FAVALORO RENÉ (1923 – 2000)

El más consagrado de los cardiólogos argentinos, René Gerónimo Favaloro nació en 1923 en la ciudad de La Plata (capital de la provincia de Buenos Aires) en  una humilde casa del barrio “El Mondongo”, donde tuvo desde niño una vida extremadamente modesta, junto a sus padres Juan Manuel Favaloro (carpintero) e Ida Raffaelli de Favaloro (modista). 


Siempre estuvo comprometido con el conocimiento, gracias en parte a su abuela materna, que le transmitió su amor por la naturaleza y la emoción al ver cuando las semillas comenzaban a dar sus frutos.


A ella le dedicaría su tesis del doctorado: “A mi abuela Cesárea, que me enseñó a ver belleza hasta en una pobre rama seca”.


Realizó la primaria en la escuela Nº 45 y en el año 1936 comenzó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Rafael Hernández.


Finalizada esta etapa, ingresó en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata y  en  el tercer año de la facultad, comenzó las prácticas en el Hospital Policlínico empezando a tomar contacto por primera vez con los pacientes.


 Desde su vida de  universitario adoptó la  costumbre del médico de familia, volviendo por las tardes con el propósito de controlar la evolución de los pacientes y dialogar con ellos.


Simultáneamente alternaba los estudios con la práctica de fútbol.


En 1949 se graduó de médico en la Universidad de su ciudad natal y trabajó brevemente en el Hospital Policlínico pero de entrada a su carrera tuvo la idea fija de ejercer en un pueblito del interior.


 Fue así que se radicó en La Pampa, en un poblado llamado Jacinto Aráuz, para reemplazar temporalmente al médico local, quien tenía problemas de salud.
Allí ejerció durante doce años, cuyas ideas, vivencias, actitudes y emociones felices narra en su libro “Recuerdos de un médico rural” aunque vivió momentos difíciles por las necesidades sanitarias que encontró.


Llegó a Jacinto Aráuz en mayo del año 1950 y rápidamente trabó amistad con el doctor Rachou, cuya enfermedad resultó ser un cáncer de pulmón, y Rachou falleció unos meses más tarde.


Para ese entonces el doctor Favaloro ya se había compenetrado con las alegrías y sufrimientos de esa región apartada, donde la mayoría se dedicaba a las tareas rurales. La vida de los pobladores era muy dura.


Los caminos eran intransitables los días de lluvia; el calor, el viento y la arenisca eran insoportables en verano y el frío de las noches de invierno no perdonaba ni al cuerpo más resistente. Debido a eso,  Favaloro comenzó a interesarse por cada uno de sus pacientes, en los que procuraba ver su alma.


De esa forma pudo llegar a conocer la causa profunda de sus padecimientos  que él supo sortear con el apoyo incondicional de su esposa y con el arribo de su hermano, Juan José, médico también.


Juntos pudieron compartir la labor e intercambiar opiniones sobre los casos más complicados. Durante los 12 años que ambos permanecieron en la localidad de Jacinto Aráuz fundaron un centro asistencial.


Disminuyó hasta casi desaparecer la mortalidad infantil de la zona, se redujo la desnutrición y la cantidad de infecciones en los partos también médico con quien creó en los dos últimos años de su estadía, una sala de cirugía.

Al poco tiempo crearon un banco de sangre de personas vivas con donantes que se presentaban cada vez que los necesitaban y realizaron charlas comunitarias en las que enseñaban métodos para prevenir enfermedades.

La oportunidad de la Cleveland Clinic
Favaloro se actualizaba con publicaciones médicas y realizaba cursos de capacitación en La Plata. Se interesó por las intervenciones cardiovasculares, que en ese tiempo se estaban empezando a desarrollar, y por la cirugía torácica.


Empezó a ver la forma de terminar su etapa de médico rural y capacitarse en Estados Unidos, los profesores José María Mainetti y Alfonso Roque Albanese le aconsejaron la Cleveland Clinic.


En el año 1962 se radicó en Cleveland (incluso con limitaciones para hablar inglés) y se desempeñó primero como residente y luego en el equipo de cirugía en colaboración con médicos locales, concentrando su trabajo en enfermedades valvulares y congénitas.


Posteriormente se interesó en las cineangiocoronariografías y al estudio de la anatomía de las arterias coronarias y su relación con el músculo cardíaco.
Todos los días, apenas terminaba su labor en la sala de cirugía, Favaloro pasaba horas y horas revisando cineangiocoronariografía y estudiando la anatomía de las arterias coronarias y su relación con el músculo cardíaco.


El laboratorio del Dr. Mason Sones, padre de la arteriografía coronaria, tenía la colección más importante de cineangiocoronariografías de los Estados Unidos.


A comienzos del año 1967 estudió la posibilidad de utilizar la vena safena en la cirugía coronaria, haciendo prácticas con sus ideas en mayo de ese año.


La estandarización de esta técnica, llamada del baipás (del inglés bypass: derivación) o cirugía de revascularización miocárdica, fue el principal trabajo de su carrera, lo que le dio prestigio internacional, ya que el procedimiento cambió radicalmente la historia de la enfermedad coronaria.


 En el año 1970 editó un libro llamado Surgical treatment on coronary arteriosclerosis, que fue también editado en español con el nombre Tratamiento quirúrgico de la arteriosclerosis coronaria.


En el año 1971 regresó a la Argentina, para operar en el Sanatorio Güemes de la Capital Federal, que era liderado por Mauricio Barón como presidente de la institución y por el doctor Luis de la Fuente, en cardiología como experto en cardiología clínica y en la incipiente cardiología invasiva.


El doctor Luis de la Fuente era clave por su formación de excelencia en Estados Unidos y fue fundamental para Favaloro ya que hacía los diagnósticos clínicos y los cateterismos coronarios. Favaloro no operaba si De la Fuente no hacía los diagnósticos y los cateterismos.


Así lo confirmó el futbolista Silvio Marzolini al diario Ámbito Financiero. Posteriormente fue De la Fuente el pionero internacional de la angioplastia con stent y medicamento ―Buenos Aires, año 1999―, de la neoarteria, el seno coronario y las células madre; todos avances impulsados por De la Fuente y con el sueño de Favaloro de desarrollar un centro de excelencia similar al de la Cleveland Clinic.

Fundación Favaloro
Una noche de la década de 1970, en Buenos Aires, un paciente los invitó a cenar a su casa a Favaloro y Luis de la Fuente.


Entrada la madrugada surgió la idea: hacer una fundación. En principio Favaloro no quería que llevara su apellido, pero según palabras del doctor De La Fuente: "Habremos tomado mucho vino, qué sé yo. A René lo han criticado mucho, porque dicen que se puso el nombre. No es cierto: yo fui el responsable: en ese momento él brillaba en todo el mundo, y si queríamos conseguir fondos para hacer la fundación era una forma de atraer. Él no quería. Pero esa noche, con cuatro o cinco vinos aceptó".​

En el año 1975 se fundó con ese propósito junto a otros colaboradores la Fundación Favaloro, que no era sólo una clínica, sino un centro de capacitación donde estudian alumnos de diferentes partes del mundo y donde cada dos años se celebra el congreso Cardiología para el Consultante.


En 1980 creó el Laboratorio de Investigación Básica, manteniéndolo con dinero propio por un largo tiempo, dependiente del Departamento de Investigación y Docencia de la Fundación Favaloro.


En 1992 se inauguró en Buenos Aires el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Fundación Favaloro, una entidad sin fines de lucro.


 Con el lema: “tecnología de avanzada al servicio del humanismo médico”, se brindaban servicios altamente especializados en varias áreas, como por ejemplo, en cardiología, cirugía cardiovascular, en trasplantes cardíacos, pulmonar, cardiopulmonar, hepático, renal y de médula ósea.


Favaloro concentró allí su tarea, rodeado de un grupo selecto de profesionales dejando al Sanatorio Güemes.


El fin de su vida
Hacia el año 2000, Argentina estaba sumergida en una crisis económica y política. Debido a esto, la Fundación Favaloro se encontraba en una difícil situación, como acreedor de grandes deudas del PAMI y otras obras sociales, ​ endeudada en unos 18 millones de dólares estadounidenses, por lo que Favaloro pidió ayuda al Gobierno argentino, sin recibir una respuesta oficial. ​


A causa de lo sucedido, expresaría: “Estoy pasando uno de los momentos más difíciles de mi vida, la Fundación tiene graves problemas financieros. En este último tiempo me he transformado en un mendigo. Mi tarea es llamar, llamar y golpear puertas para recaudar algún dinero que nos permita seguir”.


El 29 de julio del año 2000, el mismo día del cumpleaños de su amigo Luis de la Fuente, nuestro científico decidió  encerrarse en el baño de su casa y dispararse un tiro en el corazón para acabar con los pesares que lo atormentaran.


Tras el desenlace fatal fue de público conocimiento que Favaloro había dejado en su departamento siete cartas cuyo contenido se reveló parcialmente.


 En una de ellas, dirigida a las “autoridades competentes”, dejando en claro que había decidido quitarse la vida, explicando que la crisis económica que atravesaba la Fundación Favaloro había sido el desencadenante de su determinación, expresando que la sociedad argentina necesitaba de su muerte para tomar conciencia de los problemas en los que estaba envuelta.


Favaloro expresaba su cansancio de “ser un mendigo en su propio país”, luego de los reclamos enviados al entonces presidente de la Nación Fernando de la Rúa, en los cuales solicitaba entre otras cuestiones el pago de las deudas millonarias que mantenían con su fundación varias obras sociales, siendo la más abultada la contraída por PAMI.


En otra parte de las cartas, Favaloro escribió:
“¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno! Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica. Lo mismo ocurre con el PAMI.”

 


 

 

Bibliografía:

Favaloro René: “Recuerdos de un médico rural”. Buenos Aires, 1980.

Idem autor. “De la pampa a  los Estados Unidos”. Buenos Aires, 1992.

 

Favaloro. Pasaje. Topografía:

Corre de N. a S.  a la altura de Gorriti 5400.

Carece de designación oficial.

Recuerda al médico argentino René Favaloro reconocido mundialmente por haber realizado el primer bypass cardíaco del planeta.