promesa de su delicado estado de salud. Ingresó al noviciado del convento franciscano catamarqueño el 31 de mayo de 1836 y al cumplir 17 años se ordenó sacerdote celebrando su primera Misa el 15 de mayo de 1849.
Se dedicó fervientemente a la educación siendo maestro de niños y catedrático en el Convento a lo cual dedicó mucho entusiasmo además de fervorosas homilías.
Desde muy joven descolló por su talento, humildad y patriotismo. Pronunció una famosa alocución en la catedral de Catamarca con motivo de la jura de la Constitución Nacional (1853), que motivó que fuese llamado oficialmente el "orador de la Constitución".
Luego de la batalla de Caseros donde Rosas desapareció de la escena política al irse a Inglaterra una vez vencido, Urquiza tomó como un compromiso con el país “llamar a una Constitución”.
Así en Santa Fe, los delegados de las provincias, sin la presencia de Buenos Aires sancionaron nuestra Constitución Nacional y el 9 de julio de 1853 Fray Mamerto Esquiú predicó su famoso Sermón de la Constitución, donde pidió concordia y unión para los argentinos, alcanzando trascendencia nacional.
En 1855 fue vicepresidente de la Convención Constituyente de Catamarca, y tres años más tarde obispo de Córdoba. Fundó la revista El Cruzado y otras publicaciones religiosas. En 1956, la Congregación de Ritos del Vaticano inició la gestión de su canonización.
En este discurso Esquiú dejó asentadas muchas verdades, enseñanzas luminosas y una doctrina jurídica y sociológica sólida.
El 28 de marzo de 1854 pronunció un nuevo sermón con motivo de la Asunción de las autoridades nacionales, es decir nuestra Patria contaba con el primer Presidente Constitucional, el General Justo José de Urquiza.
Después de este sermón su fama creció y el 2 de mayo el Gobierno Federal lanzó un decreto por el que se disponía la impresión por separado de los dos sermones patrios y su envío en número suficiente al autor y a todas las autoridades civiles y eclesiásticas de la Confederación, al mismo tiempo que se pedía un ejemplar autógrafo de ambos, para ser depositados en el Archivo Nacional.
Ese mismo año y accediendo a los reclamos populares, es elegido diputado de la Legislatura provincial por el departamento Valle Viejo. Fray Mamerto fomentó, inspiró y ejecutó la industria minera, la creación de la renta pública, la instalación del alumbrado público, la erección de escuelas, la introducción de la imprenta, etc.
En esta parte de su vida asume el periodismo como un modo más de expresión de su personalidad. El primer periódico catamarqueño denominado “El Ambato”, contuvo los primeros ensayos de Esquiú. Artículos sobre la religión y La Patria, La Inmigración, La Educación y otros mostraban sus intereses y su profunda vocación patriótica.
Esquiú además, recalcaba la función de cada uno dentro de la comunidad y para poder cumplimentarla se debía tener en cuenta
1- Saber y Calcular 2- Dedicarse a sancionar lo justo y lo bueno 3 - No flaquear antes las amenazas de la tiranía y el despotismo o ante la seducción de la demagogia 4- Sacrificar las afecciones privadas en aras del bien común .
El 1º de mayo de 1875 dejaba para siempre Tarija, teniendo como meta Catamarca a donde llegó el 21 de setiembre.
El 24 de setiembre le fue solicitado una prédica con motivo de la realización de una misa en acción de gracia por la inauguración de la Convención Constituyente que se abocaba a la reforma de la Constitución Provincial.
El 4 de febrero de 1876, después de finalizar todo lo necesario para cumplir con su proyectado viaje a Tierra Santa, emprendió el recorrido desde Catamarca. Primero Córdoba y después Rosario y el convento histórico de San Lorenzo; de allí se trasladó a Montevideo. Finalmente el 21 de marzo embarco para Europa pasando por Río de Janeiro.
El General de la Orden lo llama a Roma, alejándose el 8 de diciembre de 1877 después de casi un año y medio de estadía en Palestina. La misión que le encomendara el General era el restablecimiento de la vida según el ideal de San Francisco, como un humilde obrero.
Fray Mamerto Esquiú fue consagrado obispo de Córdoba el día 12 de diciembre de 1880, y tomó posesión de su sede episcopal el día 16 de enero del año siguiente aunque siempre creyó no corresponderle la Dignidad episcopal.
Fray Mamerto Esquiú murió humildemente el 10 de enero de 1883 en la localidad catamarqueña de El Suncho.
Mientras sus restos mortales descansan en la catedral de Córdoba, el corazón "incorrupto" del religioso permanece en el convento franciscano de Catamarca.
Los Diarios de la época publicaban:
“Ha muerto no sólo un gran pastor, sino un gran hombre, que iluminó con sus prodigiosos talentos y con la luz de sus conocimientos profundos, el claustro, la Cátedra Sagrada [...] el humilde entre los humildes, que vivía más humildemente aún, ha expirado en un lugar humilde, solitario, privado de todo recurso, rodeado por el misterioso silencio del desierto” (El Eco de Córdoba, 12-1-1883).
“La humildad, la pobreza, el desinterés, la castidad, el sacrificio, el amor al prójimo, la obediencia; las privaciones y los dolores impuestos a su existencia física. Todo ese conjunto que ha prescripto el rito y que pocos tienen presente, estaba encarnado en el fraile catamarqueño” (El Diario de Buenos Aires, 31-1-1883).
Se le impuso ese nombre por O. 3832 del año 1968.
Recuerda a Fray Mamerto Esquiú, que se hizo conocido por su encendida defensa de la Constitución Argentina de 1853.