DUMONT SANTOS ALBERTO (1873 – 1932)

El deseo de los hombres de surcar el espacio debe buscarse en la más remota antigüedad. Así lo prueban los mitos griegos de Dédalo y su hijo Icaro que nos presentan a éstos huyendo de Creta provistos de alas de cera que les permitía remontarse. Icaro por no seguir los consejos de su padre se acercó demasiado al sol y al derretirse sus alas, cayó al mar.

Aún en tiempos de la Edad Moderna el hombre tuvo fantasías de poder volar, más ninguna llegó a una realización ni aproximación práctica.

Puede decirse que la primera invención realmente seria fue la de los hermanos Montgolfier que lograron elevar un globo lleno de aire caliente y después de modificaciones y ensayos lograron que un globo lleno de aire caliente se levara por los aires por vez primera, conduciendo cuatro tripulantes: Rozier, el Marqués de Arlandes y los mecánicos Robert , el 1° de diciembre de 1783.

Después un tal ingeniero y notable inventor Giffard fue el primero que dotó a un aerostato de una máquina de vapor de tres caballos de fuerza que accionaba un propulsor y aunque su invención no dio resultado, abrió el camino a nuevas tentativas de vuelo más o menos promisorias.

Este audaz aeronauta había nacido en 1873 en Santa Lucía do Río das Velhas y una vez terminados sus estudios secundarios en San Pablo encaminóse a París donde emprendió la construcción de un globo de forma esférica al que dotó de un motor accionado por una hélice , que llamó “Brasil”.

Alentado por su primer éxito, Santos Dumund emprendió un largo camino construyendo más de catorce modelos de dirigibles cada vez más perfeccionados.

Con su segundo modelo “La Música” ganaría el premio instituido por el Aero Club de Francia con el que consiguió mantenerse en el aire durante 23 horas, alcanzando una altura superior a la lograda por cualquier globo hasta entonces. Prosiguió en la construcción de dirigibles hasta que derivó su quehacer hacia aparatos más pesados que el aire, época que encauza su ingenio hacia la construcción de aeroplanos.

Transcurrieron casi quince años hasta que el piloto brasileño Alberto Santos Dumond se aprestara a transformar los sistemas de vuelo mecánico conocidos hasta entonces.

La creación consistía en una suerte de alas de cuatro metros de envergadura con más de 300 plumas de pelícano montadas sobre bisagras de magnesio – metal muy liviano pero de una sorprendente resistencia pesando alrededor de un cuarto de gramo. Alas articuladas por dos motores de 25 H. P. que desarrollarán en el aire el mismo ritmo que las alas de las aves, estando complementadas en su mecanismo por un dispositivo que mediante el uso de los pies permitirá al portador de las mismas apoyar su movimiento en el aire.

En esa nueva actividad donde alcanzó éxitos significativos, el 23 de octubre de 1906 en Bagatelle, Francia con un aeroplano elevóse en un espacio de 25 metros, quebrando el escepticismo de la gente de la época.

Esa realización de Santos Dumond llegó a ser de gran envergadura ya que pudo positivamente marcar el comienzo de una de las aspiraciones más acariciadas por el hombre desde la misma antigüedad, ya que se sabe que Leonardo Da Vinci fue en su tiempo uno de los primeros que soñara en la posibilidad de cruzar los espacios a semejanza de las aves.

Durante los años siguientes no cesó de construir varios modelos distintos de aparatos, hasta un pequeño monoplano que denominó “Demoiselle” con el que obtuvo en febrero de 1909, el récord mundial con una marcha de 70 km. por hora.

En 1922, invitado por don Alfredo Rouillón, creador del Aero Club de Rosario, por su presencia en la ciudad, se suscribió un decreto por el cual un predio de Alberdi llamaríase Santod Dumont, aunque el nombre oficial de la plaza recién le fue impuesto en 1939.

Rodeado por el reconocimiento del mundo como un tenaz y arrojado luchador de la aeronavegación, vivió hasta los 59 años. Falleció en París el 24 de julio de 1932.

 

Bibliografía:

Diario La Capital. 22 de agosto de 1928.

Caras y Caretas . Año XXXV. Revista N° 1785.

Dumont Santos . Cortada. Topografía:

Corre de E. A O. desde 1200 hasta 1599, desde la calle Mendoza hasta Montevideo entre las calles Gutemberg y Carriego.

Carece de designación oficial.

Recuerda a Alberto Santos Dumont, (1873-1932) precursor de la aeronavegación mundial.