Rosario fue revelando a través de su historia inquietudes musicales que evidenciaban el anhelo de los rosarinos por desarrollar el acervo cultural de sus vecinos.
Es indudable que el despertar cultural fue más lento que la evolución económica, porque cuando en la ciudad el loteo era explosivo, dando paso a una verdadera manía constructiva. De tal suerte que el diario “El Orden” - de Santa Fe- registró en 1855 que “las calles son a cordel y se hallan obstruidas por los materiales de construcción que se levantan cada día como hongos en los prados” y cuando los campos se compraban, se subdividían, se alquilaban y se colonizaban multiplicándose la población, no faltaron entusiastas y denodados propulsores de manifestaciones artísticas y particularmente, musicales.
A mediados del siglo XIX se realizaban conciertos y espectáculos públicos en el café de Peyrano en la calle Comercio (hoy Laprida).
En 1856 se inauguró la primera sala teatral, paupérrima porque era de madera, sobre calle Puerto (hoy San Martín) casi esquina Santa Fe., donde se exaltaba el buen canto e instrumental de cámara.
Las bandas de música – asiente el historiador Rafael Ielpi – eran parte de las recreaciones rosarinas entre fines del siglo XIX y principios del XX.
En el 1900, La Capital comenta los conciertos nocturnos en las confiterías Los Dos Chinos, de San Martín y Rioja y La Perla en Córdoba esquina Maipú, presenciado por un nutrido auditorio.
El compositor José María Escalante se radicó en Rosario en 1880.
Según un diario porteño decía:”El profesor José María Escalante establecido en Rosario hace algún tiempo ha dado un nuevo impulso al movimiento musical de aquella ciudad”. Su esposa, Isabel Martínez de Escalante, fue una renombrada soprano chilena de relieve internacional, y su hijo Luis Escalante, nacido en Santiago de Chile en 1864, fue discípulo de Rampazzini en Milán (1883) y primer violín en teatros de Europa y América.”
En maestro nacido en San Salvador en 1840, a los diez años acompañó a su padre también violinista en Chile. Hecho que marcó su vocación por esa excelsa manifestación artística como es la música.
En ese país, aún adolescente lograría sus primeros éxitos con las composiciones Mercedes (polka) y Emilia (mazurka), más La ramilletera (chotis).
En nuestra ciudad su mayor propósito fue hacer que la música no fuera exclusiva de pocos sino al alcance de muchos, aún de jóvenes sin recursos como para pagar su labor didáctica.
En nuestra ciudad fundó la Asociación musical “Santa Cecilia”, logrando que algunos egresados participaran en certámenes de la Capital Federal.
Instituto en el que se formó Luisa Tetrasini, nacida en Italia , pero arribada a rosario desde muy niña. Reconocida sus dotes de excepcional cantante formada en la impecable escuela Escalante, fue llevada por su padre de vuelta a Italia a perfeccionarse en la técnica operística y escena dramática, logrando ttriunfar en múltiples escenarios europeos.
Tambiénel maestro Escalante formó la artista rosarina Amanda Campodónico, quien en París fue elegida como “la prima donna” en la obra Sansón y Dalila., triunfando también en teatros europeos.
Su propia hija, Clarissa, aunque con muy poca voz llegó a ser reconocida una soprano de trascendencia, al actuar en el teatro Colón de Buenos Aires.
Los compañías de ópera que nos visitaban ofrecían oportunidades a los artistas locales formados en la Academia Escalante.
Como compositor figura un Himno a la Paz, dedicado al general Julio A. Roca y a don Germán Riesco, a la sazón, presidente de Chile, música escrita para solistas, coro y piano, basada en motivos propios de los himnos nacionales de Argentina y Chile, sobre letra de A. González del Solar.
Entre sus obras, compuso “Un recuerdo, vals y varios estudios de concierto para coro y piano, páginas religiosas y otras de distinto carácter que fueron acogidas como muy selectas en los salones rosarinos durante las postrimerías del siglo XIX.
Falleció en nuestra ciudad, el 11 de junio de 1911.