Rafael del Riego y Flórez nació el7 de abril de 1784, en el seno de una familia hidalga asturiana. Tras graduarse por Leyes y Cánones en la Universidad de Oviedo en 1807, se trasladó a Madrid, donde se alistó en la Guardia de Corps.
En 1808, con la invasión francesa de España, el general Murat lo envió prisionero a El Escorial, de donde logró escapar. Se fugó hacia Asturias, donde su padre había sido nombrado miembro de la Junta Suprema de Asturias.
Iniciada la Guerra de la Independencia, el 8 de agosto de 1808 ascendió a capitán en la división del general Acevedo y al poco tiempo fue nombrado su ayudante.
El 10 de noviembre de 1808 tomó parte en la batalla de Espinosa de los Monteros (Burgos), en la que las tropas españolas sufrieron una importante derrota.
Intentando proteger y salvar la vida del general Acevedo, fue hecho prisionero el 13 de noviembre de 1808 y después deportado a Francia, donde conoció las teorías liberales más radicales.
Posteriormente fue liberado y entró en contacto con la masonería en Francia. Viajó también por Inglaterra y Alemania, y en 1814 retornó a España, reincorporándose al ejército con el grado de teniente coronel. Juró la Constitución de 1812 ante el general Lacy antes de que fuera derogada por Fernando VII.
Tras la restauración absolutista y durante la primera etapa del reinado de Fernando VII, llamado sexenio absolutista (1814-1820), Riego se hizo masón. Posteriormente, conspiró junto a otros liberales para reinstaurar la Constitución de 1812.
En 1819, se reunió en Andalucía un ejército destinado a sofocar la sublevación de las colonias en América de las provincias de Ultramar. Riego estaba al mando del 2º Batallón Asturiano. Varios oficiales habían decidido aprovechar aquella ocasión para proclamar la Constitución de 1812. Riego, uno de los comprometidos con el movimiento, se alzó en Las Cabezas de San Juan (Sevilla) el 1 de enero de 1820.
Allí arengó a los suyos con una proclama, al parecer redactada por Alcalá Galiano, que decía:
España está viviendo a merced de un poder arbitrario y absoluto, ejercido sin el menor respeto a las leyes fundamentales de la Nación. El Rey, que debe su trono a cuantos lucharon en la Guerra de la Independencia, no ha jurado, sin embargo, la Constitución, pacto entre el Monarca y el pueblo, cimiento y encarnación de toda Nación moderna. La Constitución española, justa y liberal, ha sido elaborada en Cádiz, entre sangre y sufrimiento. Mas el Rey no la ha jurado y es necesario, para que España se salve, que el Rey jure y respete esa Constitución de 1812, afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles, de todos los españoles, desde el Rey al último labrador (...)
Sí, sí, soldados; la Constitución. ¡Viva la Constitución!
El 7 de marzo de 1820, el Palacio Real de Madrid fue rodeado por una gran multitud. A pesar de que, según parece, el rey hubiera podido contar con la adhesión de tropas suficientes para hacer frente a los sublevados, consultado el general Ballesteros, al mando del Ejército del Centro, declaró que no podía responder de la tropa.
Entrada ya la noche, el rey se decidió a firmar un decreto, en el que declaraba que, de acuerdo con “la voluntad general del pueblo”, se había decidido a jurar la Constitución.
El nuevo gobierno liberal nombró a Riego mariscal de campo y poco después capitán general de Galicia. No llegó a ocupar este puesto porque fue destituido con motivo de su visita a Madrid (agosto-septiembre de 1820), acusado falsamente de republicanismo. Sin embargo, los vaivenes políticos le llevaron a ser nombrado, en noviembre de 1820, capitán general de Aragón, por lo que se trasladó a Zaragoza.
El 4 de septiembre de 1821, tras el complot republicano de Cugnet de Montarlet, fue destituido de la capitanía general, destinado a Lérida y después a Castellón de Farfaña.
Su popularidad era enorme y su retrato era paseado por las calles madrileñas.
En marzo de 1822, fue elegido diputado por Asturias, siendo designado presidente de las Cortes Generales, bajo un gobierno dominado por los liberales exaltados, que condujeron a los moderados, dirigidos por Francisco Martínez de la Rosa, a la oposición.
Aunque era muy respetado, los que apoyaban al Antiguo Régimen le acusaban de haberse endiosado y de haberse enriquecido de forma oscura.
Riego marchó a Cádiz, donde se sumó a la mayoría liberal de las Cortes Generales para organizar la resistencia y votar la incapacidad del monarca. Los liberales se sentían perseguidos y traicionados por el absolutismo intransigente del monarca.
También intentó reorganizar la resistencia en Andalucía, en calidad de general en jefe del III Cuerpo de Ejército e hizo frente a los franceses.
El 14 de septiembre, durante la llamada “batalla de Jódar” (Jaén) fue derrotado. Malherido, trató de huir.
El 15 de septiembre fue traicionado, abandonado por sus tropas fue hecho prisionero en un cortijo próximo a la localidad jiennense de Arquillos y trasladado a la cárcel de La Carolina.
El 7 de noviembre de 1823, Rafael del Riego, hundido moral y físicamente, fue arrastrado en un serón hacia el patíbulo situado en la plaza de la Cebada en Madrid y ejecutado por ahorcamiento y posteriormente decapitado, entre los insultos del público.
Benito Pérez Galdós en El terror de 1824 le dedica las siguientes líneas: “Un noble morir habrá dado a su figura el realce histórico que no pudo alcanzar en tres años de agitación y bullanga… la retractación del héroe de las Cabezas fue una de las más ruidosas victorias del bando absolutista… Aquel hombre famoso, el más pequeño de los que parecen ingeridos sin saber cómo, en las filas de los grandes, mediano militar y pésimo político, prueba viva de las locuras de la fama y usurpador de una celebridad que habría encuadrado mejor a otros caracteres y nombres condenados hoy al olvido, acabó su breve carrera sin decoro ni grandeza”.
Fue uno de los grandes defensores de las libertades civiles en España, convirtiéndose en el mártir por excelencia de la represión política ejercida por el absolutismo.
Bibliografía:
Ramos Oliver, Francisco (2012). «La trayectoria militar de Rafael del Riego. Revista de historia militar 112: 297-322. ISSN 0482-5748.
Bahamonde Magro, Ángel; Martínez Martín, Jesús A. (2005). Historia de España. Siglo XIX (4.ª edición). Madrid, España: Ediciones Cátedra. p. 640. ISBN 84-376-1049-4.
De Riego. Pasaje. Topografía.
Corre de N. a S. a 100 metros al Sur de Arijón 400.
Recuerda a Rafael de Riego y Flórez (1784-1823): militar y político liberal español, quien dio nombre al famoso himno decimonónico conocido como himno de Riego, adoptado por los liberales durante la monarquía constitucional y, más tarde, por los republicanos españoles.