Durante los siglos XIV XV y XVI en Europa, los juglares entusiasmaban al pueblo y a los nobles, acompañados de instrumentos “cantares de gesta”, como el poema del Cid y de los Infantes de Lara.
En Provenza, al sur de Francia tiempo después nacía la lírica de “los trovadores” quienes en vez de guitarra tañían una cítara o palmoteaban un pandero y al igual que los juglares hispánicos exaltaban en las calles, las hazañas de los grandes señores de la corte.
Los payadores de entonces: “aedas, rapsodas, trovadores o juglares”, criados entre caminos, con el rumor de la voz del pueblo en sus oídos o leyendo a hurtadillas los versos de oro de los antiguos griegos y latinos, todo lo cantaron.
Pasaron los siglos y en América y en nuestra Patria también existieron los cantantes que se llamaron “payadores”, quienes aparecieron en Río de la Plata durante el virreinato.
Nos dice Oscar Tafetánque en febrero de 1777 el virrey Cevallos con su tropa de arcabuceros asediando a los portugueses en la Banda Oriental, también contaba con un payador munido de su guitarra.
Gabino Ezeiza fue un afro-porteño nacido en San Telmo (un antiguo barrio de esclavos) y vivió en una época en la que había un número considerable de afro descendientes negros en la zona del actual Gran Buenos Aires.
Su maestro en la iniciación de la payada, fue el también afro-porteño Pancho Luna.
Repito: Ezeiza fue uno de los más famosos payadores, tanto en su tierra como en el Uruguay.
Negro de presencia altanera, buen mozo, atildado, exhibió sus dotes de payador cantando “Combate de San Lorenzo” y “Los 33 Orientales”, entre otras.
Sus contrapuntos se hicieron famosos y se recuerda el sostenido el 23 de julio de 1884 en el Teatro Artigas de Montevideo con el cantor oriental Juan de Nava presenciado por un numeroso auditorio.
En tal encuentro Ezeiza improvisó allí la que después sería la popular canción Heroico Paysandú, con la cual derrotó a Nava, convirtiéndose en uno de los payadores más importantes de la historia.
El día 23 de julio ha sido declarado "Día del Payador" en todo el territorio de la República Argentina en honor a ese histórico contrapunto.
En la primavera de 1893 vino Gabino Ezeiza a la provincia de Santa Fe cargando una caravana de carromatos portando los elementos para organizar un circo, cruzando el río Salado y pasando por Santo Tomé.
En Santa Fe por entonces, se gestaba una revolución. El gobierno introducía armas disimuladamente. Se realizaban reuniones nocturnas y todos estaban a la espera de una señal para comenzar el levantamiento.
Nuestro payador, radical de alma se confabuló con los santafesinos adictos a la causa y se ofreció para ser el hombre que diera la señal del inicio de la revuelta.
Cuando comenzó la asonada Gabina Ezeiza se apresto a defender sus ideales saliendo a la calle con un fusil.
El movimiento fracasó completamente y Ezeiza fue a parar a la cárcel. Cuando fue puesto en libertad volvió a su oficio de payador, sosteniendo payadas con otros colegas famosos en distintas poblaciones del país.
Otra de sus payadas memorables fue la que tuvo por escenario un teatro de Pergamino, Provincia de Buenos Aires con el célebre Pablo J. Vázquez, en 1894.
Pocos meses antes de morir, en el Centenario de la Independencia Argentina en julio de 1916, Gabino Ezeiza se tomó su última fotografía conocida, en Justiniano Posse, provincia de Córdoba, en compañía de doña Juana Paredes de Quinteros, a la postre también centenaria, junto a su hijo Salvador Quinteros, primer agricultor criollo del sudeste de Córdoba.
Se desconocen los motivos exactos de su presencia en tal evento.
Gardel y Razzano lo conocieron en los comités políticos, en particular, por su actuación en los comités de la Unión Cívica Radical adhiriendo al movimiento liderado por entonces Hipolito Yrigoyen, historia relatada en la película El último payador, cuyo guion fue escrito por el mismo Homero Manzi.
Con este dramaturgo se hizo amigo en la rueda popular del Café de los Angelitos.
A su muerte, el dúo cantó en su homenaje Heroico Paysandú, que años después llevó al disco Gardel.
Su esposa Petrona Peñaloza vendió después a la editorial Longo y Argento de Rosario, cuatro escritos de gran valor por su canto a la patria y gloria radicales.
La muerte lo sorprendió destruido por el alcohol y pidiendo monedas en los cafetines de San Telmo.
Su vida se apagó el mismo día que Irigoyen, su líder indiscutido asumía la Primera Magistratura del país.
Bibliografía:
Carrasco Sansón en artículo del diario La Capital del día 30 de julio de 1984.
Ezeiza. Calle. Topografía:
Corre de N. a S. desde 600 hasta 799 a la altura de Avda. Berhein al 8300.
Se le impuso ese nombre por D. 4673 del 16 de septiembre de 1977.
Recuerda al poeta y payador popular Gabino Ezeiza (1858 – 1916) de ascendencia negra africana, que fue autor de más de quinientas composiciones.