CURZIO CÉSAR
La población de Rosario, desde antes de su declaración de ciudad contaba con un abasto de hortalizas, verduras y frutas suministradas por un grupo de quinteros afincados en sus zonas aledañas y dentro mismo del poblado – así informa el diario La Capital en su edición del Centenario (15 nov. 1967.)
En los predios de Las Chacras del Rosario, del Bajo Hondo, del Saladillo de la Horqueta, del Arroyo del Ludueña eran los lugares de donde más provenían productos hortícolas, lugares situados en la parte sur, sudoeste y noroeste de la modesta villa.
Se estaba creando el “cinturón verde” que con el andar del tiempo llegaría a convertirse en el conglomerado de quintas que no sólo abastecería al mercado local, sino a otros puntos cercanos de la región.
Viejos documentos y versiones orales precisan que desde siempre la producción agrícola se sobrepuso a la ganadera en el Pago de los Arroyos.
Ya declarada ciudad, los historiadores ubican a José Curzio con extensas quintas cultivadas en las actuales calles Mendoza y Callao mientras que en 1860 José María Pita, un pionero de los trabajos de empedrado al dirigirse al Jefe Político de Rosario le presenta una atrayente visión de progreso, invitándolo a reconocer “que en dos años más, se hallarán todos los terrenos incultos de las inmediaciones, poblados por labradores y que la agricultura de este departamento tomará un desarrollo rápido extendiendo y aumentándose estos establecimientos de agricultura”.
La población de Rosario, desde antes de su declaración de ciudad contaba con un abasto de hortalizas, verduras y frutas suministradas por un grupo de quinteros afincados en sus zonas aledañas y dentro mismo del poblado – así informa el diario La Capital en su edición del Centenario (15 noviembre de 1967).
Por la misma fecha don Francisco de Bernard, maestro y profesor de bastón originario de Turín (Italia) era dueño de una quinta ubicada en la actual calle Córdoba entre Corrientes y Paraguay.
La venta de los frutos de la tierra se vendían en las ferias callejeras, es decir del productor al consumidor.
Desde principios hasta mediados del siglo XX la actual plaza Libertad y sus alrededores fueron eje de la principal feria de frutas y verduras de la ciudad gracias al arduo trabajo de los quinteros u horticultores dentro de la geografía urbana.
La Comisión Especial de Nomenclatura y Erección de Monumentos del Concejo Municipal, el día 9 de junio de 2003, tomó en consideración un proyecto de ordenanza mediante el cual se propuso imponer nombres a calles del Barrio Hume, agradeciendo la acción de los trabajos que hubieron realizado los precursores de los cultivos agrícolas.
Atendiendo a un pedido solicitado por los vecinos de dicho barrio (ex Estación El Gaucho, altura Av. Arijón al 4400, zona sudoeste de la ciudad); dentro de la zona se le impuso a las calles, nombres de esos destacados vecinos como reconocimiento a su trayectoria en vida, a favor de la comunidad.
Se aprobó la denominación de Dr. Ricardo Caballero; profesor Julio Bello, Manuel Gutiérrez, y en particular, los nombres de Juan Baltuzzi y César Curzio.
También la denominación Vicente Medina, poeta murciano que se radicó en Rosario en 1908, rescatando en sus escritos las huertas y jardines de su comarca natal.
Estos últimos junto a Manuel Gutiérrez integraron, el núcleo original del barrio y que dedicados a la horticultura supieron conformar la comunidad original de la zona, donde sus descendientes siguen teniendo establecidas sus residencias.
El barrio es un claro ejemplo de la cultura del trabajo que caracteriza a nuestra ciudad.
Actualmente dentro de este barrio se encuentra el Monte Caballero, un oasis verde en peligro, ya que es víctima de comerciantes de leña.
Es un predio de diez hectáreas con un arbolado único, un patrimonio a cuidar y recuperar para nuestra ciudad.
Bibliografía:
Mikielievich, Wladimir C: “Quintas y chacras” en su diccionario de Rosario (Obra inédita).
Curzio. Pasaje. Topografía:
Corre de N. a S. desde la calle Lamadrid hasta Señora del Rosario.
Se le impuso ese nombre por O.7535 del año 2003.
Recuerda al horticultor César Curzio, quien se destacó al promocionar con su incansable actividad el cultivo de hortalizas que muchos desconocían.