ESQUEL (CHUBUT)
Sus primeros pobladores partieron de Rawson el 27 de agosto de 1891 y después de desafiar el viento desértico y grupos tehuelches nómadas arribaron tres meses después a las montañas con sus carros, enseres y animales.
El conflicto principal entre blancos y aborígenes era la tenencia de caballares.
El lugar de ubicación de la nueva población lo determinó el ingeniero Molinari, cuya apreciación prevaleció sobre la del gobierno respondiendo a las peticiones de los pobladores vecinos de Súnica y otros parajes inmediatos.
El predio trazado por los ingenieros Pignetti y Molinari en un suelo prácticamente horizontal facilitó la erección de ranchos, carpas y casas. La constancia de sus habitantes hizo lo restante.
Según el relato de todos los viajeros y exploradores que estuvieron en la región la alimentación de esa población blanca era muy similar a la de los grupos indígenas carne de avutarda fría en el desayuno, y de guanaco y avestruz en la dieta diaria.
En cuanto a sus costumbres cotidianas, cabe destacar la laboriosidad, vida democrática y pacifismo como el amor por la música que caracterizaba a esos primitivos habitantes de Esquel.
Primitivamente las tropas de carretas lograban hacer en tres meses un viaje redondo de Esquel a Trelew transportando productos, enseres y herramientas de trabajo.
El gran amigo de la Patagonia, el presidente Julio A. Roca deseaba activar la formación de pueblos sureños y por su mandato a principios del siglo XX se tiraron líneas telegráficas que unían Comodoro Rivadavia y Neuquén con Colonia 16 de Octubre, la oficina de operaciones estaba en Súnica.
El encargado telegrafista Menardo Morelli, de motus propio el 25 de febrero de 1906 trasladó el lugar de transmisión desde Súnica a Esquel, considerándose tal fecha como la de fundación del pueblo.
En 1910, el Gobierno Nacional les cedió en propiedad los lotes ocupados por los cincuenta primeros pobladores.
Un hecho definitorio en la economía lugareña fue la llegada del ferrocarril, (que hiciera que con el tiempo Esquel fuera conocida mundialmente) el Viejo Expreso Patagónico La Trochita, ramal que se iniciara después de la Primera Guerra Mundial como parte de unir la Patagonia a través de trenes de trocha angosta de 0,75 centímetros.
Trece años después se creaba la primera municipalidad autónoma.
Nos narra Alba Silva: "Cuando alguien piensa en el paisaje patagónico de inmediato aparece la imagen de bosques con árboles milenarios y cursos de agua cristalina, donde es posible internarse en un ejercicio mental. Esquel, portal a la región cordillerana habitada desde siempre por los mapuches y otros pueblos cuyos nombres se perdieron en el tiempo, es el asiento ideal para iniciar sucesivas excursiones a la Comarca de los Alerces, integrada por el parque nacional del mismo nombre, Cholila, Trevelín y Tecka.
Los lugareños dicen que Esquel, ciudad de unos 28.000 habitantes, es la entrada a la "famosa comarca" donde el visitante puede encontrar lo mismo que uno imagina en un buen cuento europeo: plácidos lagos, bosques espesos y oscuros, ríos inquietos y una policromía infinita en la flora veraniega"
María Pía Strasser en su obra: "Chubut: ensueño y realidad" explica "Esquel está emplazada en las primeras elevaciones de los Andes. Es una típica ciudad cordillerana, con sus montañas con telón de fondo. Orgullosa de sus vecinos, lagos y bosques y de sus rebaños de ovejas finas que la convierten en un centro lanero importante."
Los alrededores de Esquel muestran a los ojos del turista, paisajes de ensueño y de estupendo colorido, verdadero alarde del poder creador de la Naturaleza, verdadera creación del Señor.
Bibliografía:
Strasser Pía L.:"Chubut: ensueño y realidad" Comodoro Rivadavia. 1962.
Silva Alba: " Esquel. A la sombra de árboles milenarios". Diario "La Capital" en su edición del 19 de enero de 2003.
Esquel. Pasaje. Topografía:
Corre de N. a S. desde 4500 hasta 4599, a la altura de Villarino 3300, paralelo a Ovdio Lagos 4200. Barrio Acindar.
Se le impuso ese nombre por Decr. 19.381 del año 1956.
Recuerda al territorio de mapuches, la patagonia norte que tuvo como visitantes en los siglos anteriores a Charles Darwin y el emblemático perito Moreno.
Con anterioridad se denominó calle VI.